Encuentro de Redacción

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J. ARRAZOLA Madrid | viernes, 09 de febrero de 2018 h |

En España solo un tres o un cuatro por ciento de los pacientes con disfunción eréctil que no responde a la medicación oral ni a las inyecciones intracavernosas se somete a una intervención quirúrgica para el implante de una prótesis de pene. Alrededor de 2,5 millones de personas sufre impotencia, de las que aproximadamente 300.000 serían candidatos de esta terapia. Es decir, se realizan alrededor de 500 implantes al año en nuestro país, según explicó Ignacio Moncada, jefe del Servicio de Urología del Hospital Sanitas La Zarzuela durante el café de redacción ‘El tratamiento de la disfunción eréctil tras cáncer de próstata’, que organizó el grupo editorial Wecare-u con motivo del Día europeo de la Salud Sexual que se celebra este 14 de febrero.

La tasa de implantes en España es similar a la de los países de la Unión Europea, pero 10 veces menor a la de Estados Unidos. Uno de los candidatos más comunes a este tratamiento son pacientes que han sufrido un cáncer de próstata y se han sometido a una prostatectomia radical. “Durante la intervención se produce una lesión neurológica y por tanto no responden a medicación oral”, señaló Moncada.

Diferentes posibilidades

El abanico de posibilidades para los pacientes con cáncer de próstata es amplio. La cirugía robótica, la radioterapia y la terapia focal son las principales soluciones. En los casos en los que el tumor lo permita, se buscan tratamientos menos invasivos que dejen las menores secuelas posibles al paciente. “Aunque la cirugía robótica permite preservar esos nervios sigue habiendo prácticamente entre un 60 y un 65 por ciento de secuela en la función eréctil después de la intervención y hasta un cinco y un 10 por ciento de secuela en la continencia”, relató Enrique LLedó, responsable de la unidad de Andrología y Cirugía Reconstructiva Uretro-Genital del Hospital Universitario Gregorio Marañón.

“El implante de la prótesis ya no es lo que era hace 15 o 20 años. Tenía buenos resultados pero venía agravado con más complicaciones. Los modelos de prótesis actuales obtienen unos resultados de satisfacción tanto del paciente como de la pareja por encima del 80 o del 85 por ciento y la incidencia de complicaciones es mínima. Es un magnífico tratamiento”, sostuvo Lledó.

Por este motivo, por la alta satisfacción de los pacientes, resulta complicado para los especialistas explicar la baja tasa de implantes en España. “Los pacientes recuperan una capacidad sexual superior a la que tenían antes de sufrir el cáncer de próstata”, añadió Moncada.

Causas

Entre las diferentes causas se encuentra la falta de información. La Fundación Más que Ideas publicó recientemente un informe en el que ponía de manifiesto las reflexiones de ocho pacientes que habían padecido un cáncer de próstata. “Estos ocho pacientes que participaban en el grupo de trabajo hablaban de una falta de abordaje de las secuelas por parte de sus médicos de referencia. Desconocían cuáles eran las herramientas, los recursos a los que podían acceder porque sus profesionales, por falta de formación o porque no derivaban a otros especialistas, no les daban importancia a las secuelas”, subrayó Víctor Rodríguez, cofundador y vicepresidente de esta fundación. Otra de las causas es el modelo paternalista en la relación médico paciente que ha estado instaurado durante muchos años en el Sistema Nacional de Salud. “Venimos de una cultura en la que el paciente es un sujeto pasivo. Si no conocemos las posibilidades y no somos capaces de demandar, no podemos pedir nada a nuestro médico”, añadió Rodríguez.

Juan Ignacio Martínez, médico del Servicio de Urología del Hospital Universitario Puerta de Hierro-Majadahonda, identificó otra serie de causas que pueden explicar esta menor tasa de implantes en España en comparación con Estados Unidos. Un gran número de médicos no conocen los resultados de este tratamiento y son los primeros que disuaden a los pacientes. Existe desconocimiento dentro de los urólogos. Es una cirugía que está en manos de poca gente. Para tener pocas complicaciones y buenos resultados es importante hacer cierto volumen de intervenciones. Es un factor limitante de entrada. El segundo, por ejemplo, en comparación con el modelo norteamericano, es que en EE.UU. lo cubren los seguros. Aquí también lo cubre el sistema sanitario pero en muchos sitios hay restricciones”, explica Martínez, quien subrayó que en el país norteamericano existe un importante número de especialistas capaces de trabajar con esta técnica.

Otra barrera es el paciente, que después de haberse sometido a una prostatectomía radical no quiere que le realicen una nueva intervención, o incluso que lo rechazan por una pérdida de testosterona por ese “silencio eréctil”, explicó el especialista.

Tanto Lledó como Martínez coincidieron en la necesidad de “quitarle hierro al asunto”. Rodríguez hizo una paralelismo con las mujeres que sufren un cáncer de mama. “Se les pone una prótesis después de la operación. El testimonio de otros pacientes es importante”.


En España solo entre un tres y un cuatro por ciento de los pacientes recurren a una prótesis de pene



El paciente en muchas ocasiones, tras una prostatectomía radical, no se quiere volver a operar


LAS FRASES

Ignacio Moncada,
Hospital Sanitas La Zarzuela

Los pacientes recuperan una capacidad sexual superior a la que tenían antes del cáncer”

Enrique Lledó,
Hospital Univ. Gregorio Marañón

Los modelos de prótesis actuales obtienen unos resultados de satisfacción de entre el 80 y el 85 por ciento”

Juan Ignacio Martínez, Hospital Puerta de Hierro-Majadahonda

Quizás este es uno de los pacientes más difíciles de manejar en la consulta. Suelen pedir varias opiniones”

Víctor Rodríguez,
Fundación Más que Ideas

Cuando existe una comunicación bidireccional, el paciente confía en el médico”