C. S. Madrid | viernes, 02 de diciembre de 2016 h |

El Grupo Español de Linfomas y Trasplante Autólogo de Médula Ósea (Geltamo) se ha propuesto hacer el mayor número de guías posibles para el tratamiento del linfoma en todos sus subtipos. Tanto para el linfoma B difuso de células grandes (LBDCG), como para el folicular, el linfoma Hodgkin, etc.

Hace algo más de un año, se decidió hacer una guía de práctica clínica para el tratamiento del LBDCG porque no existía ninguna concreta nivel nacional.

“Pensamos que tendría que estar hecha no solo por hematólogos, sino también por los profesionales vinculados con el diagnóstico y tratamiento, por eso incorporamos a personas que conocen bien la biología molecular de esta enfermedad y, entre todos, comenzamos a coordinarnos y el resultado fue la primera guía nacional de práctica clínica para el tratamiento del LBDCG”, comenta a GM Andrés López Hernández, hematólogo del Hospital Universitario Valle de Hebrón (Barcelona) y co-coordinador del documento.

Prácticamente, todos los países desarrollados cuentan con guías de linfomas, mientras que en España faltaba “una guía específica” en este sentido, apostilla el especialista.

El objetivo no es otro que hacer recomendaciones para el diagnóstico, pronóstico y tratamiento de esta enfermedad tanto en primera línea, como en la recaída o en pacientes con resistencia primaria. En cuanto a las resistencias y las recaídas, el facultativo añade que fuera de España, “hay muchos estudios hechos a nivel molecular que nos permiten saber los mecanismos de resistencia de estos pacientes y también existen nuevos medicamentos que se pueden ir incorporando poco a poco al arsenal terapéutico que tenemos para vencer esas resistencias”.

¿Qué ocurre? Como bien asegura López, “la mayor parte de fármacos vienen de la investigación americana y privada y son muy pocos los medicamentos que se desarrollan en Europa”. Para poder incorporar las innovaciones que surgen en otros países “hace falta que, por un lado, la industria farmacéutica sea capaz de entender que se pueden incorporar este tipo de alternativas de una forma estratégica y, por otro, que la Administración sea capaz de entender que todo lo que rodea a un ensayo clínico conlleva un gasto importante y pueda, por tanto, conceder subvenciones”, agrega.

Registro nacional

Asimismo, otro hándicap en torno al linfoma y, en concreto, al LBDCG es que no existe un registro nacional. “Esto es así porque no es solo un esfuerzo de los médicos, sino también de la Administración, que tiene que saber de qué enferma la población”, prosigue.

Desde Geltamo, se ha intentado llevar a cabo el Registro Español de Pacientes con Linfoma (Relinf). Los datos proceden de 83 hospitales que facilitan sus casos. No obstante, como advierte el experto, el 50 por ciento aproximadamente sí los incluye, pero el otro 50 por ciento no lo hace o lo hace de manera esporádica, lo que dificulta tener un registro nacional al uso.

“Lo que se hace es extrapolar el resultado [al LBDCG] y por eso se dice que hay entre 3.000 y 5.500 casos de LBDCG al año en España”, indica López, quien asegura que le consta que la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) ha dado casos para intentar que la Administración colabore en este sentido y se pueda conttar con un registro nacional aunque, de momento, no se cree que en 2017 pueda estar disponible.