GM Madrid | viernes, 07 de abril de 2017 h |

En el marco del Día Mundial de la Salud, que este año está dedicado a la depresión, los médicos de atención primaria de Semergen reclaman su papel en la detección y tratamiento de esta patología, cuya prevalencia gira entre el 9,6 y el 20,2 por ciento en el primer nivel asistencial.

Vicente Gasull, coordinador del Grupo de Trabajo de Salud Mental de Semergen, explica que su papel es primordial “ya que por la continuidad y la longitudinalidad de la atención que prestan en sus consultas, se encuentran en una situación privilegiada para detectar cambios significativos en los comportamientos y en los estados de humor del paciente”. “Estas variaciones de conducta son las que nos hacen sospechar que algo no va correctamente y, por lo tanto, nos permite establecer y profundizar en su diagnóstico”, indica el facultativo.

No obstante, desde Semergen se admiten las dificultades para realizar un diagnóstico. Según la OMS, una de las razones por las que los pacientes con depresión no siempre comunican su estado es debido al estigma social que todavía sigue persistiendo sobre la salud mental. A día de hoy, esta enfermedad continúa considerándose como una debilidad del carácter y los pacientes tienen miedo de que se les “etiquete” como enfermos mentales.

Por ello, resulta habitual que el paciente acuda a la consulta exclusivamente por síntomas somáticos (dolores en múltiples localizaciones, síntomas gastrointestinales, entre otros) que, en realidad, son consecuencia directa de la enfermedad. De hecho, la probabilidad de que las personas con depresión presenten dolor crónico o un problema gastrointestinal es entre 2.6 y 2.1 veces mayor que las personas que no la padecen la enfermedad. Esta situación motiva complicaciones y retraso en el verdadero diagnóstico de la depresión.

“La depresión es una entidad infradiagnosticada. Esto lleva a que no se comunique a tiempo y, una vez que se hace, la mayoría de las veces la enfermedad está en un estado tan evolucionado que dificulta su tratamiento”, apunta el coordinador de Semergen.

Dos preguntas clave

Cuando los pacientes presentan una sintomatología que no es totalmente ajustada a los efectos directos de la enfermedad por la que acuden a la consulta, los médicos de primaria realizan un breve cuestionario de dos preguntas para el cribado de la depresión (basadas en la Entrevista Neuropsiquiátrica Internacional MINI).

Estas preguntas fueron desarrolladas teniendo en cuenta la falta de recursos y de tiempo que se dispone normalmente en las consultas. Las dos cuestiones son: “en el transcurso de las dos últimas semanas, ¿se ha sentido particularmente triste, decaído/a, la mayor parte del tiempo, a lo largo del día y esto casi todos los días?”; “en el transcurso de las dos últimas semanas, ¿ha tenido, casi todo el tiempo, sentimiento de no tener ganas de nada, de haber perdido el interés o el placer en cosas que habitualmente le agradaban?”.

Este pequeño test explora los dos síntomas principales de la depresión: tristeza y falta de energía, y una respuesta afirmativa a cualquiera de ellas pone en situación de alerta al profesional sanitario sobre la depresión y un posible riesgo de suicidio. Por ello, posteriormente se realiza una entrevista clínica estructurada y adecuada que permite hacer un correcto diagnóstico.

El médico de familia aconseja a las familias

Semergen aconseja que es bueno y sano que los familiares y amigos estén informados sobre la enfermedad, evitando caer en falsas creencias, y recuerda que la positividad es fundamental para apoyar al paciente, creando un clima de confianza y seguridad en su recuperación.

“También es importante tener cuidado con lo que se le dice al paciente, ya que muchas veces se le dan consejos difíciles de cumplir como “has de esforzarte y poner de tu parte”. Esto puede generar sentimientos de culpa en el paciente y que se sienta más infravalorado”, señala el Gasull.

Por otro lado, los familiares deben recordar que la depresión tiene tratamiento eficaz y que este hará que el paciente pueda reiniciar progresivamente la actividad social y laboral. No obstante, hay que estimular al familiar a realizar pequeñas actividades, acompañándole en ellas.

Para finalizar, se recomienda paciencia con el paciente ya que este mejorará gradualmente. Por ello, se recomienda que se retrasen la toma de decisiones importantes hasta que la depresión mejore.