Sandra Pulido Madrid | viernes, 01 de febrero de 2019 h |

La necesidad de formación de los especialistas en los procesos de inhibición de las vías JAK es una cuestión innegable ya que se plantean como el futuro de la innovación en el área de enfermedades inflamatorias. Así lo ha resaltado a GM Alejandro Balsa, del Hospital Universitario La Paz de Madrid, con motivo de una nueva edición del programa de formación JAKAcademy, organizado por Pfizer, para especialistas en reumatología e inflamación.

Hay cuatro enzimas Janus Quinasa (JAK) conocidas: JAK1, JAK2, JAK3 y Tyk2. Las citoquinas dependientes de la actividad enzimática JAK se han visto implicadas en la patogénesis de numerosas enfermedades inflamatorias y autoinmunes.

“Para los reumatólogos la experiencia del tratamiento de los inhibidores de las JAK es limitada porque apenas llevamos un año y es un campo en el que están apareciendo novedades constantemente en cada congreso europeo o americano”, afirma el reumatólogo.

“Por ello es tan importante, ya que desde el punto de vista de la práctica clínica estamos aprendiendo a utilizar estos fármacos en situaciones que no son las habituales de los ensayos clínicos, por ejemplo, en insuficiencia cardiaca, en hepatitis, en enfermedad pulmonar, en infecciones… etc.”, añade.


Alejandro Balsa
Jefe de Servicio de Reumatología de La Paz
“Estamos aprendiendo a utilizar estos fármacos en situaciones que no son las habituales de los ensayos”


Líneas de investigación

Actualmente hay varios ensayos clínicos en marcha para la obtención de nuevos fármacos.

“Existen dos líneas de investigación o dos caminos. Primero, nuevas moléculas JAK —distintos tipos de JAK con más especificidades y otras menos especificas—. Y la segunda, es que dentro de las JAK se están investigando en diferentes enfermedades inmunomediadas inflamatorias”, resalta Balsa.

Asimismo, el experto ha recordado que cada vez existen menos dudas en torno a los mecanismo de acción. “Hay distintos inhibidores de las JAK, todos tienen distintas especificidades pero sabemos que depende de la dosis. A más dosis más inhibición”, continúa.

“Esta es la única duda que existía. El mecanismo de acción es cada vez más conocido. Quedan distintas áreas de conocimiento en el que no se conoce totalmente, como por ejemplo, a nivel de linfocitos B, a nivel de respuesta inmunitarias tardías”, puntualiza.

Actualmente, donde más se ha desarrollado este campo es en la artritis reumatoide.

“Los inhibidores de las JAK se han desarrollado sobre todo en la artritis reumatoide. También para artritis psoriásica, colitis ulcerosa… pero su experiencia es mucho más limitada”, resalta. “En contra de lo que es el tratamiento ahora más utilizado, los fármacos biológicos que se dirigen especialmente contra una diana (una citoquina generalmente), los inhibidores de las JAK, debido a su acción intracelular, interfieren con distintas citoquinas provocando que el tratamiento o el abordaje sea a distintos niveles de la cascada de la inflamación” lo que parece indicar en algunos resultados que “probablemente tienen un beneficio ligeramente superior en algunos casos a los biológicos”, concluye el especialista.