La infestación por piojos es algo habitual en los niños y niñas en la época escolar. No es muy común encontrar una familia que no haya tenido que lidiar con estos parásitos a pesar de seguir unas estrictas medidas de prevención. Y es que algunas personas parecen tener una especial predisposición a ser colonizadas por los piojos debido a distintos factores como el tipo de piel, la temperatura, el pH o longitud del cabello. Por ello, es fundamental adoptar unos hábitos eficaces de prevención toda la familia.
Algunas personas tienen una predisposición mayor a ser colonizada por piojos debido al tipo de piel, la temperatura, el pH o longitud del cabello
La prevención de los piojos requiere perseverancia y adoptar hábitos diarios y semanales, aplicando productos que pueden repeler a los parásitos, llevando el pelo recogido, no compartiendo objetos como coleteros, peines o gorros, y utilizando varias veces por semana la lendrera tras salir de la ducha. La pediculosis está íntimamente relacionada con la socialización y con el contacto entre personas que se produce en la normal convivencia infantil. Además, esta convivencia y cercanía también hace que algunas veces los piojos pasen de las cabezas infantiles a hermanos o padres.
Una prevención adecuada es clave para una prevención eficaz. En este sentido, los repelentes de piojos tienen un papel fundamental en esta laboriosa tarea y elegir de forma adecuada nos aportará una mayor probabilidad de éxito. Por ello, conviene tener en cuenta que existes tres tipos de productos repelentes en función de los activos repelentes que incorporan.
La pediculosis está íntimamente relacionada con la socialización y con el contacto entre personas que se produce en la normal convivencia infantil
Por un lado, existen productos repelentes a base de permetrina, uno de los antiparasitarios que se utilizan para tratar la infestación de piojos. Se trata de tratamiento insecticida y en realidad no se debería utilizar como repelente de piojos por dos motivos. Por ser una sustancia que puede resultar irritante para el pelo y el cuero cabelludo y porque existe la probabilidad de contribuir a la creación de resistencias al tratamiento. Si lo utilizamos como preventivo de forma habitual, es posible que no sea eficaz cuando lo necesitemos como tratamiento de repelente de piojos. También encontramos los repelentes a base de aceite de árbol de té. Es un aceite esencial que proviene de vaporizar las hojas del árbol de té australiano. No debe ingerirse porque es tóxico y no se recomienda en bebés o niños muy pequeños ni en personas con dermatitis.
Por último, el octanodiol, la sustancia más recientemente añadida a la lista de repelentes de piojos y la que aporta mayor evidencia científica y seguridad tanto en repeler la infestación de piojos como con cierto efecto pediculicida. No es propiamente un insecticida, de forma que no crea resistencias al tratamiento en el caso que sea necesario. Se utiliza para la prevención, no para el tratamiento. El uso de repelentes de última generación que incorporen octanodiol nos ayudará a prevenir eficazmente la infestación por piojos, deshidratando y eliminando el piojo que pueda estar en contacto con el cuero cabelludo.