Sin duda alguna, evitar una enfermedad siempre es mejor que tener que tratarla. Bajo este lema, se hace preciso un cambio de mentalidad para combatir las infecciones, cuyo tratamiento se ha convertido en un reto para el SNS.
| 2018-08-31T12:43:39+02:00 h |


La resistencia bacteriana se cobra al menos 700.000 vidas cada año (…) La prevención es un instrumento esencial para combatir las infecciones


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Carlos B. Rodríguez

Redactor jefe de El Global

Durante la primera mitad del siglo XX surgieron los primeros antibióticos y, con ellos, las resistencias bacterianas, un problema que se cobra 700.000 vidas cada año a nivel global y que para 2050 podría llegar a provocar 10 millones de fallecimientos, más que el cáncer y los accidentes de tráfico juntos. La prevención es uno de los instrumentos esenciales para combatir las infecciones, tal y como destaca José María Aguado, catedrático de Medicina y jefe de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario 12 de Octubre, en el artículo Cambiando el paradigma: del tratamiento a la prevención en enfermedades infecciosas.

A su juicio, la estrategia para evitar este problema es la prevención de la aparición de estas resistencias microbianas con el establecimiento de los programas denominados Antimicrobial Stewardship (AMS), en los cuales, mediante un consumo racional de los antibióticos y diversificando su utilización para evitar la presión selectiva sobre los microorganismos, se puede conseguir una reducción significativa de estas resistencias y prevenir así sus efectos negativos sobre la salud.

Este cambio de paradigma es especialmente importante en el momento actual, en el que nuestro sistema sanitario también está cambiando y ha pasado de estar especializado en el manejo de pacientes críticos hacia una atención dirigida, de manera creciente, a los pacientes crónicos. Esto supone, según el autor, un reto a todos los niveles, en el que la financiación y la sostenibilidad se convierten en un aspecto de fundamental relevancia.

Su llamamiento a un cambio de paradigma pasa por contemplar la prevención como uno de los pilares fundamentales del cambio en el sistema y, como tal, dotarlo de financiación suficiente para poder desarrollarla a todos los niveles y a escala nacional, igual que se hace actualmente con el Plan Nacional de Vacunación, contribuyendo de este modo a la sostenibilidad a largo plazo del sistema.