EP Madrid | jueves, 07 de septiembre de 2017 h |

El presidente de la Alianza General de Pacientes (AGP), Antonio Bernal, ha defendido que los farmacéuticos comunitarios puedan acceder a los historiales clínicos de sus pacientes.

Así lo ha defendido durante su participación esta tarde en una mesa redonda sobre el espacio sociosanitario que se ha celebrado dentro de la primera jornada del encuentro ‘La farmacia comunitaria, con y por el paciente’, que se enmarca en los Cursos de Verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) de Santander, patrocinado por el Grupo Cofares y el Instituto de Formación Cofares.

A juicio de Bernal, con el acceso a los historiales se “evitarían muchos problemas de efectos no deseados” en las interacciones de los medicamentos y ha argumentado que el farmacéutico debe tenerlos a su disposición porque es una persona “de confianza” para sus pacientes.

Además, ha opinado que el farmacéutico comunitario tiene que “especializarse y actualizarse” y cree que “sin lugar a dudas” hay que llegar a la figura del “farmacéutico especializado”.

Y ha considerado que es “importantísimo” que los farmacéuticos ofrezcan un servicio “personalizado” en la dosificación de los tratamientos médicos.

Por otro lado, ha apuntado a la posibilidad de que se haga un “estudio pormenorizado” de los medicamentos para saber “cuáles son realmente” los que tienen que ser de dispensación en farmacia hospitalaria y cuáles en farmacia comunitaria.

A este respecto, ha sugerido que para facilitar el acceso a los fármacos a personas que, por ejemplo, viven en el medio rural, la farmacia hospitalaria puede enviar el medicamento a la comunitaria “más cercana” al paciente.

En su turno de palabra, además, ha asegurado que le “preocupa mucho” la relación entre el farmacéutico y el médico de atención primaria porque, en su opinión, es “fundamental” que “sea fluida”.

En la mesa redonda también ha participado el secretario general de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), Primitivo Ramos, que ha opinado que “debe ser un agente de salud más” que “no se puede limitar a dispensar una caja”.

Y es que desde su punto de vista, en lo relativo a la atención médica a los mayores, el farmacéutico “puede aportar un valor añadido” a las personas dependientes que vivan en su hogar o en instituciones como residencias, en cuestiones como el seguimiento de los tratamientos médicos y el control de “fármacos sensibles”, de “reacciones adversas” o de “errores de medicación”.

Es decir, para Ramos, el farmacéutico debe tener “un rol mucho más activo, mucho más participativo”, en ámbitos como la formación del personal sanitario y no sanitario y aportando “calidad de vida” a las personas mayores.

Del mismo modo, ha defendido que el farmacéutico tiene ante sí retos en materias como la atención farmacéutica, la formación y la investigación.

Al mismo tiempo, ha defendido la Valoración Geriátrica Integral (VGI) “multidimensional” y “estructurada” mediante equipos interdisciplinares integrados porque, a su juicio, con la VGI se va a poder “optimizar recursos” y “evitar ingresos innecesarios”, así como reducir la estancia media hospitalaria de las personas mayores.

Según ha expuesto, se trata de un colectivo “muy heterogéneo” aunque “proclive” a enfermar de dolencias con un diagnóstico “muy dificultoso” y que “tienden hacia la cronicidad” y la “dependencia” –”especialmente en la mujer”, ha dicho– porque “va dejando huellas o marcas” que se suman e “interaccionan negativamente” entre sí.

Finalmente, Ramos ha advertido de la sociedad española actual está “muy envejecida” –un 5,2 por ciento de la población tiene más de 80 años y un 17,3 por ciento más de 65 años, suponiendo un 70 por ciento del gasto sanitario total, ha concretado– por la reducción de las tasas de natalidad y mortalidad, así como por el aumento en la tasa de expectativa de vida. Y ha concluido afirmando que el envejecimiento de la población va a ir aumentando en las próximas décadas.