El Global Madrid | jueves, 22 de septiembre de 2016 h |

La Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) y Novartis conmemoran el Día Mundial de la Leucemia Mieloide Crónica (LMC), abordando los últimos avances sobre el diagnóstico y la evolución de la patología, así como su impacto en la calidad de vida. La Leucemia Mieloide Crónica (LMC) es una enfermedad hematológica que se produce cuando las células de la médula ósea ocasionan la proliferación descontrolada de leucocitos (o glóbulos blancos), incluyendo leucocitos inmaduros. Actualmente, se dispone de tratamientos específicos para esta patología, dirigidos a ralentizar el desarrollo de células leucémicas, y a los que determinados pacientes responden de forma muy positiva, llegando a alcanzar un nivel de células enfermas prácticamente indetectable.

En el proceso de abordaje de la LMC destacan las principales novedades acontecidas en los últimos años en el área de hematología y hemoterapia. José María Moraleda, catedrático de Medicina de la Universidad de Murcia, coordinador de la Red de Terapia Celular del Instituto de Salud Carlos III, jefe del Servicio de Hematología del Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca (Murcia) y presidente de la SEHH señaló que “algunas de las más importantes se dan en el campo del diagnóstico. Cabe destacar las derivadas del descubrimiento de alteraciones genómicas y epigenómicas en la mayoría de las leucemias y hemopatías malignas. Estos marcadores genéticos y moleculares, nos permiten un diagnóstico más preciso de las enfermedades onco hematológicas y clasificarlas adecuadamente (ahora identificamos muchos más ‘subtipos’ de leucemias y linfomas)”, señala.

Otro de los aspectos señalados por Moraleda reside en “la importancia de este tipo de avances en el desarrollo de lo que se conoce como medicina personalizada: estos avances han permitido diseñar tratamientos específicos dirigidos a dianas moleculares, mucho más inteligentes y eficaces, y con menos efectos secundarios, abriendo paso a la medicina personalizada o medicina de precisión, en un modelo que se ha extendido desde la hematología a la oncología en general”.

Según afirma el especialista, la investigación, clave en el desarrollo de nuevos tratamientos, más eficaces y específicos, se encuentra “en un momento fascinante”. “Nuestra especialidad es particularmente atractiva porque tiene la singularidad de tener una doble vertiente clínica y de laboratorio. Esta dualidad indisoluble nos permite hacer diagnósticos clínicos y cuidar a nuestros pacientes, y al mismo tiempo hacer diagnósticos de laboratorio y conocer a fondo la patogenia de las enfermedades, investigar su origen y desarrollo, y establecer biomarcadores diagnósticos y terapéuticos; en definitiva: ser médicos científicos”, apunta.