BIOMARCADORES

br

Nieves Sebastián Madrid | viernes, 14 de septiembre de 2018 h |


Durante los últimos años se ha aprobado un total de 63 medicamentos para 24 tipos diferentes de cáncer



Se espera que en un futuro se combine la inmunoterapia con disciplinas como la inteligencia artificial


Durante los últimos años los tratamientos oncológicos han avanzado significativamente, y uno de los motivos es el hallazgo de diferentes biomarcadores que permiten personalizar las terapias en función del tipo de cáncer y las características de cada paciente.

Los biomarcadores tumorales no solo son útiles a la hora de evaluar como avanza un tratamiento, también sirven para ayudar a los oncólogos a realizar un diagnóstico temprano de la enfermedad al combinar su análisis con otras pruebas, y a planificar una estrategia de tratamiento una vez se obtenga un diagnóstico concreto. Hay que tener en cuenta que, para medir la eficacia de un tratamiento, lo más importante es realizar varios análisis en un período de tiempo determinado, ya que el resultado de estas pruebas depende de la variación en la incidencia del marcador analizado.

Biomarcadores y nuevos fármacos

En función del biomarcador que se mida, se analizará de diferentes maneras, como mediante una muestra del propio tumor, sangre, orina o cualquier otro tejido.

Durante el transcurso de los últimos años se ha aprobado un total de 63 medicamentos contra el cáncer, con impacto en 24 tipologías diferentes de esta enfermedad. Dos de los biomarcadores más importantes a la hora de desarrollar estos medicamentos son el PD-1 y el PD-L1, ya que se ha demostrado que, al inhibirlos, su eficacia es muy alta en 23 tipos diferentes de tumores sólidos. No obstante hay numerosos ensayos en marcha que están comprobando la eficacia de análisis de otros biomarcadores. Uno de ellos es el TMB (tumor mutation burden), que mide las mutaciones en las células que conforman el tumor y ha demostrado un gran potencial para demostrar la idoneidad de tratamientos de inmunoterapia.

Avances recientes

Diferentes estudios avalan que la medición de la incidencia de biomarcadores en pacientes de cáncer tiene cada vez más utilidades tanto para los médicos como para los enfermos. Como se puede observar en el gráfico, aunque ya en 2006 había varios tipos de cáncer con marcadores tumorales fiables, en diez años los resultados positivos basados en la disponibilidad de biomarcadores han aumentado notablemente.

Un equipo de la Universidad de Granada y el Centro Genómica e Investigación Oncológica ha realizado un gran avance relativo al diagnóstico que consiste en identificar las células causantes de la metástasis mediante un simple análisis de sangre.

Este método —sumado a otros similares utilizados en la detección de la enfermedad a a través de la medición de la concentración de biomarcadores, como la biopsia líquida— es un nuevo rayo de luz para las personas que padecen cáncer puesto que, datos de este grupo de trabajo reflejan que más del 80 por ciento de las muertes en estos casos se producen por metástasis y no por la patología en sí misma; el principal beneficio que podrá aportar este método es conocer el funcionamiento de las células cancerosas que derivan en la formación de mestastasis y ser capaces así de diseñar nuevos fármacos para combatirlas.

Según el informe Global Oncology Trends 2018 elaborado por IQVIA, en el caso de los melanomas la apuesta más reciente pasa por la combinación de diferentes tipos de inmunoterapia que ataquen a diferentes dianas. La extensión de su uso se debe a los buenos resultados que están presentando los ensayos clínicos desarrollados en esta línea, sobre todo en aquellos con melanomas metastásicos. Para extender su uso a más pacientes, es necesario que finalicen más ensayos que corroboren su efectividad.

Pasado, presente… y futuro

En la actualidad hay más de 700 medicamentos para luchar contra el cáncer en las últimas fases de desarrollo, lo que supone un aumento de un 60 por ciento respecto a los que había hace diez años; un tercio se basan en la incidencia de biomarcadores para clasificar a los pacientes y personalizar los tratamientos cada vez con más concreción. Uno de los grandes esfuerzos que se está realizando en este campo es trabajar para acelerar los procesos de aprobación de medicamentos y que, una vez se demuestre su eficacia, puedan llegar a los pacientes con mayor rapidez. En cuanto a los fármacos, se espera que las terapias genéticas y celulares como las CAR-T, sigan evolucionando ofreciendo a los pacientes una nueva alternativa en el tratamiento.

En base al informe confeccionado por IQVIA, de cara a 2022 se espera que los avances pasen por combinar las novedades en inmunoterapia con el Real World Data, la Inteligencia Artificial o nuevos dispositivos tecnológicos. Los avances a nivel individual pueden multiplicarse al utilizarse para una misma finalidad. También se espera que, al igual que ya se hace con otras enfermedades como la diabetes, las aplicaciones móviles vayan cobrando importancia a la hora de favorecer el seguimiento de los pacientes y su adherencia al tratamiento.

Otro de los aspectos importantes es el económico. Aquellos medicamentos con un coste más alto llegan a menos pacientes y por ello hay que revisar la inversión acometida en función del territorio geográfico para mejorar los pronósticos en torno a esta enfermedad.