La pandemia ha puesto el foco en la ciencia y en el trabajo que realiza el sector farmacéutico en cuanto a investigación y desarrollo se refiere. Una de las compañías que, desde sus inicios, apuesta por la ciencia y la innovación es Merck. Hablamos con el director general de la compañía en España, Miguel Fernández Alcalde, quien aboga por simplificar procesos para acelerar el acceso a los avances.

¿Qué impacto diría que ha tenido la pandemia en la actividad de la compañía? ¿Cómo se ha adaptado Merck a este nuevo escenario?

Creo que ha habido dos etapas distintas. La primera, mucho más complicada, durante los primeros meses en la que lo más importante era la seguridad y bienestar de nuestros empleados, tanto a nivel físico como emocional.  Esto era lo que más nos preocupaba y nos sigue preocupando, pero es cierto que la situación actualmente está más controlada que en los inicios.

En cuanto a la continuidad del negocio, tenemos tres plantas en España, tanto de química como de biotecnológica, y teníamos que asegurarnos de que no parábamos, y más aun teniendo en cuenta que somos un sector esencial. Había que garantizar que las plantas funcionaban y seguíamos produciendo nuestros medicamentos. Esto supone una enorme responsabilidad, tienes que dar ese ‘do de pecho’ en situaciones en que quizá te gustaría sentarte y reflexionar, pero no había tiempo. Cambiamos turnos, líneas de producción, protocolos y otros procesos en tiempo récord. Esto fue tremendamente complejo y es un aprendizaje que nos ha ayudado a mejorar muchos procesos en las plantas.

Quienes formamos parte de ella, somos conscientes del impacto que tenemos en la salud y calidad de vida de nuestros pacientes y esto nos alienta a afrontar el reto de ofrecer soluciones ante situaciones de especial complejidad como la pandemia. Por eso, nos aseguramos de que nuestros medicamentos llegaban a los más de 85 millones de pacientes que los seguían necesitando, más allá del Covid19. Creo que la ciudadanía se ha percatado de que las cadenas de suministro son de vital importancia y que, como es nuestro caso, no se pueden interrumpir. Cuando tienes las fronteras, puertos, aeropuertos cerrados, o cuando tienes la complejidad de tener muchos intermediarios para llegar a un paciente, no es una tarea fácil. Esta situación muestra la resiliencia del sector y, en concreto, de las personas que conformamos Merck.

Por último, creo que una cosa que ha venido a quedarse y que está en el ADN de la compañía es el tema de las alianzas. Nosotros tenemos varios proyectos relevantes de colaboración, que nacen en nuestra compañía, y con lo que exploramos qué socios nos pueden ayudar a escalar el impacto o contribuir en un codesarrollo. Esto se puede ver en dos ejemplos. Uno de ellos es que somos los proveedores esenciales de la cubierta lipídica que recubre las vacunas de ARN mensajero, que actualmente comercializan dos compañías, una cubierta bastante compleja desde el punto de vista químico. Esto lo digo con orgullo porque con este intercambio de propiedad intelectual y propiedad industrial hemos sido capaces de escalar la producción. Por otro lado, y siguiendo con las vacunas, a nivel de bioprocesadores, somos el partner de elección de las empresas que desarrollan vacunas basadas en vectores virales, puesto que los bioprocesadores con los que contamos son muchos más rápidos, lo que permite acortar los plazos. Esas alianzas se han acelerado de una manera sobresaliente debido a la pandemia y debemos ser capaces de mantenerlas en el futuro.

¿Qué aprendizajes cree que se pueden extraer de los meses de pandemia e incorporar al trabajo de la compañía?

Uno de los aprendizajes que tenemos que poner todos en la lista de tareas, y creo que con la situación actual se está consiguiendo, es que hay que trasladar a la sociedad que no hablamos de gasto sanitario o farmacéutico, sino de inversión. La industria es un sector que genera puestos de trabajo de calidad y que aporta valor a la economía y a la sociedad del entorno en el que opera. Por ello creo que hay que incidir en la palabra inversión, el vocabulario tiene mucha repercusión.

Otro aprendizaje estaría relacionado con la democratización de la innovación. Tenemos que ser capaces de que la innovación que generamos llegue lo antes posible a las personas. En este caso, los medicamentos. Para ello necesitamos regulación que ayude a que ese medicamento esté disponible cuanto antes para el paciente, también conscientes de que necesitamos poner todo de nuestra parte para que eso ocurra. Por ejemplo, en el índice de acceso al medicamento publicado en 2021, Merck fue una de las compañías que más volumen de intercambio de propiedad intelectual e industrial en la lucha contra la COVID-19 tuvo. Ese nivel de colaboración y de compartir en lugar de competir, es muy importante para que todos, y Merck liderando el camino, los mantengamos como lección aprendida.

