Mujer, hematología y liderazgo… ¿Forman partes estos tres elementos de una misma historia? Con el objetivo de avanzar en el papel de la mujer en el ámbito de la hematología en España tuvo lugar el Foro: ‘Mujer, liderazgo y hematología‘, organizado por GM junto a MC y Mía, con la colaboración de Celgene, una compañía de Bristol Myers Squibb (BMS).

Cinco mujeres líderes en este campo ofrecen su visión actual de cómo el talento femenino está invadiendo un área médica en pleno crecimientoMaría Victoria Mateos, hematóloga del Hospital de Salamanca; María Jesús Arilla, hematóloga del Hospital Arnau de Vilanova; Amparo Santamaría, jefa del Servicio Hematología del Hospital de Torrevieja y Hospital de Vinalopó; y Amaro Sempere, hematóloga del Hospital La Fe de Valencia; y Elena Palacios, directora de la Unidad de Negocio de Hematología de BMS, han sido las encargadas de trazar este escenario.

Para Amparo Santamaría, aunque la hematología cuenta con 4 áreas de atención y cada una de ellas está muy sesgada, la fotografía sigue siendo la misma. Se puede decir que la hematología es más de hombres.

“Realmente ves que en los paneles de las sociedades científicas o en la práctica clínica hay más mujeres. Sin embargo, en los puestos de responsabilidad, hay más hombres que mujeres”

Amparo Santamaría, jefa del Servicio Hematología del Hospital de Torrevieja y Hospital de Vinalopó

Según una investigación publicada hace unos años, existe una diferencia estadísticamente significativa en los hospitales. Algo que se repite en varias publicaciones. “Apenas sigue habiendo un 17 por ciento de mujeres en puestos relevantes en la práctica clínica. Si vamos a las universidades es más vergonzoso”.

En esta línea, María Victoria Mateos asegura que aunque no ha sufrido ninguna discriminación por ser mujer y dedicarse a una enfermedad tan compleja como es el mieloma múltiple, forma parte de muchos comités científicos y boards de sociedades científicas.

Como ejemplo, el año pasado Mateos recibió un galardón por parte de este organismo y fue la primera mujer en recibirlo en más de dos décadas. “Es cierto que he pertenecido al comité científico y al executive board de la Sociedad Europea de Hematología. Ahí sí que me hubiera visto con posibilidades de ser la presidenta, no vi tanta discriminación, ahí quizá la barrera se la pone la mujer.”

En opinión de Amparo Sempere, históricamente las mujeres hematólogas se han enfocado más al diagnóstico y el laboratorio, “la parte clínica era más del hematólogo”. Afortunadamente, explica, esto ha ido cambiando. En lo que respecta a las barreras internas, Sempere asegura que las mujeres sin duda “nos las ponemos, somos profesionales, somos madres, somos hijas y eso pesa”.

Desde la perspectiva privada, Elena Palacios remarca que el farmacéutico es un sector diferente y privilegiado. “Es un sector que trabaja mucho a nivel internacional y con mayor apertura. No obstante, yo misma en 20 años he visto mucha evolución. Era muy raro ver una mujer en comité de dirección. Como decían mis compañeras, sí había muchas mujeres, pero en puestos de responsabilidad pocas, algo que, en los últimos tiempos, está cambiando de una forma rápida”.

Palacios comenta que en BMS el 61 por ciento de los empleados son mujeres. “Y en el comité de dirección más del 50 por ciento somos directoras.  Creo que realmente esto marca un poco una diferencia”, explica. En esta línea, Palacios explica que la gestión de equipos es muy complicada.

“Es fácil gestionar tiempo, recursos económicos pero lo que se gestionan son personas. Lejos de que el equipo esté a disposición del jefe, es el jefe el que debe estar a disposición del equipo”

Elena Palacios, directora de la Unidad de Negocio de Hematología de BMS

Algo con lo que coincide María Jesús Arilla que indica que, desde la gestión sanitaria de hospitales públicos, la gestión de las personas es lo más importante. “Los gestores nos convertimos en los facilitadores del trabajo de las personas de los equipos”.

¿Cuáles son las aportaciones de estas mujeres a la hematología?

Para llegar donde están han tenido que superar numerosas barreras y “dejar cosas” por el camino. Sin duda alguna, Sempere apunta al trabajo en equipo como un aliado fundamental. Una tarea, a su juicio, horizontal. “Tienes que cuidar mucho de tu gente y saber dar las gracias. Las mujeres tenemos algo: somos poco individualistas, trabajamos más en equipo”.

Santamaría recuerda sus comienzos en el mundo de la hemostasia y trombosis. “Un mundo liderado por hombres”. Hasta llegar a gestionar dos hospitales a la vez.

