| viernes, 04 de mayo de 2018 h |

Hay ciertos trabajos que a pesar de no estar en el foco mediático son indispensables para el buen funcionamiento de un sistema. Dos de los ejemplos más flagrantes son el Senado, denostado por muchos pero donde se está viviendo una de las legislaturas históricas en materia sanitaria, y la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) cuya inestimable labor muchas veces queda solapada por el sopor burocrático de las administraciones. Cuando, además, estos actores secundarios se dan la mano y aúnan esfuerzos, los resultados de la simbiosis depararán unos beneficios de incalculable valor a nuestro Sistema Nacional de Salud.

Hace unos meses, sin acaparar ninguna portada de rotativo nacional o apertura de informativo televisivo, el senador de Unión del Pueblo Navarro Francisco Javier Yanguas agitó desde su escaño un informe de la SEOM del año 2015. Lo hizo ante la ministra de Sanidad para poner énfasis en las diferencias existentes entre comunidades autónomas en el acceso a tratamientos oncológicos. La retahíla de datos certeros usados por el senador recibió una respuesta política de Dolors Montserrat pero el aluvión de verdades no pudo ser frenado. “Estamos dentro de la media nacional. No creo que haya inequidad”, reiteró la ministra al tiempo que asentía y daba la bienvenida a la propuesta de creación de una ponencia de estudio que comenzará sus trabajos una vez termine la destinada a Medicina Personalizada.

Mientras que avancen —a ritmo institucional— los esfuerzos en el Senado la SEOM seguirá con su minucioso quehacer para proporcionar luz y datos a tiempo real para que el debate político no se quede anticuado. En pocas fechas verá la luz un nuevo estudio sobre la accesibilidad a los fármacos oncológicos analizando el proceso que se sigue a nivel europeo, central y autonómico para la evaluación y aprobación de estos fármacos. Este esfuerzo de la sociedad científica será revelador para comprobar cómo la variabilidad legislativa produce diferencias que no deben ser asumidas ni por los profesionales sanitarios ni por los pacientes.

Mirar para otro lado no solo no soluciona problemas sino que los agudiza. La inequidad existe y no tiene detrás ningún color político per se. Lo que se espera del Senado es una mirada hacia los datos de las sociedades científicas y no una acumulación de reproches políticos.