La esclerosis múltiple (EM) es una de las enfermedades que ha experimentado un cambio de paradigma sin precedentes. Hasta finales del siglo XX era una enfermedad desconocida que carecía de tratamiento alguno y en los últimos años ha visto como las posibilidades terapéuticas crecían a pasos agigantados. De hecho, ya se están sentando las bases para una posible curación de la enfermedad de la mano de la vacunación o antivirales, aunque aún queda un gran camino por recorrer.
En 2022 se han aprobado cuatro nuevos tratamientos: ofatumumab, ozanimob, ponesimob, vumerity
Si echamos la vista atrás vemos un crecimiento exponencial desde el 1995, año en el que se aprobó el primer tratamiento inyectable, interferon beta 1b, hasta el día de hoy donde en el último año se han aprobado cuatro nuevas vías terapéuticas: ofatumumab, ozanimob, ponesimob y vumerity.
Ofatumumab
El primer tratamiento, ofutumumab (Kesimpta), es un anticuerpo monoclonal, un anti cd20 que actúa directamente contra las unidades que producen daños celulares, es decir las células B y T. Es un tratamiento humano de muy alta eficacia que se administra una vez al mes y apenas provoca efectos secundarios para el paciente, tan solo un poco malestar general el primer día de tratamiento. Asimismo, el paciente lo puede administrar de manera autónoma sin necesidad de pasar por el hospital y desde el debut de la enfermedad.
Es el primer anticuerpo monoclonal que se puede administrar desde el debut de la enfermedad
De hecho, es el primer anticuerpo monoclonal que se puede poner desde el inicio de la enfermedad y está indicado para todos aquellos pacientes que debuten con un brote entre moderado y grave, y además tengan factores de mal pronóstico. No obstante, este tratamiento se puede administrar en la segunda línea. En palabras de Celia Oreja, jefe de sección de Neurología del Hospital Clínico San Carlos, “es el tratamiento más disruptivo. Se puede administrar de manera autónoma sin necesidad de acudir al hospital, sin premedicación y sin dar alergia al paciente. De hecho, lo más positivo de este medicamento es que su administración se puede realizar desde el inicio de la enfermedad”.
Ozanimod y ponesimod
Por otro lado, también se han aprobado dos tratamientos orales: ozanimod (Zeposia) y ponesimod (Ponvory). Estos fármacos son la nueva generación de los inhibidores del receptor S1P que mejoran notablemente la calidad de vida del paciente. Hasta este último año se utilizaba fingolimod, aprobado en el año 2011, que presentaban reacciones adversas recurrentes que obligaban al paciente a estar 6 horas en el hospital por si experimentaban problemas cardiacos o problemas del nervio óptico al recibir el tratamiento. Sin embargo, con la aprobación de estos nuevos medicamentos las personas no tienen la necesidad de acudir al hospital cada da y pueden tomarse la pastilla desde su casa.
Ozanimod y Ponesimod se pueden administrar desde el inicio de la enfermedad y no como una segunda linea de tratamiento
Además, otro ventaja comparativa notable de ozanimod y ponesimod frente a fingolimod es que se pueden administrar desde el inicio de la enfermedad y no como una segunda linea de tratamiento como así ocurría con el tratamiento oral aprobado en 2011. Es más, estos inhibidores del receptor S1P de nueva generación están enmarcados en los tratamientos de alta eficacia.
Por último, el cuarto tratamiento aprobado este último curso es el Vumerity que es una mejora de Tecfidera (dimetilfumurato) aprobado en 2015. Este fármaco es similar solo que no produce alteraciones gastrointestinales. En conclusión, es un tratamiento muy parecido a Tecfidera pero sin efectos adversos. Se considera que tiene una eficacia moderada.
Inhibidores iBTK
Este crecimiento en la investigación en el último año es un claro ejemplo de los avances que se están llevando cabo. Actualmente, una de las que está más avanzada es la investigación de los inhibidores de la encima tirosina quinasa de Bruton (iBTK). Esta nueva clase de fármacos tienen un mecanismo de acción muy diferente que los tratamientos actuales, ya que intervienen de una forma dual sobre el sistema inmunológico. Y es que por una parte modulan la actividad y la maduración de los linfocitos B y por otra, interfieren con la activación de los macrófagos y microglía.
Los inhibidores iBTK pueden permitir que los pacientes tengan una progresión menor de la enfermedad
De modo que, esta interacción va a permitir que los pacientes tengan una progresión menor de la enfermedad, aunque Oreja lamenta que, “todavía no tenemos los tratamientos remielinizantes, tratamientos que reinstituyen la mielina que se ha perdido o tratamientos neuroprotectores que impidan que la mielina se destruya. Aun nos falta ese paso final, nos falta reparar lo que se ha destruido”, asevera la jefe de sección del Hospital Clínico San Carlos.
Perspectivas de futuro
Por ello, la especialista califica este descubrimiento como un “salto mediano en el abordaje de la enfermedad” y cree que la investigación en este ámbito debe tender hacia la búsqueda de tratamientos remielinizantes y hacia la búsqueda del origen de la enfermedad.
“Estar infectado con el virus Epstein-Barr es la primera condición necesaria, pero no suficiente para padecer esclerosis múltiple”
Celia Oreja, jefe de sección de Neurología del Hospital Clínico San Carlos
De hecho, indica que actualmente hay una línea de investigación abierta que relaciona el virus Epstein-Barr con la esclerosis múltiple. “Estar infectado con este virus es la primera condición necesaria, pero no suficiente para padecer la enfermedad. A parte de estar infectado necesitamos saber más cosas que no conocemos. Sabemos que hay una predisposición genética que favorecen la EM, sabemos que la carencia de Vitamina D, el tabaquismo, una mala dieta plagada de ultraprocesados incrementan las posibilidades de padecer la enfermedad, pero no tenemos claro porque razon se origina. Por ello, se están iniciando dos vías de investigación: la búsqueda de una vacuna frente a este virus y un antiviral”, asegura la neuróloga.
Vacuna frente a la EM
En cuanto a la búsqueda de la vacuna, se están en fases muy iniciales, pero se ha identificado que el virus Epstein-Barr es “la primera piedra de la enfermedad”. Por lo que, si tu te vacunas frente a este virus nunca vas a padecer la esclerosis múltiple, cómo sucede con la varicela. Esta vacuna no serviría para los pacientes que padecen actualmente la enfermedad, pero si para el futuro. Mientras que la investigación del antiviral, busca la manera de acabar con el virus, el cual se queda acantonado en las células B. De hecho, si esta investigación fructificase sería un dato más que esperanzador para las personas que actualmente padecen la enfermedad. No obstante, tanto la vacuna como el antiviral están en fases muy iniciales.