La COVID-19 ha sido protagonista indiscutible de 2020 y lo sigue siendo en este inicio de 2021. No obstante, las compañías farmacéuticas, independientemente de sus áreas de especialidad, han seguido trabajando durante estos meses, adaptándose a los obstáculos que la pandemia ponía por delante, para asegurar que los fármacos llegaban a aquellos pacientes que los necesitaban. Aurora Berra, directora general de Ipsen Iberia, explica cómo se ha adaptado la corporación a este nuevo contexto y detalla los avances en las áreas terapéuticas en que focaliza su actividad.

Pregunta. ¿Cómo afronta el equipo de Ipsen España este 2021 teniendo en cuenta el contexto actual?

Respuesta. Adaptándonos a esto que se ha denominado como ‘nueva normalidad’, que no sabemos que tiene de normalidad ni de nueva. Yo creo que es una nueva forma de trabajar, para lo que ya tenemos la experiencia desde marzo de 2020. Es verdad que ahora tenemos la opción de ir a las oficinas, con todas las garantías de seguridad, y que las personas trabajen por turnos, pero de manera voluntaria. Además, se está fomentando el teletrabajo, ya que consideramos que la salud es lo más importante.

Nos enfrentamos a 2021 con la incertidumbre de ver cómo el modelo sanitario va a volver a la normalidad. Creo que la nueva normalidad será distinta a la forma que hemos tenido hasta ahora al trabajar con el sistema sanitario, en las interacciones con médicos y otros grupos de interés. Seguiremos teniéndolas, pero quizá el modelo basado en el cara a cara, la proximidad, la frecuencia… seguramente todo eso cambiará. Pero nuestro objetivo sigue siendo el mismo: trabajar por y para los pacientes. Este ha sido nuestro objetivo en 2020 y seguirá siéndolo, por supuesto, en 2021.

Para ello en España contamos con un equipo de 130 personas. A nivel global, en Ipsen somos un total de 5.700 empleados y estamos presentes en 37 países. Además, la compañía tiene ocho centros de producción y tres de investigación y desarrollo. Ipsen es una compañía mediana que quiere ser líder en las áreas en las que está focalizada.

P. ¿Qué impacto ha tenido la crisis de COVID-19 en la actividad de la compañía? ¿Cómo se ha trabajado desde la filial española para contrarrestar este impacto?

R. El impacto creo que ha sido similar para todo el mundo. Inicialmente, fue en el corto plazo, durante el confinamiento, ya que tuvimos que aprender como organización a trabajar desde casa. No es lo mismo trabajar un día o dos desde casa, que hacerlo todos los días, muchas veces, sin un espacio apropiado y compartiéndolo con el resto de los miembros de la unidad familiar. Todos nuestros trabajadores disponían de teléfonos móviles y ordenadores portátiles, con lo que ganamos en reacción e inmediatez.

“Al principio, lo más importante fue garantizar la salud de los trabajadores, sin olvidar nuestra  prioridad de asegurar el suministro a los pacientes”

Al principio, lo más importante para nosotros, fue garantizar la salud de los trabajadores, por lo que la primera medida fue que todo el mundo que pudiera trabajara desde casa. Pero también teníamos como prioridad asegurar el suministro a los pacientes. Y logramos ambas cosas.

Respecto al impacto con algo más de perspectiva, en líneas generales, nosotros hemos seguimos creciendo respecto al 2019. Y, aunque esta crisis quizá nos ha impactado menos que a otros sectores, sí que es verdad que uno de nuestros productos, que es la toxina botulínica tipo A, con indicación para la espasticidad, se ha visto más afectado. La razón es que los pacientes tienen que ir a un hospital para recibir la infiltración, que la debe realizar un médico. Al no ser consultas prioritarias, la mayoría se anularon durante la época de pandemia, y se dejó de infiltrar a muchos pacientes.

P. La oncología, enfermedades raras y neurociencias son las áreas más punteras de la compañía; ¿qué proyectos tiene la compañía dentro de estas especialidades?

R. Así es. Tenemos tres grandes pilares: oncología, donde estamos focalizados en tumores neuroendocrinos, cáncer renal y cáncer de próstata; neurociencias, donde trabajamos con la toxina botulínica tipo A para la espasticidad, y enfermedades raras, con el foco en acromegalia, en fibrodisplasia osificante progresiva (FOP) y en trastornos del crecimiento.

En todo lo que hacemos tenemos una visión pacient centric, es decir, enfocada en el paciente. Por ello, desarrollamos actividades en cada una de nuestras áreas siempre pensadas por y para los pacientes. Por ejemplo: creamos el primer canal de podcast para pacientes con tumores neuroendocrinos, que se llama ‘EntreTNEs’; recientemente hemos presentado una guía de cáncer de riñón y alimentación, que es un manual para pacientes y familiares de cáncer renal; lanzamos una herramienta digital que se llama Lumen, para el apoyo integral de pacientes de cáncer renal, etc.

