En pocos días el Senado retomará sus trabajos en la ponencia de Medicina Personalizada con el objetivo de cumplir los plazos y tener un documento científico y político que sirva de base para que el Ministerio de Sanidad se ponga manos a la obra y proporcione a la sociedad el tan necesario Plan de Genómica. Son muchas las visiones y experiencias que han visitado ya la Cámara Alta y la línea argumental que da coherencia a todos los discursos es que el documento que salga debe ser multidisciplinar y, sobre todo, estar vivo.
Es una obviedad afirmar que la ciencia avanza cada día y que la medicina no es ajena a todo este desarrollo. En las últimas fechas se ha conocido una reunión que han mantenido el Ministerio de Sanidad y la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia con el objetivo de abordar la introducción de las CAR-T en el Sistema Nacional de Salud. Esta terapia aparece como un paso más en esa medicina personalizada que tiene como patología principal la oncología, en este caso para tumores líquidos.
Cuando la ciencia avanza es el turno de las administraciones. El primer reto que tiene por delante el sistema es establecer y concretar todas las indicaciones que tienen a su alcance esta ‘reeducación celular’. A renglón seguido se debe dar acceso a la terapia con el objetivo de que, a medio plazo, se consiga abaratar y, con ello, conseguir la ansiada democratización que deben tener todas y cada una de las innovaciones. Esto último, al unísono, también permitirá expandir esta nueva tecnología para que en un futuro no muy lejano las CAR-T también sirvan para abordar tumores sólidos.
A todo lo anterior también hay que solicitar liderazgo. Estamos hablando de una nueva terapia que cura. Repito, que cura. En este tipo de innovaciones disruptivas España tiene un pasado reciente de éxito con la hepatitis C pero que también tiene sombras. Asumir el liderazgo y presupuestar una partida para que las universidades públicas, unidas al grupo de trabajo sobre CAR-T que ya existe en España, investiguen permitirá ser pioneros, con lo que eso supone tanto en resultados en salud como en el beneficio económico que supone no tener que importar toda la tecnología. El Ministerio de Sanidad no va a hacer el primer Plan de Genómica pero sí que puede hacer el más completo si se lo propone.