La llegada de los fármacos biosimilares supuso desde sus inicios una gran ventaja para los pacientes cuyas enfermedades se tratan con fármacos biológicos. Contar con cada vez más alternativas supone un gran cambio en el rumbo de la enfermedad de muchas personas. Pero todavía sigue siendo necesario incidir en la formación e información sobre estos fármacos y que esta llegue a todos los pacientes y profesionales. Joaquín Rodrigo, director general de Sandoz para España y Portugal y presidente de BioSim, repasa los desafíos pendientes en esta entrevista.

Pregunta. ¿Qué mensajes cree que es necesario seguir transmitiendo respecto a los fármacos biosimilares?

Respuesta. Actualmente, a raíz del impacto de la crisis sanitaria global producida por la pandemia COVID-19, los sistemas sanitarios se han visto obligados a reflexionar sobre su funcionamiento y su sostenibilidad a largo plazo. Desde Sandoz, hace tiempo que reivindicamos la importancia de apostar por soluciones innovadoras como los medicamentos biosimilares, que permitan liberar recursos para que estos puedan ser invertidos en innovación en beneficio de los pacientes.

Este mismo mes de noviembre, en el marco del mes del biosimilar impulsado por BioSim, se ha presentado el informe de Análisis de impacto presupuestario de los medicamentos biosimilares en el Sistema Nacional de Salud en España (2009-2022), y los datos son contundentes: los medicamentos biosimilares han aportado al SNS un ahorro de 2.306 millones de euros, y se prevé un ahorro adicional de 2.856 millones de euros hasta el año 2022.

Ahora, más que nunca, debemos enfatizar la relevancia de la innovación sostenible que responda a necesidades no cubiertas de los pacientes. Los biosimilares son una herramienta imprescindible y estamos convencidos de que serán una pieza clave para el sistema sanitario del futuro.

Los biosimilares han aportado al SNS un ahorro de 2.036 millones de euros y se prevé un ahorro adicional de 2.856 millones de euros hasta 2022

Es importante recordar que los biosimilares son medicamentos biológicos equivalentes en calidad, eficacia y seguridad al biológico de referencia”.

P. ¿Qué impacto tienen los medicamentos biosimilares tanto en el ámbito de la administración, el sanitario o para los pacientes?

R. Con la irrupción de los biosimilares, los pacientes se benefician de un mayor acceso a medicamentos de calidad para el tratamiento de enfermedades complejas; los profesionales de la salud optan a un mayor abanico de opciones de tratamiento y hacen una apuesta clara por la innovación farmacéutica; y finalmente, se mejora la eficiencia del sistema sanitario. No hay duda de que la apuesta por soluciones y terapias innovadoras es un win-win para todos los agentes implicados en el sistema de salud.

Sin embargo, para poder alcanzar esa situación beneficiosa para todos los agentes que intervienen en la salud, debemos continuar impulsando el uso de los medicamentos biosimilares en cualquier país o Comunidad Autónoma, es esencial que exista confianza y convencimiento de los clínicos hacia estas terapias y los beneficios que traen consigo.

Se ha demostrado que los países con mejores resultados de penetración de biosimilares en Europa, han basado sus políticas en esta idea y, por ello, han desarrollado iniciativas desde el consenso, teniendo en cuenta a todos los agentes partícipes en la salud, fomentando la educación a través de programas de formación a pacientes y profesionales sanitarios. Además de poner en marcha medidas como el conocido gain sharing basada en el retorno del ahorro generado por la utilización del biosimilar. Es importante identificar la mejor fórmula para la distribución de estos ahorros generados de una forma transparente.

P. ¿Qué patologías o especialidades se benefician más de la existencia de los biosimilares?

R. A día de hoy, España tiene un total de 52 medicamentos biosimilares autorizados y 41 efectivamente comercializados que cubren más de 30 indicaciones. En el caso de Sandoz, su pipeline se compone de 8 biosimilares que cubren las principales áreas terapéuticas, siendo la farmacéutica que tiene más biosimilares aprobados en Europa. Entre las patologías que cubren los biosimilares autorizados en España actualmente, destacan el cáncer, la osteoporosis, la artritis, la psoriasis o la diabetes, entre otras.

P. En cuanto a Sandoz en concreto, ¿qué líneas de investigación y/o trabajo se están siguiendo en estos momentos?

R. En Sandoz contamos ya con ocho productos biosimilares disponibles en inmunología, oncología y endocrinología, por eso, somos la empresa líder en biosimilares en Europa. Constantemente evaluamos oportunidades de mercado para enriquecer nuestra amplia cartera.