P. En el caso de las enfermedades raras, por sus especificidades, ¿es más difícil el trabajo en términos de investigación, desarrollo o acceso que en otras áreas terapéuticas?

R. Sin ninguna duda, sí. Las enfermedades raras tienen bastantes complicaciones a la hora del diagnóstico, principalmente porque son patologías que se ven muy poco. Pero también hay dificultades de acceso. Actualmente están descritas unas 6.000 enfermedades raras y solo hay medicamentos para 1.200 de ellas; es decir, alrededor del 30 por ciento nada más. Además hay bastante retraso a la hora de aprobar estos medicamentos respecto al precio y el reembolso. Creo que todas las compañías que trabajamos en esta área hemos pedido siempre que hubiera una regulación especial en términos de precios y reembolso para estos fármacos. Algo para encontrar una forma más ágil a la hora de conseguir su aprobación.

“Las compañías que trabajamos en enfermedades raras hemos pedido siempre una regulación especial en términos de precios y reembolso para estos fármacos”

También hay menos investigación, puesto que hay menos pacientes de cada enfermedad, lo que a veces te obliga a aprobar medicamentos con muy pocos datos. Por ejemplo, de algunas patologías a lo mejor hay 70 pacientes en total, y para los estudios podemos acceder a 20.

Hay muchos pacientes, no en cantidad, pero sí en proporción, a los que se podría ayudar a mejorar su calidad de vida e incluso salvarles. Es un mundo muy complicado pero fascinante, porque cada vez que tratas con uno de estos pacientes, ves que realmente les estás ayudando.

P. Más allá de estas especialidades, Ipsen también tiene puesto el foco en la farmacovigilancia; ¿cómo trabaja la compañía en este ámbito?

R. La farmacovigilancia es un área muy importante en cualquier laboratorio farmacéutico. Se trata de vigilar cualquier efecto que pueda tener un fármaco una vez que llega a la práctica clínica; esto requiere de una vigilancia y compromiso por parte de los empleados de la compañía, de estar atentos a cualquier efecto quedan tener -adverso o no-, no solo en ensayos clínicos, sino cuando el fármaco está aprobado, teniendo que seguir los datos y reportarlos.

“Los medicamentos tienen que llegar bien a los pacientes y son muy importantes los departamentos de farmacovigilancia que son fundamentales para la industria farmacéutica”

Esto lo hacemos de la mano de la Agencia Española del Medicamento y el Producto Sanitario y de otros órganos de control, asegurando que el tratamiento es realmente seguro y bueno para los pacientes.

P. ¿Qué líneas de investigación o proyectos tiene en marcha la compañía que puedan ver la luz en el futuro más próximo? ¿Está previsto algún lanzamiento o abrir alguna nueva línea de investigación?

R. En el último ESMO, el de 2020 que se celebró de manera virtual, se presentaron los datos fase III del estudio Checkmate 9-ER. Es un estudio que evalúa la combinación de cabozantinib (Cabometix) con nivolumab (Opdivo, de BMS) en cáncer renal avanzado no tratado previamente. Los datos que tenemos hasta el momento son bastante esperanzadores, con variables de eficacia muy buenas, incluyendo la supervivencia global (SG). Ahora estamos trabajando en la presentación para la EMA del registro de esta combinación. En cuanto se apruebe en Europa y, por tanto, en España, estaremos en disposición de discutir el precio y el reembolso para su lanzamiento.

También tenemos varios ensayos con cabozantinib para otras indicaciones como el cáncer hepático, de pulmón o de próstata, de los que esperamos también datos esperanzadores. Pero esto será un poco más adelante. Somos muy optimistas con todas las combinaciones que nos puede dar este producto.

P. ¿Cuáles son los objetivos de la compañía a corto, medio y largo plazo?

R. Creo que es muy importante que nos adaptemos a la nueva normalidad; no se trata de convertirlo todo en digital, sino de dar un buen uso a las nuevas tecnologías, impulsando la parte digital para llegar a nuestros clientes, a los médicos, y generar valor. Seguimos con esta dinámica mientras siga la pandemia. Pensábamos que todo iba a pasar más rápido, pero finalmente no está siendo así.

En el medio plazo, tenemos que seguir creciendo en nuestras tres áreas terapéuticas con otros productos. Tenemos vocación de compañía mediana, no de ‘big pharma’, y queremos desarrollar la parte de innovación externa, trabajando en las alianzas con otras compañías, colaborar en el desarrollo de otros productos, compras…

“Tenemos vocación de compañía mediana y queremos desarrollar la parte que llamamos de innovación externa, trabajando en las alianzas con otras compañías”

A largo plazo, el objetivo es ser líderes en estas áreas de las que estamos hablando. Para ello tendremos que crear nuevas alianzas con otras compañías o grupos de investigación. La compañía no tiene intención de entrar en muchas áreas, sino centrarnos en las que ya estamos y explorar nuevas posibilidades dentro de las mismas.


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