Sandra Pulido Madrid | viernes, 19 de enero de 2018 h |

Desde hace unos años se habla del tercer lunes de enero como el día más triste del año, el blue monday. Para algunos una campaña de marketing y para otros una evidencia científica, lo cierto es que 2,4 millones de personas sufren depresión en nuestro país, el 5,2 por ciento de la población.

La depresión es uno de los trastornos psiquiátricos más frecuentes y que provoca mayor discapacidad. Uno de los mayores problemas en el abordaje de esta patología es la falta de diagnóstico.

Según cuenta a GM Antonio Cano, catedrático de Psicología de la Universidad UCM y psicólogo especialista en psicología clínica, “más del 30 por ciento de los pacientes que sufren un trastorno depresivo mayor no están en tratamiento. En algunos casos por falta de diagnóstico y en otros por propio desconocimiento del afectado”.

Por otro lado, los síntomas de esta enfermedad suelen llevar a confusión, tal y como puntualiza Jerónimo Saiz, jefe de Servicio del Psiquiatría Hospital Universitario Ramón y Cajal y catedrático de Psiquiatría UAH. “A veces los síntomas de la depresión son equívocos, es decir, el paciente sufre síntomas que se achacan más a la esfera física: cansancio, fatiga, trastorno del sueño… Y esto lo identifica con una enfermedad física para la que trata de buscar remedio en atención primaria a través de análisis o pruebas y el trastorno del estado de ánimo pasa desapercibido”, explica el psiquiatra.

Una situación en la que también coinciden en el primer nivel. “En un cupo de unas 1.500 cartillas puede haber entre 60-80 pacientes depresivos. Hasta un 70 por ciento de los pacientes depresivos acuden al médico de Familia con quejas físicas y eso retrasa el diagnóstico”, subraya Vicente Gasull, coordinador del Grupo de Trabajo de Salud Mental de Semergen. A esta circunstancia se le añade la falta de tiempo “porque con un paciente cada 6 u 8 minutos es muy difícil. Muchas veces llegas al diagnóstico porque el paciente ha venido muchas veces y no responde a nada. Pero es verdad que hay un porcentaje muy alto que esta infradiagnosticado”, añade.

Sin novedades

Los tratamientos psicológicos, como la activación conductual, la terapia cognitiva conductual y la psicoterapia interpersonal, o medicamentos antidepresivos, como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y los antidepresivos tricíclicos han sido hasta ahora los procedimientos terapéuticos habituales.

Sin embargo, según Jerónimo Saiz, las carencias siguen siendo importantes.

“Las necesidades que hay son muy superiores a los avances que tenemos. Es decir, hay medicamentos que tienen algunas novedades en cuanto al mecanismo de acción o en cuanto a a tolerancia, pero seguimos sin resolver los grandes problemas que los antidepresivos plantean. Y es que tienen una eficacia parcial para hacer remitir todos los síntomas de la enfermedad y también tienen una eficacia parcial en cuanto a un porcentaje de los afectados que no llegan a mejorar con los fármacos”, continúa el catedrático. “Hay varias cosas en investigación como la incorporación de fármacos de otros ámbitos como los antipsicóticos al tratamiento de la depresión pero tenemos grandes carencias y necesidades que no están satisfechas”, añade.

Por su parte, la terapia cognitivo conductual ha demostrado ser eficaz “en personas en las que han fallado los fármacos. Puede sacar adelante a personas que están teniendo resistencias al tratamiento. Y por otro lado, las personas que lo han recibido es más probable que no recaigan”, explica Antonio Cano.

Según los datos, una de cada seis personas ha padecido o va a padecer depresión. “Con una enfermedad tan prevalente y que produce una gran discapacidad yo creo que todos los esfuerzos son pequeños. ¿Qué se puede hacer? Se pueden hacer medidas de prevención. Por ejemplo, sabemos que hay personas más expuestas a padecer depresión por razones constitucionales, genéticas o por razones psicosociales o adversidades. Una muy bien conocida es el maltrato y el abuso infantil y esto se puede abordar y se puede prevenir para paliar sus daños”, concluye Saiz.


“Hay algunas novedades, pero seguimos sin resolver los grandes problemas que plantean los antidepresivos”



“Muchas veces llegas al diagnóstico porque el paciente ha venido muchas veces y no responde a nada”