La Salud Mental se ha posicionado en los últimos años como un problema prioritario de salud pública. Se estima que en España el 29% de la población padece algún trastorno de Salud Mental, con los trastornos de ansiedad, los trastornos del sueño y los trastornos depresivos como los más prevalentes, pero no olvidando otros como los trastornos del comportamiento, de la conducta alimentaria y de la personalidad, por ejemplo. Además, el suicidio sigue siendo la principal causa externa de muerte en España, casi triplicando las muertes vinculadas a accidentes de tráfico y multiplicando por 14 los homicidios.
Este contexto se manifiesta en un crecimiento muy importante de la demanda de atención cuya explicación tiene dos vertientes:
Por un lado, la concurrencia de circunstancias sociales y sanitarias que tienen repercusión sobre la salud mental, como pueden ser la pandemia COVID, la crisis económica o el desempleo. Problemas de la vida diaria que en contextos culturales anteriores se resolvían en otros entornos, como pueden ser los familiares o religiosos, por ejemplo, pero para los que hoy en día se está requiriendo ayuda profesional.
Por otro lado, el aumento de la vulnerabilidad a nivel individual, que afecta especialmente a los más jóvenes. Son grupos de población que están presentando trastornos mentales graves, acompañados de alteraciones del comportamiento que dificultan o impiden su atención en un medio comunitario normalizado.
Ambas vertientes sumadas están provocando un aumento considerable de las listas de espera y la saturación, tanto de las urgencias psiquiátricas como de las unidades especializadas en salud mental. Esta situación coincide y se ve agravada por la escasez creciente de profesionales, puesta de manifiesto en el Libro Blanco de la Psiquiatría en España, publicado por la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM) en 2023. Si el número de psiquiatras en nuestro país ya está por debajo de la media europea, las perspectivas de cara a los próximos años son a empeorar, ya que no se van a formar suficientes psiquiatras en España para reemplazar a los que alcanzan la edad de jubilación. Además, hay que considerar que el déficit de psiquiatras es un fenómeno global, por lo que los profesionales españoles van a recibir ofertas muy atractivas para trabajar en otros países, disminuyendo todavía más el número de psiquiatras disponibles.
“No podemos olvidar la necesidad de desarrollar servicios para mejorar la identificación temprana y el tratamiento eficaz de los trastornos mentales, especialmente en los niños y jóvenes”
- Es fundamental alcanzar una ratio óptima de 13 – 15 psiquiatras por cada 100.000 habitantes, pero para ello habría que incorporar 370 – 565 psiquiatras al año en el próximo lustro. Un objetivo inalcanzable si no empezamos a actuar desde ya, con una planificación y adecuación de los recursos a la demanda existente basada en diversas acciones como:
- Incrementar el número de plazas de formación de Psiquiatría.
- Mejorar las condiciones laborales de los psiquiatras, haciéndolas equiparables a la de los países de nuestro entorno.
- Favorecer el retraso de la jubilación de los psiquiatras, mediante una política de incentivos.
- Agilizar la acreditación de especialistas en psiquiatría no formados en la Comunidad Europea.
- Actualizar la Estrategia Nacional en Salud Mental e incorporar en ella la definición de estándares de servicios y ratios de profesionales aplicables a toda España.
Junto a ello, no podemos olvidar la necesidad de desarrollar servicios para mejorar la identificación temprana y el tratamiento eficaz de los trastornos mentales, especialmente en los niños y jóvenes, por el impacto que tendría en la sociedad a largo plazo, pero también en otros grupos como la gente mayor. Incrementar el número de camas de hospitalización y el número de plazas en los hospitales de día, desarrollar estrategias de prevención y abordaje de la conducta suicida, promover la humanización de los espacios y de los procesos asistenciales, impulsar la reducción del estigma de la enfermedad mental y fomentar la participación de los especialistas en Psiquiatría en el diseño e implementación de aquellas normativas, marcos estratégicos e iniciativas que pudiesen tener impacto en las personas con trastorno mental son otras acciones fundamentales. La Psiquiatría y la Salud Mental deben posicionarse como una prioridad en las agendas políticas en este año 2024. Y es una necesidad que no admite mayor dilación.