Algo de lo que me siento muy orgulloso es de que antes de que la pandemia irrumpiese, la compañía estaba inmersa en un proceso de transformación cultural; la COVID-19, lejos de frenarlo lo que ha hecho es acelerarlo. Esto se basa en ser más ágiles, más responsables y en ser más ‘simples’, entendiendo la simplicidad como la desburocratización de los procesos, poniendo el foco en el impacto. En definitiva, tenemos que ser capaces de llevar a cabo procesos que generen impacto en un colectivo muy concreto, los pacientes. Si nuestros procesos internos no ayudan a que el paciente se beneficie de nuestro trabajo, no tiene sentido. Esta tendencia a simplificar, esa ‘autorresponsabilidad’, ha sido el mayor logro de mi vida profesional; es el mayor logro que estamos consiguiendo en Merck y es un aprendizaje que, aunque ya veníamos trabajando, se ha quedado consolidado en nuestro día a día.

¿Considera que esta situación de emergencia sanitaria ha cambiado la perspectiva de la población sobre el trabajo que realiza la industria farmacéutica?

Considero que sí la ha cambiado y creo que se debe también a el foco que están poniendo los medios en el sector salud. Tenemos que ser capaces de hablar y transmitir lo bueno que se hace en el sector, que es mucho. La percepción ha cambiado y hay datos que lo respaldan y muestran que a nivel reputacional hemos subido algunos peldaños. Actualmente, se es mucho más consciente de lo que el sector aporta a la sociedad y hay que insistir en esto, porque lo que no se comunica, no se conoce. Merck, por ejemplo, es reflejo del sector. Somos aproximadamente 1.200 empleados en España y tenemos una cultura basada en la diversidad, la igualdad y el talento. Por dar algunos ejemplos, más de un 52 por ciento de puestos están ocupados por mujeres y no solo en puestos base; en el Comité de Dirección, órgano de máxima responsabilidad de España, hay un 46 por ciento de mujeres. El 95 por ciento de puestos son  empleos indefinidos y uno de cada tres empleos corresponde a lo que se denomina empleo joven, trabajadores de menos de 40 años.

Eso es el empleo y el tipo de empresas que necesitamos en el país. Además, hay que tener en cuenta que a nivel mundial invertimos 2.200 millones de euros en I+D, y que esto redunda en un aumento de riqueza y prosperidad.

Si somos capaces de transmitir lo que el sector hace por cada uno de nosotros en la mejora de calidad de vida, ayudaríamos a comprender, entre muchas otras cosas, que lograr que las vacunas contra la COVID estén disponibles en 9, 10 u 11 meses no es cuestión de suerte, es la consecuencia de años de trabajo e investigación..

Más allá de la COVID, la actividad investigadora en otras especialidades continúa. ¿En qué áreas tiene puesto el foco Merck en I+D actualmente? ¿Destacaría alguno de los estudios que estén desarrollándose en estos momentos?

Merck tiene una estructura bastante característica. No es solo una compañía de medicamentos, es de ciencia y tecnología. Tenemos tres divisiones de negocio, lo que creo que es una virtud: la Healthcare, Life Science y Electronics. Desde Life Scienceproveemos a investigadores, empresas farmacéuticas y de dispositivos médicos, universidades o centros de investigación, entre otros, de las materias primas o dispositivos que necesitan para desarrollar sus productos finales. Somos proveedor principal en los bioprocesadores o biorreactores que comentaba previamente para soluciones contra el COVID y el proveedor de elección para la cubierta lipídica de las vacunas de ARNm. En Electronics, nos dedicamos sobre todo a la parte de semiconductores, muy al alza actualmente, por la escasez que hay de semiconductores, chips y otras materias que necesitamos, por ejemplo, para teléfonos móviles o televisores. Tenemos una gestión de la innovación muy elevada, con puntos de vista que a veces convergen como es el caso de Life Science y Healthcare.

También innovamos en tecnología CRISPR/Cas9; tenemos 28 patentes, lo que nos convierte en la compañía con mayor número de patentes en CRISPR/Cas9, siendo las tecnologías de edición genética más usadas a nivel mundial.

Concretamente, en la parte de Healthcare, tenemos cuatro áreas en las que ponemos el foco: oncología e Inmuno-oncología, neurología, inmunología y fertilidad. Nuestra inversión en I+D está centrada en estas áreas; en territorio español contamos con más de 56 ensayos clínicos y más de 450 centros públicos y privados con los que colaboramos. La mayoría son terapias muy dirigidas para enfermedades graves y con una gran necesidad médica no cubierta. Aun así, con estas características, estamos enrolando a más de 6.500 pacientes en ensayos.

¿Está previsto algún lanzamiento en el corto-medio plazo?

