Según investigaciones recientes, se estima que un 50 por ciento de la población española duerme menos horas de las mínimas recomendadas (siete horas diarias para la población adulta), un porcentaje que se dispara incluso hasta el 80 por ciento y el 90 por ciento en el caso de la población adolescente.

“Podemos decir que la sociedad española en particular y todas las sociedades occidentales en general viven con déficit de sueño”, sostiene Javier Puertas, secretario de la junta directiva de la Federación Española de Sociedades de Medicina del Sueño (FESMES), que añade que existen estudios que sitúan en alrededor de 90 minutos el tiempo de sueño perdido por las sociedades occidentales desde la invención y generalización de la luz eléctrica.

“El sueño se ha convertido para mucha gente en una especie de esclavitud improductiva, así que tiramos de las horas de sueño para llegar a donde no llegamos en esta sociedad estresada y a la que siempre parece que le falta tiempo”

Javier Puertas, secretario de la junta directiva de la Federación Española de Sociedades de Medicina del Sueño.

Ese “echar mano” de las horas de sueño para realizar otras actividades que se consideran más productivas tiene un coste para la salud de la población. Puertas añade que “no podemos prescindir de horas de sueño de forma constante sin pagar un precio”.

Asimismo argumenta que los efectos de la falta de sueño puntual (“más sensación de fatiga, menos concentración y un estado de ánimo más alterado”), se pueden revertir descansando más otro día, algo que no ocurre cuando ese déficit de descanso se cronifica, como sucede en el caso de muchos ciudadanos.

“A largo plazo hay consecuencias de la falta de sueño que no se acaban de restaurar. El mal descanso se relaciona con un aumento del riesgo cardiovascular, el aumento de la tendencia a la obesidad, el incremento del riesgo de sufrir determinados tipos de cáncer y en, algunos sujetos predispuestos, con la aceleración del deterioro cognitivo”, ha indicado Puertas.

Falta de conciencia de la importancia del sueño como pilar de salud

Para Javier Puertas, la sociedad española no es aún consciente de que el sueño es un pilar de salud tan importante como la dieta o el ejercicio. “Ya tenemos bastante preocupación o sensibilidad respecto a la nutrición y a la necesidad de hacer ejercicio, pero la sensibilidad respecto al sueño es mucho menor. Más aún entre la gente joven. Y el problema es que la salud requiere de una aproximación integral que incorpore el sueño, ya que si no incorporamos el descanso el puzle quedará incompleto”, reflexiona el portavoz de FESMES, que considera que revertir el deterioro del sueño que se arrastra desde las últimas décadas se traduciría en “mejores índices de salud de la población”.

Para ello, el experto considera “fundamental” quitar al sueño ese estigma que le persigue de “cosa poco importante” y de “tiempo perdido”, un extremo en el que la educación poblacional y la formación de los profesionales sanitarios deben jugar un papel importante.

Así, apunta que “necesitamos que desde las administraciones públicas haya una proactividad para favorecer una sensibilidad en la población sobre la importancia del sueño. Hay que empezar por la educación ya desde los colegios, en los propios programas infantiles de televisión, a través de las redes sociales”.

Por otro lado, hace hincapié en la falta de formación a los profesionales sanitarios, sobre todo en atención primaria. “Sabemos que hay estrategias ministeriales a nivel de obesidad y que los médicos de cabecera ya pueden prescribir ejercicio físico. No se puede prescribir sueño, pero sí que se puede sensibilizar desde consulta y educar en hábitos de sueño saludables“.

“Es más fácil y más sostenible para el sistema sanitario educar que prescribir medicamentos para el sueño”, sostiene Puertas, que tiene la esperanza de que dentro de unos años nuestra sociedad tenga una cultura de salud respecto al sueño “que permita que las generaciones venideras descansen mejor”.