El incremento de las temperaturas y las continuas olas de calor provocan que unas ‘compañeras de baño inesperadas’ pueden aparecer mientras disfrutamos de unos días de playa en verano, se trata de las medusas, esos organismos planctónicos que viven suspendidos en el agua y que puede ocasionar algún que otro susto.
Cuando los tentáculos de estos invertebrados entran en contacto con nuestra piel provocan dolor, una pequeña descarga, similar a unos pinchazos fuertes. “Enseguida este dolor va acompañado de una sensación de ardor o quemazón. Pronto aparece inflamación y enrojecimiento en la zona afectada, y en casos más extremos puede llegar incluso a producir sangrado”, explica a EG, Tomás Muret, vocal de dermofarmacia del CGCOF.
El experto recomienda limpiar con agua de mar inmediatamente la zona de la piel afectada, o en caso contrario con suelo fisiológico. “No se debe limpiar con agua dulce, ni con jabón. También debemos evitar falsas creencias como las relacionadas con la orina, evitar frotar o cubrir la zona con emplastos de arena y barro”, recomienda.
En el caso de que aún queden restos de tentáculos del animal, tampoco recomienda quitarlos con pinzas, ya que podrían romperse y quedarse dentro. Todos estos errores comunes pueden infectar la herida y hacer que se agrave, lo mejor en sus palabras, es retirar los restos con una tarjeta de crédito, arrastrando así con una superficie plana. “Una vez hemos limpiado la herida y retirado los tentáculos sin frotar, debemos aplicar hielo, nunca directamente, ya que si se pone directamente sobre la piel produce quemazón. Tiene que estar envuelto en una bolsa, una tela o una toalla, y en contacto con la herida entre unos 5 o 15 minutos”, añade Muret.
Asimismo, reconoce que las soluciones de bicarbonato al 50 por ciento con agua pueden ser efectivas, pero “nadie lleva bicarbonato encima cuando va a la playa”.
Por otra parte, recuerda que en la mayoría de las zonas costeras hay puestos y centros de salvamento en donde están más acostumbrados a tratar este tipo de lesiones. “Pueden ponernos alguna pomada antinflamatoria o antihistamínica. Estas últimas son fotosensibilizantes y no recomiendo usarlas si vamos a seguir en la playa o a seguir tomando el sol”, apunta el experto.
Casos más graves
Muret asegura que es muy importante entender que la picadura de una medusa es similar a una quemadura en la piel y que hay que proteger la zona con cremas solares de protección muy alta o incluso llevarla tapada durante un tiempo. “Se puede producir una hiperpigmentación, una mancha. Debemos proteger del sol la herida durante mucho tiempo, ya que hemos visto salir hiperpigmentaciones en donde hubo una picadura incluso un año después de producirse la misma”, recuerda.
Desde la farmacia se pueden recomendar varios productos como las pomadas de hidrocortisona, a baja concentración, que pueden ser vendidas sin receta y suelen presentar buenos resultados. “Cuando las lesiones producidas por las medusas son más fuertes, pueden usarse pomadas con corticoides, pero estás ya necesitarían de una receta médica”, explica Muret, que también ha visto casos en los que se han llegado a prescribir antihistamínicos de vía oral. Esto sucede cuando la picadura está en una zona sensible o tiene una gran extensión.
En el caso de personas donde el escozor y el dolor no desaparece o que se encuentran mal hasta el punto de desmayarse, casos muy poco frecuentes según el experto, lo recomendable es acudir a un centro de salud.
Lo mismo sucede, cuando el responsable de nuestra picadura no es una medusa, si no un pez araña, otro de los animales que más incidencias produce en zonas litorales. “Nada de remedios caseros, suspender el día de playa de inmediato y acudir a un centro de salud. El veneno y la herida son más potentes y si alguna parte del animal se queda dentro puede producir muchas complicaciones”, concluye el vocal.