“Los anticuerpos monoclonales frenan la progresión grave de la COVID-19”

Entrevista a Juan Emilio Losa, jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas de Medicina Interna del Hospital Universitario Fundación Alcorcón (Madrid) y profesor de la Universidad Rey Juan Carlos

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Dos años después de la irrupción de la COVID-19, las estrategias vacunales de los países frente al SARS-CoV-2 están ya consolidadas. No ocurre lo mismo —cuando menos no en todos los países— respecto al papel que tienen los nuevos tratamientos en la gestión de pacientes COVID-19, especialmente en aquellos que son de riesgo elevado. Es el caso, por ejemplo, del empleo de anticuerpos monoclonales neutralizantes, que ya es una realidad en diversos países. Sobre ello hablamos con Juan Emilio Losa, jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas de Medicina Interna del Hospital Universitario Fundación Alcorcón (Madrid) y profesor de la Universidad Rey Juan Carlos.

Pregunta. En un escenario post vacunal como en el que nos encontramos actualmente, ¿por qué resulta importante la existencia de tratamientos para la COVID-19?

Respuesta. Por varias razones. Entre ellas, porque no toda la población mundial está vacunada, porque algunas personas no responden adecuadamente a la vacuna, porque haya pasado mucho tiempo desde la vacunación o porque nuevas variantes del virus se escapen a la vacuna.

P. ¿Qué posibilidades ofrecen los anticuerpos monoclonales en el tratamiento de esta patología?

R. Son una opción de tratamiento antiviral que ha demostrado ser eficaz en prevenir la progresión hacia formas graves de enfermedad en personas de alto de riesgo de evolucionar mal.

P. El 25 de enero, el Ministerio de Sanidad comunicó 114.887 contagios y 382 muertes por COVID-19. Cifras que siguen siendo muy altas. ¿Cómo pueden ayudar los anticuerpos monoclonales a frenar esta situación?

R. Según los resultados de los ensayos clínicos en los que se ha estudiado la eficacia de los anticuerpos monoclonales, esta opción de tratamiento parece contribuir a disminuir la mortalidad.

“Pacientes inmunodrepimidos, de edad avanzada y crónicos serían los que más se pueden beneficiar de los mAbs”

P. ¿Qué retos os estáis encontrando los profesionales sanitarios en España a la hora de prescribir anticuerpos monoclonales (mAbs) para ponerlos a disposición de los pacientes COVID-19?

R. Al ser inyectables, se requiere su administración en un centro sanitario. Pero sobre todo la escasa cantidad de fármaco disponible en el momento actual porque requiere una priorización de los pacientes, de manera que hay seleccionar mucho a los que se puede administrar.

P. ¿Cómo benefician este tipo de tratamientos a los pacientes?

R. Disminuyendo la posibilidad de progresión de la enfermedad. Es decir, la aparición de insuficiencia respiratoria, de ingreso o de fallecimiento.

P. ¿Son sólo útiles para los pacientes de más riesgo, como los inmunosuprimidos, o pueden ser eficaces para otros perfiles?

R. Sin ninguna duda, los pacientes que más se pueden beneficiar de estos tratamientos son los pacientes inmunodeprimidos porque tienen menos capacidad de controlar la replicación del virus en sus organismos. También las personas con otros factores de riesgo como edad muy avanzada o enfermedades crónicas de base. Finalmente, cualquier otro tipo de persona en el que se demostrase replicación persistente del SARS-CoV-2 podría beneficiarse de tratamiento con monoclonales, aunque todavía no tenemos estudios que lo demuestren.

P. ¿Hasta qué punto es clave el momento de administración? ¿Es necesario actuar rápido con estos tratamientos?

R. Imprescindible. Los fármacos antivirales sólo son efectivos cuando hay virus replicando, y eso ocurre en la primera semana de la infección. Más allá de esa ventana terapéutica no es previsible un beneficio.

“El momento de administración es clave; en concreto, la primera semana de infección”

P. Ya existen tratamientos frente al SARS-CoV-2 aprobados por la EMA pero, aun así, su uso en España todavía es incipiente. ¿Por qué?

R. Porque la cantidad de fármaco disponible es muy escasa y las agencias reguladores tienen que evaluar caso por caso para seleccionar y decidir qué pacientes se benefician más de los pocos tratamientos disponibles.

P. Esta semana, en Italia, se han administrado 3.794 dosis de mAbs frente al SARS-CoV-2 (3.431 dosis administradas la semana anterior). Este dato sorprende con el uso, todavía relativo, de anticuerpos monoclonales en España. ¿A qué es debido?

R. No tengo información detallada para responder a esa pregunta. Es posible que haya diferencias entre países en los criterios de priorización o en la logística de su distribución y acceso.

P. La variante Ómicron, por ser más leve, en general, que otras variantes anteriores, ¿hace menos importante la aplicación de estos anticuerpos monoclonales?

R. De forma general sí, pero todavía sigue habiendo muchos pacientes que presentan factores de riesgo de mala evolución que podrían beneficiarse de estos tratamientos.

P. ¿Qué barreras hay en España para que se normalice su uso en la práctica clínica?

R. La escasa disponibilidad de fármaco y la necesidad de que cada tratamiento precise ser autorizado por agencias de medicamentos son las principales barreras para el acceso a estos tratamientos.


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