Salud, economía y orden mundial

Por Santiago de Quiroga, presidente-editor de Wecare-u

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Hemos dejado atrás el segundo año de pandemia y entramos en el tercer año. Una de las lecciones aprendidas de la pandemia declarada por la OMS el 11 de marzo de 2020 es que la salud es permeable al entorno. Mucho más de lo que podría intuirse.

Cambio climático

La reafirmación de los compromisos de lucha contra el cambio climático es un ejemplo, pero no el único. El cambio climático incide directamente en la calidad del aire, pero también va más allá. En este sentido, se ha llegado a teorizar sobre los cientos de coronavirus que vuelven a diseminarse en el siglo XXI tras el deshielo de los glaciares, donde se encontraban congelados desde hacia millones de años.

Pero la salud es permeable a muchas otras cuestiones, y se entrelaza en la economía y en el orden mundial.

Inversión en sanidad

Mantener e incrementar la inversión en sanidad resulta crucial para proporcionar una asistencia sanitaria adecuada a la sociedad. Sin inversión suficiente no se puede proporcionar la asistencia requerida, y eso puede tener consecuencias. Sin ir más lejos, el impacto de congelar visitas, cribados, revisiones médicas o seguimientos de tratamientos médicos ha sido dramático en 2020 y 2021.

El número de eventos cardiovasculares, nuevos casos de cáncer y muchas otras enfermedades ha sido dramático en estos años. Por eso, lo primero que necesita la sanidad para su recuperación es una inyección económica que permita su puesta al día. En la medida de lo posible, la maquinaria asistencial debe volver al ritmo habitual.

En España se están haciendo esfuerzos importantes por parte del Gobierno y de las CC.AA. para seguir invirtiendo en la sanidad pública durante la pandemia. La cuestión es cómo la economía de 2022 puede afectar a esa inversión en el futuro.

Crisis mundial

Hasta ahora, la inversión en sanidad se contemplaba como una partida a recortar en caso de necesidad. Si las cuentas deben salir y el déficit vuelve a preocupar, la sombra de los recortes en sanidad vuelve a asomarse.

Pero el actual entorno económico sugiere un incremento de la inflación al tiempo que seguimos con una falta de suministros global. En este contexto, los precios seguirán subiendo y las autoridades económicas de la Unión Europea podrían exigir un mayor control del gasto, y con ello, recortes en sanidad.

Orden mundial

Sin embargo, no es la única amenaza potencial a la que nos enfrentamos. La agresión de Rusia con Ucrania suma más incertidumbre económica en un contexto ya complejo de salida de la pandemia (si es que, finalmente, estamos saliendo como todos esperamos).

Se trata del primer gran conflicto bélico en Europa desde la II Guerra Mundial y la respuesta de la UE no es ocuparse del gasto, sino asegurarse de que la seguridad y el orden mundial se restablece, si eso es posible.

Sanciones e impacto económico

Las sanciones de los países occidentales, Estados unidos y la Unión Europea principalmente, anunciadas contra Rusia las vamos a tener que pagar todos los ciudadanos occidentales, en un ejercicio de solidaridad. Nos costará aún más inflación y recortará la capacidad de compra, lo que afectará a nuestros bolsillos.

A nivel internacional escasearán algunas materias primas o las compraremos más caras. El crecimiento económico de muchos países de la UE se frenará, y habrá que revisar los presupuestos del Estado. A pesar de este contexto, la sanidad no puede quedar resentida.

Por esa razón, 2022 será un año en el que la economía mundial estará sometida a tensiones diversas, pero los Gobiernos deberán mantener sus presupuestos e inversiones en sanidad.
Porque si algo hemos aprendido en 2020 y 2021 es que la salud es el motor de la sociedad moderna. Un motor que, cuando se para, las consecuencias son que la civilización se interrumpe y nos retrotraemos a otras épocas de la historia a las que nadie quiere volver.