Desde la investigación, María Victoria Mateos señala que su inmersión en este mundo coincide con los ensayos clínicos en hematología, concretamente en mieloma. “Coordinar ensayos clínicos que algunos han contribuido a cambiar la práctica en la clínica y el manejo de los pacientes con esta enfermedad, creo que es mi aportación y mi granito de arena a la hematología”.

En la gerencia de un hospital, María Jesús considera que el gestor es un mediador. “Precisamente por ser hematóloga y haberme enfrentado a gerentes para que me concedieran el uso compasivo de un fármaco, ahora me resulta mucho más fácil comprender mejor al que está ahí, peleándose para darle lo último al paciente, darle una esperanza, que al final es lo que les das realmente”. En gestión, dice, tampoco se puede hacer mucho más por la especialidad, pero el hecho de tener una visión más global es algo que ayuda.

En esta línea, Elena Palacios explica el compromiso de las compañías para respaldar ensayos clínicos. “La mejor forma para que la ciencia avance”, asegura. En este sentido, explica, dar apoyo a grupos cooperativos, como es el Grupo de Mieloma, es gratificante. Otra manera de contribuir, en su opinión, es apostar por iniciativas que están un poco mas allá en lo que es el fármaco en sí.

¿Cómo ha sido gestionar trabajos y equipos en un contexto COVID-19?

Santamaría considera que ha sido todo un reto. “La oncohematología va muy rápido”. En este sentido remarca que la medicación tiene que llegar al paciente. “Intentar llegar a todos fue el objetivo. No podías dejar a un paciente porque no pudiera venir al hospital”.

En general, indica, la coordinación fue muy buena entre todo el equipo. “Vimos que teníamos que empezar esa transformación en la manera de ver la medicina en general”.

María Victoria Mateos destaca la capacidad de adaptación que han tenido ante la situación. “Jamás nos hubiéramos imaginado no ir a congresos, no poder reunirnos… La pandemia llegó y nos adaptamos rápidamente”.

Además, en materia de investigación se puso a disposición de las compañías para que en menos de una semana se consiguieran pacientes para entrar en los  ensayos clínicos.

Desde la perspectiva de las compañías, Elena Palacios asegura que navegar constantemente en la incertidumbre ha hecho aprender algo que es fundamental: “que es vivir aquí y ahora”. Palacios también destaca la capacidad de reacción, de adaptación y de anticipación que han tenido durante estos meses.

En palabras de Palacios, debían “gestionar la incertidumbre de los equipos comerciales, siempre con la filosofía de máximo respeto, mínima disrupción” hacia los especialistas. En su opinión, lo importante es sacar lo bueno de cada situación que nos presenta la vida. “Tener un miedo razonable y no que paralice”.

A nivel hospitalario, María Jesús asegura que fueron meses duros. “No sabíamos cuanto iba a durar la pandemia; si íbamos a poder”. Lo más duro fue conseguir que a los profesionales no les dominara el miedo. “Tampoco sabían con qué estábamos conviviendo.. Ha sido duro entender y hacer que la gente entendiera que había que adaptarse. Se adaptaron circuitos de hospital. La gente dejo de hacer lo que estaba habituado para hacer otros trabajos. Con lo duro que ha sido ha sido genial como se ha adaptado todo el mundo”.

Los retos

La transferencia del conocimiento se presenta como un reto principal. Desde la perspectiva de María Victoria Mateos, en el ámbito de la docencia y el hecho de trabajar en hospitales universitarios hace que el trabajo con estudiantes sea una realidad. “Es clave poder hacer una transferencia del conocimiento y hacerles caso porque ellos van a ser el futuro”.

El segundo reto, para Mateos, es la generación de conocimiento. “No solo digerir el conocimiento que otros generan sino tener la capacidad de generarlo nosotros desde el laboratorio, desde la clínica. Es muy importante a un nivel básico analizar lo que cada uno hace con sus pacientes para ver si reproduce lo que se hace a nivel europeo o a nivel mundial”.

En BMS, apunta Palacios, existe una plataforma enfocada a dar apoyo a los millenials. “Mucha gente joven que se incorpora son para mí fundamentales. Son un banco de talento”. Además, considera fundamental la ambición. “Siempre intento trasmitirle a mis equipos que no la pierdan”. La recomendación que hace Palacios a las nuevas generaciones es que disfruten en el camino y que cada persona encuentre su motivación, “sea la que sea”.

María Jesús apunta a que es primordial en la gestión establecer alianzas con fundaciones de investigación para potenciar un perfil de hospital y solicitar además un aumento de residentes de todas las especialidades. En esta línea, como explica Sempere, la importancia de la trasferencia a los residentes y a los estudiantes de medicina es fundamental. “En laboratorio, en estos últimos años hemos implementado que estudiantes de otras áreas puedan formar parte del equipo, como biotecnólogos o farmacéuticos, algo que nos ha hecho tener una visión más multidisciplinar.”


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