Esther Martín del Campo

Madrid

| viernes, 20 de octubre de 2017 h |

La Asamblea General Anual de la Asociación Médico Mundial (AMM) ha aprobado un nuevo texto para la revisión de la Declaración de Ginebra, que en su día supuso una nueva versión del tradicional Juramento Hipocrático que desde hace 2.500 años sella el compromiso de los médicos de todo el mundo con sus pacientes.

Esta declaración fue adoptada por la AMM en 1948, se ha modificado en 1968, 1983 y 1994, y se revisó dos veces, en 2005 y 2006.

El nuevo texto pretende reflejar los cambios que se han experimentado en los últimos años entre los médicos y sus pacientes, pero también la relación entre los profesionales.

Como resultado, la nueva redacción hace referencia específica por primera vez al respeto de la autonomía del paciente. También incluye una nueva obligación de respeto entre maestros, colegas y estudiantes. Sobre este asunto, la declaración actual solo indica que los estudiantes deben respetar a sus maestros, pero no marca reciprocidad.

La revisión del texto indica asimismo la obligación para los médicos de compartir el conocimiento médico en beneficio de sus pacientes, así como los avances en la atención médica. También se agrega un requisito para que los médicos presten atención a su propia salud, bienestar y habilidades, con el fin de que puedan proporcionar una atención al más alto nivel.

Estas novedades se han aportado tras un proceso de revisión de dos años. Desde la AMM confían en que, tras el periodo de consulta pública, pueda convertirse en un código ético global.

Las actual Declaración de Ginebra está integrada en el código ético de los profesionales médicos y en algunos países es jurídicamente vinculante, aunque en otros se ha pasado por alto.

Patrimonio de la Humanidad

En la última semana, la necesidad de reforzar la relación médico-paciente también ha estado sobre la mesa de la Comisión de Sanidad del Senado. El popular Jesús Aguirre sacó adelante, con la abstención de PNV y Podemos, una moción dirigida a la Unesco para que la declare Patrimonio de la Humanidad. Recoge así la petición del Foro de la Profesión Médica de España que en julio de este año lanzó esta iniciativa, coordinada por el exsecretario general de CESM, Patricio Martínez.

Aguirre destacó la importancia de proteger esta relación que contribuye a aportar una mejoría terapéutica a la persona y ayuda a mejorar el diagnóstico facultativo. “Se trata de un modelo de relación humana que comenzó a practicarse desde los orígenes de la humanidad”, indicó.

También señaló que es imprescindible buscar la comprensión y la confianza, usando siempre la innovación y las técnicas más avanzadas. “Las nuevas tecnologías no deben deshumanizar las relaciones sanitarias”, indicó. En la misma línea, advirtió que la relación está amenazada por la intersección de numerosas influencias externas, entre las que ha destacado la inmediatez y la falta de tiempo. En este punto ha insistido en la importancia de “potenciar la empatía entre médico-paciente y volver a mirar al paciente a los ojos. Esta relación es la piedra angular de la medicina y debe seguir siéndolo”, concluyó.