Además, contamos con un pipeline líder de biosimilares con más de 10 moléculas en diversas etapas de desarrollo, tanto in house como a través de colaboraciones.

Nuestros biosimilares se han utilizado en la práctica clínica durante más de 10 años y están disponibles en casi 100 países. Por ello, con el fin de mantener nuestra posición de liderazgo a largo plazo en biosimilares, continuaremos trabajando por reforzar nuestro compromiso con la innovación y los pacientes apostando, en consecuencia, por estas soluciones terapéuticas.

P. ¿Qué retos quedan pendientes a corto, medio y largo plazo en materia de biosimilares?

R. Para poner en valor la revolución que suponen los medicamentos biosimilares, es muy importante la labor pedagógica, tanto en pacientes como en profesionales de la salud. Si desde las empresas del sector somos capaces de explicar correctamente los beneficios que suponen este tipo de medicamentos para nuestro sistema sanitario y su óptimo funcionamiento, daremos un salto muy importante en materia de biosimilares, evitando reticencias por parte de los profesionales de la salud y dando confianza a nuestros pacientes.

También es muy importante que desde la industria farmacéutica se potencien las políticas que fomenten el uso de medicamentos biosimilares por parte de los profesionales de la salud, ya que ellos son los máximos prescriptores de este tipo de medicamentos. Por ejemplo el sistema de ganancias compartidas, donde se establezca un programa de incentivos para los equipos que contribuyan positivamente a la promoción de los biosimilares en beneficio del propio sistema, pudiendo así mejorar la calidad asistencial de dichas unidades y mejorar las condiciones de trabajo de los profesionales sanitarios.

Asimismo, será muy importante fomentar un marco de libre competencia en el mercado de los biosimilares, ya que esto contribuirá a estimular el desarrollo de terapias innovadoras alternativas que aportarán un valor añadido que de otra manera no se podría impulsar.

Estamos convencidos de que empresas como Sandoz están marcando el camino correcto, haciendo firme su compromiso con los pacientes crónicos y con los profesionales médicos, y seguiremos trabajando para mejorar y prolongar la vida de las personas con todas las herramientas, terapias y soluciones que estén a nuestro alcance”.

Los biosimilares, desde la perspectiva del paciente

Más allá del avance en I+D en biosimilares, también es importante medir el impacto que tienen estos esfuerzos en investigación en los pacientes. En palabras de Antonio Torralba, presidente de ConArtritis (Coordinadora Nacional de Artritis), explica que la llegada de estos medicamentos ha hecho que “ahora se disponga de muchas más alternativas terapéuticas a disposición de los especialistas y que tienen un beneficio, en concreto, en las personas que padecen alguna enfermedad reumática crónica como puede ser la artritis reumatoide”.

Y esta es la principal ventaja que Torralba destaca que los biosimilares aportan a los pacientes. “Creo que todos los fármacos tienen que estar disponibles para que los especialistas, que son los que tienen que valorar junto con los pacientes cuál es el fármaco más adecuado para cada persona”. Esto permite también, según indica, “si contamos con más fármacos que puedan prescribir los especialistas, aporta una nueva oportunidad en caso de que a un paciente le hayan fallado otros fármacos”.

Al sumar este aspecto a que cada vez los diagnósticos de enfermedades reumáticas se demoran menos, “está adelantando el control de la enfermedad, lo que hace asimismo que la persona pueda reincorporarse a su vida personal y laboral cuanto antes, y que retorne al sistema el beneficio que ha obtenido”. Todo ello, afirma Torralba, se traduce en que “se tenga un sistema más eficiente, que los médicos vean que su trabajo está siendo puesto en valor y que los pacientes se sientan más atendidos por el sistema”.

Evolución de los biosimilares

En cuanto a la evolución de la farmacología en enfermedades reumatoides, Torralba califica la llegada de los biosimilares como “una revolución”. Concretamente, explica, en el caso de la artritis reumatoide, “cuando aparecieron en escena los fármacos biológicos y biosimilares, fue revolucionario, porque se dio una alternativa a los fármacos  antirreumáticos modificadores de la enfermedad (FARMEs) sintéticos, que eran la única opción”. Torralba concluye que “desde que irrumpieron estos fármacos en el panorama, mejoró la calidad de vida de las personas y la posibilidad de acceder a estos medicamentos”.  


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