GM Madrid | viernes, 27 de abril de 2018 h |

Esta semana se celebra el Día Mundial del Asma, una patología respiratoria de carácter crónico y preocupante que impacta de forma notable en la calidad de vida de quienes la padecen y la de su entorno.

La enfermedad, que se caracteriza por la inflamación y obstrucción de los bronquios, impidiendo que el aire llegue correctamente a los pulmones, afecta en todo el mundo a aproximadamente el 5 por ciento de la población o más de 350 millones de personas, y solo en España presenta una prevalencia de 3 millones de personas. De esta cantidad, el 10 por ciento son niños de entre 6 y 7 años y el 9 por ciento adolescentes de entre 13 y 14 años, siendo la patología infantil que más hospitalizaciones y más ausencias escolares provoca.

En el marco del Día Mundial, los expertos ponen sobre la mesa los principales indicadores que arroja la patología, tan relevantes como un infradiagnóstico del 50 por ciento de los pacientes y un mal control de los síntomas en entre un 60 por ciento y un 70 por ciento de los casos. En este plano, en nuestro país se estima que, de las personas diagnosticadas con asma grave, en torno a las 80.000 no lo tienen bien controlado. Actualmente, hay tratamientos que con un diagnóstico apropiado permiten controlar la enfermedad, pero no existe cura.

Una encuesta realizada recientemente por Novartis a 1.333 pacientes, reveló que el 94 por ciento de los pacientes con asma alérgica grave (incluyendo a niños y a adultos) son incapaces de controlar su enfermedad completamente. Además, la investigación detectó una discrepancia significativa entre el control del asma “percibido” y el “real”, de modo que casi la mitad (46 por ciento) de los pacientes encuestados se consideraban “controlados”, lo que supone una diferencia importante con el 6 por ciento de los pacientes que se consideraron “realmente controlados”.

En este plano, Lorena Soto Retes, alergóloga del Servicio de Neumología y Alergia del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, afirma que “dar a conocer la enfermedad es el primer paso para alcanzar un diagnóstico correcto. Si el paciente no está diagnosticado, no puede llevar un tratamiento adecuado. Hay muchos asmáticos que no saben que tienen asma porque relacionan sus síntomas con rinitis alérgicas, bronquitis o catarros. Esta situación puede suponer un mayor gasto sanitario, porque el coste del asma no controlada puede llegar a ser 10 veces mayor que el del asma controlada. El asma conforma el 2 por ciento del gasto sanitario en España”.

El asma afecta notablemente a la calidad de vida tanto de los pacientes y de su familia como de la sociedad, debido a su naturaleza crónica y al elevado coste socioeconómico que implica. En este sentido, la mitad de los pacientes participantes en la encuesta (51 por ciento) determinaron que el asma afecta negativamente a su autoestima y se reveló que al 50 por ciento se le había diagnosticado alguna patología psicológica a causa del asma: ansiedad al 40 por ciento y depresión al 28 por ciento Después de la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), el asma es la enfermedad respiratoria que causa mayor número de días de absentismo laboral. Soto pone sobre la mesa cinco áreas clave a la hora evaluar la calidad de vida de los pacientes: “los días de colegio perdidos, en edad infantil, y los días de trabajo perdidos, en la edad adulta; la disminución de la actividad normal en el hogar, el trabajo, la escuela, el ejercicio o el ocio; la alteración de sueño; la modificación de los planes de actividades de los cuidadores, y la carga propia de la enfermedad”.