Nieves Sebastián Madrid | viernes, 30 de agosto de 2019 h |

La administración Trump ha manifestado su intención de apostar por la importación de fármacos desde otros países, como por ejemplo, desde Canadá, con el fin de abaratar los precios de los mismos. En el plan en que se incluye esta medida, denominado American patients first, se detalla que el objetivo principal es que los ciudadanos del país sean capaces de acceder a todos los medicamentos disponibles en la actualidad. Esta medida, que ya había sido apoyada por los progresistas estadounidenses, cuenta con la rotunda oposición de la industria farmacéutica.

El Ejecutivo de Estados Unidos defiende la importación basándose en un principio: en otros países los medicamentos tienen un coste mucho más reducido y, mediante su importación, se facilitaría el acceso de los ciudadanos a los mismos. Esta iniciativa, que podría comenzar a desarrollarse a modo de prueba en el medio plazo, contaría con la supervisión de la FDA; además, la agencia regulatoria también se ha ofrecido a asesorar a los productores para ver cómo podrían hacerse con fármacos como las insulinas, cuyo precio es mucho más bajo en otros países.

Rechazo de la industria

Desde la patronal de la industria farmacéutica en Estados Unidos, Phrma, alertan de los peligros que puede comportar este proyecto. Su presidente, Stephen J. Ubl, señala que “el plan de importación que se propone es demasiado peligroso para los pacientes de nuestro país; no se puede garantizar la seguridad de los medicamentos que no están dentro de la cadena de suministro de los Estados Unidos”.

El presidente de la patronal considera que “los medicamentos que ingresan a Canadá podrían haberse originado en cualquier parte del mundo y es posible que no hayan sido sometidos a una estricta revisión por parte de la FDA”. Además, alega que se podrían dar varios problemas al respecto y que “la policía ha advertido reiteradamente que los esquemas de importación podrían empeorar la crisis de los opioides y poner en peligro la seguridad pública”.


La Administración Trump cree que importar fármacos desde países con precios más bajos mejorará el acceso


Por su parte, el secretario de Salud y Servicios Humanos del Gobierno de EEUU, Alex Azar, explica en un comunicado que “durante demasiado tiempo, los pacientes estadounidenses han estado pagando precios desorbitados por medicamentos recetados que están disponibles en otros países a precios más bajos”.

Y es que, el precio de los medicamentos en Estados Unidos siempre es objeto de debate. Al plantear esta medida, desde el Ejecutivo ponen el foco en que los precios deberían ser más justos para los ciudadanos del país, mientras que desde la industria farmacéutica defienden que en otros países los precios son demasiado bajos, y que mantener los precios contribuye a que los estadounidenses sean los primeros que puedan beneficiarse de las terapias innovadoras que van llegando al mercado.

Aseguradoras privadas

Uno de los motivos que influye en que los precios en Estados Unidos sean mucho más altos que en otros países, es el hecho de que las aseguradoras privadas sean la base de la sanidad del país.

En aquellos territorios donde existen sistemas sanitarios públicos, es la administración quien se encarga de negociar los precios de los fármacos con cada compañía y los métodos de financiación para poder integrarlos en el sistema, asegurar el acceso de sus usuarios y que el sistema siga siendo sostenible. Pero al ser las aseguradoras privadas las que intermedian con la industria, los debates sobre precios y financiación son radicalmente diferentes.

En el documento se incluye un punto relativo a esta problemática, en el que se ofrece una guía a las aseguradoras, con el fin de que les sirva como asesoramiento para tratar de negociar precios más bajos en los fármacos que precisan los pacientes.

Problemas del plan

Los puntos de este documento todavía están siendo sometidos a debate en el Congreso y, en cualquier caso, los miembros de la cámara estiman que será como pronto durante el transcurso de septiembre cuando las propuestas estén terminadas.


Las compañías avisan que este sistema podría empeorar la crisis de los opioides y poner en peligro la seguridad pública


Uno de los puntos que más polémica está generando es si este sistema de importación podría tener un impacto negativo en Canadá. Sobre todo, este punto es motivo de duda puesto que la capacidad de producción del país limítrofe no es tan alta como la de Estados Unidos. Por ello, varios agentes han manifestado su incertidumbre al no saber si Canadá será capaz de aumentar su capacidad de fabricación para que no se produzcan desabastecimientos en su propio país y que, además, puedan generar un excedente que permita que se realicen las exportaciones planteadas por Estados Unidos.

En esta línea se pronuncia también el presidente de Phrma, quien asegura que “los funcionarios canadienses han dicho que la política es inviable y que no se arriesgarán a la escasez al desviar su suministro de medicamentos a los Estados Unidos”. Ubl también llama la atención sobre el cambio de posición del secretario de Sanidad, apuntando que “Azar afirmaba el año pasado que la importación de fármacos era un ‘truco’ y que lo último que necesitábamos era abrir las fronteras a productos inseguros”. “En lugar de renunciar a la seguridad de los estadounidenses mediante la importación de políticas fallidas de países de un solo pagador, debemos trabajar en soluciones locales que reduzcan los costes en el bolsillo de los pacientes”, concluye el líder de Phrma.