Por Salvador Illa, ex ministro de Sanidad

Pronto se cumplirá un año desde que España, la Unión Europea y el resto del mundo llevamos haciendo frente a una pandemia, que ha producido la peor crisis sanitaria en más de 100 años. Su gestión ha sido y sigue siendo dolorosa, pero al mismo tiempo nos está dejando muchas enseñanzas y lecciones aprendidas que no debemos perder de vista en el presente y futuro cercano.

Entre las lecciones, como ya he señalado en otras ocasiones, está la fortaleza del Sistema Nacional de Salud (SNS), que está siendo capaz de responder, pero también se ha puesto de manifiesto la necesidad urgente de abordar tensiones y retos que antes de la emergencia ya sabíamos que estaban pendientes. Es imprescindible, por tanto, que seamos capaces de aprovechar este momento para actualizar el SNS e impulsar un cambio hacia un modelo más robusto, flexible y resiliente. Un modelo que afiance la sanidad pública como un servicio esencial del Estado del Bienestar, pero que también sea punta de lanza del desarrollo social de nuestro país.

“Hay dos hechos que nos hacen enfrentar el futuro con esperanza: España ya ha empezado a administrar las primeras vacunas y disponemos de unos PGE plenamente vigentes y progresistas”

Cuando apenas acabamos de empezar 2021, y aunque seguimos inmersos en la gestión de la pandemia, hay dos hechos diferenciales que nos hacen enfrentar el futuro con un horizonte de enorme esperanza. El primero de ellos es que España ya ha empezado a administrar las primeras vacunas frente a la Covid-19. En el momento de escribir estas líneas, ya hay más de un millón de personas que ha recibido una dosis y cerca de 50.000 a las que se ha administrado la segunda, por lo que dentro de una semana desarrollarán la inmunización completa.

El segundo hecho diferencial es que por primera vez en dos años contamos con unos Presupuestos Generales del Estado plenamente vigentes y progresistas, que hoy más nunca son una herramienta poderosa para enfrentarnos a la pandemia, no sólo en términos sanitarios, sino económicos y sociales. Se trata de la mayor dotación de la historia en políticas públicas de salud, pasando de 327 millones de euros de los últimos presupuestos a más de 3.400 millones.

Unos presupuestos para la salud

Son unos presupuestos que pretenden ser capaces de responder de manera adecuada a los desafíos actuales y futuros del SNS, y cuyos aspectos fundamentales pueden resumirse en cuatro grandes apuestas: el respaldo importantísimo al SNS y particularmente al refuerzo estratégico de la Atención Primaria y Comunitaria; el impulso evidente a la Salud Digital y la renovación tecnológica; la recuperación y ampliación de derechos; y, desde luego, la respuesta pública a la pandemia, con un fortalecimiento de la Salud Pública.

En primer lugar, en lo que respecta al Sistema Nacional de Salud, los servicios de salud autonómicos recibirán 1.088 millones de euros, lo que supone una inyección fundamental para la implantación del Marco Estratégico de Atención Primaria y Comunitaria acordado en el Pleno del Consejo Interterritorial del SNS en 2019. De esta manera, se reforzará la Atención Primaria y Comunitaria en beneficio de la ciudadanía y de todo el SNS. Por un lado, es una respuesta para fortalecer el nivel asistencial que actúa como eje vertebrador del sistema y que la pandemia nos ha mostrado como esencial y, además, es una apuesta decidida por potenciar un sistema que está más cerca de las personas y de sus realidades sociales para cuidar mejor de su salud.

En segundo lugar, la Salud Digital, que ya ha tenido un impulso decidido en el nuevo organigrama del Ministerio de Sanidad, con la creación de la Secretaría General de Salud Digital, Información e Innovación del Sistema Nacional de Salud. Los Presupuestos Generales para 2021 buscan que las potencialidades de la digitalización se vean completamente desplegadas en el ámbito sanitario, en la prevención, la vigilancia, el diagnóstico, el tratamiento y la propia gestión de la salud.

El tercer aspecto de los Presupuestos está en la esfera de derechos de la ciudadanía: desde el 1 de enero de este año más de seis millones de personas  están exentas del copago en la prestación.

Y el cuarto eje tiene que ver con la respuesta pública a la pandemia. Es evidente que la apuesta por la Atención Primaria y Comunitaria, por la modernización de equipos o la transformación digital también conforman la respuesta a la pandemia, pero es importante subrayar dos medidas concretas de salud pública que serán centrales en el presente año.

“La adquisición de vacunas COVID, con una dotación de 1.000 millones de euros, permitirá que toda la ciudadanía tenga acceso de manera gratuita a una vacuna segura y eficaz”

Por un lado, la adquisición de vacunas COVID, con una dotación de 1.000 millones de euros, permitirá que toda la ciudadanía tenga acceso de manera gratuita a una vacuna segura y eficaz a través del SNS. Por otro lado, la inversión de cinco millones para la creación del Centro Estatal de Salud Pública implica un refuerzo fundamental de la salud pública, que hemos comprobado que es crucial para aumentar la resiliencia del sistema para las amenazas a la salud colectiva.

En definitiva, los Presupuestos Generales del Estado para 2021 en materia sanitaria deben plantearse como una inversión, porque, como nos ha dejado claro la pandemia, invertir en salud no es un gasto sino una inversión en el bienestar individual y colectivo. Y abren una senda ambiciosa, la de un SNS reforzado, modernizado y fortalecido ante la dificultad para que siga siendo una poderosa herramienta democrática, facilitadora de la equidad y de la cohesión en España.