Elevar los niveles de vitamina D en sangre -medida como 25-OH vitamina D- por encima de los 50 ng/mL podría ayudar a prevenir o mitigar nuevos brotes de COVID-19 por mutaciones de escape o disminución de la actividad de los anticuerpos. Así se pone de manifiesto en un estudio publicado en la revista Nutrients, fruto de una revisión sistemática de ocho estudios y un metaanálisis.

El trabajo, elaborado por tres investigadores independientes alemanes, sostiene que el riesgo de mortalidad por COVID-19 es inversamente proporcional a los niveles de 25-OH vitamina D.

Ante este escenario, los autores instan a combinar la vacunación con un refuerzo del sistema inmunológico elevando los niveles séricos de vitamina D por encima de los 50 ng/ml para reforzar así la protección de la población y, según los autores, aumentar el éxito de la vacunación.

Ante los resultados evidenciados, los investigadores sugieren que “como las mutaciones futuras del virus SARS-CoV-2 pueden no ser susceptibles a la inmunidad adquirida por la vacunación o por una infección anterior, toda la población debería elevar sus niveles séricos de 25-OH vitamina D en suero mediante suplementación a un nivel óptimo lo antes posible y garantizar su mantenimiento”.

Aunque existe una gran cantidad de publicaciones que apoyan la correlación entre la gravedad y la tasa de muerte de las infecciones por SARS-CoV-2 y el nivel sanguíneo de 25-OH vitamina D, todavía hay un debate abierto sobre si esta relación es causal, debido a que la mayoría de los estudios determinaron los niveles de esta vitamina después del inicio de la infección.

Marcador de la resistencia inmunológica

Con el objetivo de arrojar luz al respecto, los investigadores alemanes han identificado y evaluado los datos de un estudio poblacional y siete estudios clínicos que informaron de los niveles sanguíneos de esta vitamina antes de la infección o el día del ingreso hospitalario del paciente.

A partir de ahí analizaron la correlación entre los niveles de 25-OH vitamina D como un marcador de la resistencia inmunológica y la resiliencia frente a la COVID-19 y presumiblemente otras infecciones respiratorias.

Los resultados mostraron una correlación significativa entre la tasa de mortalidad causada por el SARS-CoV-2 y los niveles de 25-OH vitamina D en sangre. A un nivel umbral de 30 ng/mL, el estudio mostró que la mortalidad disminuía considerablemente.

Asimismo, los resultados de este estudio sugieren que niveles de 25 OH-vitamina D por encima de 50 ng/mL podrían evitar casi por completo la mortalidad por SARS-CoV-2. 

Uno de los estudios evaluados en este artículo mostró, además, que uno de los síntomas fatales y más temidos del COVID-19, la inflamación fuera de control que conduce a insuficiencia respiratoria, se correlaciona directamente con los niveles de 25-OH vitamina D.

En este caso, las células incubadas con ≥30 ng/ml de 25-OH vitamina D mostraron una respuesta significativamente reducida a los lipopolisacáridos (LPS), con una respuesta antiinflamatoria máxima con concentraciones de ≥50 ng/mL de 25-OH vitamina D.

Respuesta a la suplementación con vitamina D tras el ingreso

Los resultados de este estudio van en línea con publicaciones previas, donde se sugiere que aumentar los niveles de 25-OH vitamina D en pacientes con hipovitaminosis D podría mejorar el pronóstico del COVID-19.

En este sentido, un trabajo español llevado a cabo en el Hospital del Mar en Barcelona y publicado en The Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism (JCEM), puso de manifiesto que el empleo de calcifediol junto con la mejor terapia disponible disminuyó en un 87 por ciento el riesgo de ingreso en UCI y en más del 50 por ciento de fallecimiento por COVID-19.

Asimismo, el ensayo “Covidiol”, realizado en el Hospital Reina Sofía en Córdoba e impulsado por el Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (IMIBIC), reveló que el tratamiento con calcifediol condujo a una disminución de los ingresos en UCI y fallecimientos entre los pacientes con COVID-19, mejorando notablemente el pronóstico de esta enfermedad.

Tampoco hay que olvidar que, a día de hoy, la evidencia existente sugiere que la vitamina D activa juega un papel fundamental en la regulación del sistema inmunológico, tanto innato como adaptativo, ya que los receptores intracelulares de esta están presentes en casi todos los tipos de células involucradas en la respuesta inmune humana: monocitos / macrófagos, células T, células B, células asesinas naturales y células dendríticas.


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