| viernes, 12 de enero de 2018 h |

El caso de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) es el ejemplo más evidente de que la trasparencia no resulta un problema si la institución o la administración en cuestión funciona bien.

Los datos de 2017 son una buena muestra. Año tras año la ONT facilita cifras y récords que ponen de manifiesto su liderazgo en todo el mundo. Este año se ha superado por primera vez la barrera de 5.000 trasplantes de órganos. En concreto, se han alcanzado los 5.259. En cuanto al número de donantes se ha logrado un nuevo máximo histórico este año, 46,9 por cada millones de habitantes, lo que supone 2.183 donaciones el año pasado.

La ONT se encuentra en una dinámica tan positiva que ni siquiera el cambio de director ha sido un problema. La rueda ha seguido marchando igual con Rafael Matesanz que con Beatriz Dominguez-Gil, que fue nombrada directora de la organización en mayo del año pasado.

Sin embargo, este ejemplo de transparencia no es común en nuestro Sistema Nacional de Salud. De hecho, es una de las asignaturas pendientes de las administraciones públicas, incluida la sanitaria.

La comparación de los resultados en salud y la evaluación de las tecnologías sanitarias así como de las políticas públicas son reclamaciones que nuestros expertos vienen haciendo en los últimos años. Incluso las sociedades científicas han asumido parte de este trabajo comparando datos de resultados entre comunidades autónomas o incluso advirtiendo al Ministerio de Sanidad aquellas pruebas o actuaciones que son ineficientes. Sin ir más lejos, la Asociación de Economía de la Salud reclamaba la semana pasada mayor transparencia en el proceso de fijación de precios de los medicamentos. En concreto, hacían referencia a los informes de evaluación económica y de impacto presupuestario.

Quizás no se trataría de publicar el informe entero. No debe darse a conocer la información confidencial contenida en estos informes, pero sí quizás una versión pactada y resumida que permitan conocer lo criterios de aprobación de los medicamentos. Esta es la reclamación de AES.

Debe producirse un cambio en las administraciones públicas. El ejemplo de la ONT evidencia que la transparencia no está reñida en ningún caso con la eficiencia, sino que incluso se alimentan.