Almudena Fernández Madrid | viernes, 09 de diciembre de 2016 h |

Pilar Rodríguez Ledo, responsable de investigación de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), asume ahora también una de las vocalías de la Comisión Nacional de Medicina de Familia. En este marco, explica a GM las dificultades que atraviesa la especialidad en lo que se refiere a la formación de los futuros médicos del primer nivel asistencial.

Pregunta. ¿Cuáles son sus retos en este nuevo cargo?

Respuesta. Son los retos de toda la medicina de familia y de las sociedades científicas de la especialidad. Estamos en un momento delicado, de cambios, donde se avanza hacia la troncalidad, todo el cambio de la formación sanitaria especializada y, dentro de la troncalidad y el tronco médico, hay que establecer el papel que ha de jugar la medicina de familia que, obviamente, como el resto de las especialidades generalistas, es muy importante. Nuestro reto es la defensa de este papel primordial en la formación de los residentes para que tengamos los especialistas mejor formados posible.

P. ¿Cómo es la formación de los médicos de familia actualmente? ¿Qué se debe mejorar con este nuevo modelo?

R. Es una pregunta difícil cuando se trata de la medicina de familia, porque cuando se habla de troncalidad estamos refiriéndonos, como decía antes, a formación generalista, y la especialidad de medicina de familia tiene una formación generalista acreditada por muchos años en los que ha habido evaluaciones de unidades docentes, de satisfacción, de competencias, etcétera. Por todo ello, realmente el reto no es por los cambios que podamos implementar en nuestro nuevo programa que ya, en sí mismo, es el generalismo por excelencia, sino los cambios que pueden sobrevenir de que el resto de especialidades colaboren con la formación generalista y, sobre todo, lo que podemos aportarle a las especialidades que no tienen formación generalista junto con medicina interna, geriatría y el entorno de formación de la urgencia. Sí tenemos una preocupación primordial y es que, puesto que tenemos un programa basado en esa formación generalista, no podemos perderla. Cualquier cambio tiene que ser para mejorar y avanzar.

P. Faltan plazas en el MIR de medicina de familia y no se suelen seguir los criterios de la Comisión Nacional de la especialidad, ¿qué está fallando?

R. Es un problema complejo que si no se soluciona es porque tiene múltiples aristas en las que enfocar. Las recomendaciones que da la Comisión Nacional de la especialidad se basan en un estudio detallado de la situación en la que está la medicina de familia y, en global, la AP. Muchas veces este papel técnico de asesoría es difícil de congeniar con otros y otras decisiones que se establecen a otro nivel en los ministerios, que no son tan técnicas sino más políticas. Además de no tener en cuenta las recomendaciones, nos está abocando a una situación en la que difícilmente vamos a tener médicos de familia que puedan suplir las ausencias de las plazas que van a quedar descubiertas por jubilaciones.

P. Es además de las últimas especialidades que completan sus plazas de médicos residentes, ¿cómo puede revalorizarse la AP?

R. Desde todas las sociedades científicas y desde SEMG en concreto estamos hartos de decirlo, esto es un continuum que viene desde que el estudiante se inicia en un grado de información sanitaria, no se puede elegir aquello que no se conoce, entonces tenemos que abordar esto haciendo que los estudiantes conozcan durante su estancia en la universidad la medicina de familia, qué hace, para qué sirve, cuál es su modo de trabajo. No es una cuestión de no darle valor, sino de desconocimiento absoluto. No es normal que abarcando el mayor porcentaje de profesionales de cualquier especialidad sanitaria, resolviendo el 90 por ciento de los procesos asistenciales y siendo la puerta de entrada del sistema, sigamos sin ser conocidos por los estudiantes.

P. Hay además pocos profesores que sean médicos de AP, ¿deberían cambiarse los criterios para acceder a estas plazas?

R. A veces las normas no avanzan a la misma velocidad que la lógica. A nadie le parecería razonable que la asignatura de cardiología la esté dando alguien que no tenga formación en cardiología, y digo cardiología como digo anestesia o microbiología. Sin embargo, todavía no hemos reparado en que no es lógico que alguien que no sea médico de familia dé la formación de esta especialidad. Obviamente, tienen que cambiar los criterios para que se pueda presentar como profesor el perfil adecuado para cada una de las asignaturas. Creo que está fuera de toda duda que un cardiólogo tiene que impartir la asignatura de cardiología y un médico de familia la de medicina de familia, sin detrimento de que haya otros perfiles profesionales que conozcan algo de la medicina de familia, que eso nadie lo niega y, además, es deseable que sea así, por eso surge la troncalidad, pero el perfil propio tiene que ser el específico de la titulación.

P. Sin embargo, ¿está mejorando la relación entre medicina de familia y universidad?

R. Ni todo es blanco, ni todo es negro. Nos gustaría que las cosas fueran más rápidas, la sociedad evoluciona a un ritmo distinto al de la universidad, pero que se van dando pasos. Nos tenemos que mentalizar de que si las cosas deben ser de otro modo, no hay más remedio que cambiarlas. No valen paños calientes, lo creemos o no lo creemos, y si creemos que tiene que ser de otro modo hay que dar los pasos para cambiarlo. Además, los médicos de familia estamos dispuestos para poder dar este paso.