Telemedicina, presente y futuro del sistema sanitario español

Por Rosa Romero, presidenta de la Comisión de Sanidad y Consumo del Congreso de los Diputados

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Hablar de salud es hablar de lo más preciado que podemos tener los seres humanos. Además, es la principal preocupación de los ciudadanos; la salud nuestra y la de nuestras familias.

Sabemos que la sanidad española es una de las mejores del mundo por variables como la esperanza de vida al nacer, nuestros magníficos profesionales, los centros de investigación, los ensayos clínicos con terapias avanzadas, etc. Además de que somos líderes internacionales en trasplantes y donación de órganos.

El 11 de marzo de 2022 se cumplieron dos años desde que la OMS declaró la COVID-19 como pandemia; y en España, el 14 de marzo de 2020 se declaraba el primer Estado de Alarma. La crisis sanitaria, económica y social sin precedentes a la que nos enfrentamos ha hecho que afloren las debilidades y deficiencias de las que adolece nuestro SNS, pero también han surgido aportaciones positivas para afrontarla, que nos deben servir para corregir problemas detectados y mejorar en los retos de futuro que tenemos.

Pero si algo hemos aprendido es el gran valor de su capital humano. Los profesionales sanitarios son los verdaderos héroes de la pandemia que merecen el más alto reconocimiento de la sociedad española. Y por ello hay que apoyarlos, mejorar sus condiciones, desarrollar una política integral de recursos humanos, darles estabilidad en el ejercicio de su actividad, e impedir que vuelvan a ser víctimas de la desprotección que han sufrido.

Uno de los grandes desafíos de nuestro SNS es la transformación digital; sin duda, esta crisis sanitaria ha puesto de manifiesto el reto de acometer un proceso urgente de digitalización que ayude a la transformación y modernización de la sanidad española.

La Telemedicina, un término prácticamente desconocido para la sociedad en general hasta hace poco, ha empezado a convertirse en algo más cotidiano. en la que los pacientes utilizan las nuevas tecnologías e internet para poder ser atendidos a distancia, y que supone un gran avance dentro de nuestro sistema. Pero queda camino por recorrer.

Y es que este proceso de “medicina a distancia” ha venido para quedarse, pues garantiza la atención sanitaria y el seguimiento en los pacientes, y, en muchos casos evita sus traslados a centros sanitarios. Pero por supuesto, el eje central de este nuevo modelo debe ser el paciente.

La pandemia ha inhabilitado en sus peores momentos la asistencia sanitaria presencial, y la telemedicina puede permitir que las patologías no dejen de tratarse y que las personas que las padecen puedan recibir parte de su atención sanitaria “telemáticamente”. En definitiva, se ha convertido en una forma emergente de medicina imprescindible.

La teleasistencia es ya una forma de telemedicina eficaz conocida por todos; gracias a los avances en Inteligencia Artificial (IA) y a la introducción de las más novedosas tecnologías, se ha ido a un paso más en el tratamiento de las especialidades médicas a través de una interacción cada día mayor.

Uno de los retos importantes dentro de este proceso es poder salvaguardar los datos de los pacientes, pues es importante el avance tecnológico en la salud. Pero igualmente de importante es hacerlo garantizando en todo momento la confidencialidad y seguridad de las personas que son así atendidas.

Además, es vital el sistema de forma hibrida; es decir, contar con la posibilidad de una asistencia presencial garantizada si fuese necesario, pues no todo se puede tratar de forma virtual.
Hay comunidades autónomas como Andalucía y Madrid que están siendo pioneras en estos avances, creando nuevas maneras de entender la medicina, pero siempre bajo la idea de que tiene que ser complementaria.

“El proceso de la “medicina a distancia” ha venido para quedarse, pues garantiza la atención sanitaria y evita traslados a los centros. Pero, por supuesto, el eje central de este nuevo modelo debe ser siempre el paciente”

Gracias a estos adelantos tecnológicos, las personas pueden recibir tratamientos en sus domicilios. Un paciente en diálisis, con diabetes u otra patología, a través de sistemas de motorización de los parámetros médicos puede estar controlado sin necesidad de acudir a un centro médico, lo que le proporciona mayor autonomía y por tanto, una mejora en su calidad de vida.

La telemedicina ha logrado también mejorar la detección y prevención de enfermedades y el cuidado integral de la salud, e incluso se está aplicando a programas de apoyo en salud mental o fisioterapia, entre otros.

Qué duda cabe que supone un gran avance y beneficio para las personas que viven en zonas rurales, en pueblos pequeños, donde la telemedicina puede ayudar a que, en cualquier lugar, incluso el más inaccesible, la atención sanitaria llegue y sea cercana, lo que significa que todos los ciudadanos vivan donde vivan puedan ser atendidos. El mundo rural existe y la telemedicina es un instrumento muy útil para favorecer la equidad del sistema.

Desde que la COVID-19 llegó a nuestras vidas, el 92% de personas que necesitaron una asistencia médica lo hizo de esta forma. Nuestro país, con el trabajo y el esfuerzo de todos, se puede poner al frente de este proceso, pudiendo llegar a ser un referente en la salud digital. Nadie puede cuestionar que el sistema sanitario español puede llegar a ser la vanguardia en el uso de la telemedicina en los próximos años.

Pero es igualmente importante utilizar esta transformación digital sin olvidar nunca, el respeto y la dedicación humana que distingue a las personas de las máquinas. Nunca un médico podrá ser sustituido por una máquina.