Si, tenemos una inmunoterapia con la que ya hemos terminado la fase clínica, ya aprobada por la Agencia Europea del Medicamento, y que esperamos que pronto esté disponible en España, es Bavencio® (avelumab) para carcinoma urotelial avanzado o metastásico. Este ejemplo hace honor a la esencia que seguimos en la I+D de medicamentos: que sean first in class o best in class. Esta es una patología que durante los últimos 30 años se ha tratado de la misma manera. Lamentablemente tiene un pronóstico difícil, es un cáncer agresivo y no se ha visto el avance investigador que se ha dado en otros tumores.

Esto no significa que falte investigación, es muestra de lo arriesgado que es investigar en salud. Hay datos oficiales de cómo existen muchos medicamentos que tras investigarse durante años no han dado los beneficios o valor al paciente que se esperaba al inicio. Concretamente, es una terapia de mantenimiento, es el único tratamiento a día de hoy aporta un aumento de la supervivencia global de estos pacientes, alargándola más de 7 meses que el standard of care. De hecho,  las guías clínicas a nivel europeo y americano ponen a esta terapia, en el poco tiempo de vida que lleva, como standard of care, algo que nos entusiasma y del que estamos muy satisfechos. Además, es de destacar el papel que España ha desempeñado en la investigación de este tratamiento: un total de 28 centros han participado en su desarrollo, lo que nos ha convertido en el país que más pacientes ha reclutado en el ensayo clínico. Además, hemos contado con investigadores que son key opinion leaders en el tratamiento de carcinoma urotelial, ahora también expertos en el manejo de este medicamento.

Además de la actividad puramente científica, desde Merck se impulsan iniciativas para visibilizar y concienciar sobre diferentes afecciones. ¿Cuáles se están realizando en estos momentos o está previsto lanzar próximamente?

Es otra arista del sector farmacéutico que se puede conocer quizás menos, y es toda la inversión que se realiza para dar visibilidad con asociaciones de pacientes, medios de comunicación… para visibilizar y dar voz a quienes padecen la enfermedad. En el caso de Merck, se pone mucho el foco también en los cuidadores. Merck es una de las empresas, no sé si puedo decir pionera, pero sí de las que más se ocupa de que el cuidador no profesional esté atendido. Hay enfermedades crónicas o graves en las que el paciente tiene que ser escuchado y comprendido. Pero del mismo modo hay que hacerlo con el cuidador, porque es esa persona que estando sano se lleva toda la carga emocional, psicológica y muchas veces durante un largo periodo de tiempo.

Creo que Merck desde la concienciación en cánceres como el de colon, el de cabeza y cuello, del que se habla menos,  o en enfermedades como la esclerosis múltiple, en la que también somos líderes en tratamientos, buscamos dar voz a pacientes y cuidadores.

¿Qué objetivos tiene Merck a corto, medio y largo plazo?

A corto plazo, el leitmotiv es contribuir a un progreso humano sostenible a través de la innovación. Esa innovación y ese progreso tienen mucho que ver con la salud. Nuestra CEO a nivel global, Belén Garijo, ya ha trasladado a la comunidad de inversores que nuestra innovación debe ser sostenible y que el progreso se dirija a ello. Merck está poniendo el foco en asegurarnos que todas las acciones que llevamos a cabo estén alineadas con el Pacto Verde de la Unión Europea, la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. En concreto, ahora mismo tenemos el foco puesto en cinco ODS: estos son los de salud y bienestar, trabajo decente y crecimiento económico, industria e infraestructura, consumo y producción responsable y la importancia de las alianzas, sobre las que antes comentamos varios ejemplos.

A este respecto, en las tres plantas que tenemos en España, ya podemos decir que el 100% de la energía que usamos viene de energías renovables, no utilizamos plásticos de un solo uso en los procesos fabriles y, teniendo en cuenta el aumento de la producción que registramos, duplicando su producción en la parte química y biotecnológica, hemos sido capaces de reducir el consumo de agua.

Esta sostenibilidad medioambiental y de los procesos internos es donde tenemos puesto ahora el foco. Hace apenas unos días celebramos el Capital Investment Day, durante el cual, Belén Garijo, anunció que aspiramos a aumentar las ventas aproximadamente en 25.000 millones para 2025. Esto supondría un crecimiento muy significativo. Todavía tenemos que cerrar 2021, aunque hay datos de 2020 que reflejan un aumento del  17,5% en ventas. Si estas estimaciones se cumplen, la cifra de 2025 supondría un crecimiento de más del 30 % . Esto es espectacular en una empresa como Merck, que somos una de las primeras de Market Capitalization en el DAX, el índice alemán. Ahora, la compañía cada vez tiene que ser más líder y seguir creciendo, siempre de manera sostenible. Con estos objetivos en mente y teniendo en cuenta que es la biotecnológica más antigua, queremos seguir creciendo durante otros 353 años más.