Los desarrollos recientes en nanobiotecnología han impactado en varios sectores socioeconómicos, incluyendo la industria médica. Aunque la integración de los nanomateriales con la biología ha llevado al desarrollo de dispositivos de diagnóstico, herramientas analíticas, terapias y vehículos de administración de fármacos, la investigación en nanobiotecnología aún está en proceso de mejorarse y desarrollarse.

La aplicación de la nanotecnología a la biología y la medicina es un campo multidisciplinario que puede desarrollarse de forma positiva para complementar y ayudar a los profesionales sanitarios en su día a día.

Fernando Herranz, director del grupo de nanomedicina del Instituto de Química Médica y coordinador de NanomedCSIC, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, ha explicado a El Global que la aplicación original y más frecuente de la nanomedicina es el transporte de fármacos. “Mediante la incorporación de un fármaco en una nanopartícula se puede conseguir que dicho fármaco llegue de forma más eficaz allí donde tiene que realizar su acción”, ha señalado.

La nanomedicina, ha añadido Herranz, puede ayudar a que fármacos potencialmente muy eficaces no se “caigan”, “ya sea porque la partícula lo protege de una posible degradación al ser administrado o porque el fármaco no sea suficientemente soluble en agua como para ser inyectado”.

El investigador ha enumerado otros ejemplos en los que esta tecnología puede ofrecer su potencial, desde nanomateriales para diagnóstico por imagen médica a biosensores para el diagnóstico rápido de numerosas patologías. “Y por supuesto, nuevos tratamientos y vacunas, siendo la vacuna para la COVID19 el ejemplo reciente de mayor éxito de la nanomedicina”, ha añadido Herranz.

En el caso de los biosensores, las nanopartículas se pueden usar para crearlos “de forma altamente sensible” para la detección de biomoléculas como proteínas, ácidos nucleicos y patógenos. Por ejemplo, las nanopartículas de oro pueden actuar con anticuerpos específicos para detectar la presencia de biomarcadores de enfermedades en la sangre, como cuando el equipo de Carlos Spuch, neurocientífico del Instituto de investigación Biomédica de Galicia Sur, localizó en 2015 un grupo de biomarcadores para diagnosticar la enfermedad de Alzhéimer en fases tempranas.

“La nanotecnología ofrece un amplio rango de aplicaciones en medicina”, ha explicado el director del grupo de nanomedicina del Instituto de Química Médica.

Situación actual

En cuanto a los últimos avances en nanotecnología enfocados en el área de la medicina, el investigador ha recalcado que existen muchos a destacar, desde las vacunas a los kits de diagnóstico rápido.

“Algunas quizás menos conocidas incluyen por ejemplo la hipertermia magnética; el usar nanopartículas magnéticas para calentar de forma selectiva las células tumorales, de manera que o no haga falta la quimioterapia o que ésta sea más eficaz”, ha mencionado.

Además, actualmente, y según ha explicado Herranz, otro campo en el que se está trabajando es el uso de nanomateriales para radioterapia dirigida de tumores, incluyendo además la posibilidad de incorporar la imagen médica en un solo compuesto.

Para finalizar, el investigador ha asegurado que, “a pesar de la eternamente baja financiación de la ciencia en España, nuestra posición en nanomedicina es muy destacada”. “El número de grupos punteros que trabajan en nanomedicina en España es muy grande y cubre todos los aspectos de la nanomedicina de los que hemos hablado anteriormente”, ha afirmado.

“En este sentido las instituciones son cada vez más conscientes de esta importancia y promueven iniciativas como la Conexión Nanomedicina CSIC, una red que engloba a todos los investigadores en nanomedicina dentro del CSIC y promueve la colaboración científica, la traslación y la divulgación entre todos los grupos de la red”, ha concluido Herranz.


También te puede interesar…