La pandemia del COVID-19 ha cambiado la tendencia del virus respiratorio sincitial (VRS) extendiéndose a los meses de primavera y de verano. Hay que señalar que este virus es el causante del 80 por ciento de bronquiolitis en nuestro país. De hecho, es la causa más común de hospitalización en España en menores de un año, ocasionando entre 7.000 y 14.000 hospitalizaciones cada año, y la causa más frecuente de problemas respiratorios graves en niños.
La pandemia del COVID-19 ha cambiado la tendencia del virus respiratorio sincitial (VRS) extendiéndose a los meses de primavera y de verano
En esta línea, se ha desarrollado la jornada organizada por la Sociedad Española de Neonatología y en un encuentro de la Sociedad Española de Cardiología Pediátrica y Cardiopatías Congénitas. En esta cita se ha puesto de manifiesto la importancia de prolongar las medidas de higiene en la población más vulnerable.
Temporalidad del VRS
Los especialistas han señalado que el año anterior aparecieron casos en periodos poco habituales. En principio, el VRS tiene una temporalidad entre octubre y marzo, siendo diciembre y enero los meses con más casos.
En este sentido, Manuel Sánchez Luna, presidente de la Sociedad Española de Neonatología (Seneo) ha señalado que: “ha cambiado todo en cuanto al comportamiento del VRS y todas las infecciones respiratorias. La temporada de 2019-2020 fue la última epidemia clásica del VRS, cambiando su estacionalidad tras la aparición del Covid-19. Ante el aislamiento y las medidas de protección, en la temporada de 2020-2021, el VRS desapareció en España y, prácticamente, en todo el mundo. Posteriormente, ante la relajación de medidas, en 2021-2022, empezaron a surgir algunos casos y empezaron a haber infecciones también en primavera y en verano”.
“La temporada de 2019-2020 fue la última epidemia clásica del VRS, cambiando su estacionalidad tras el Covid-19”
Manuel Sánchez Luna, presidente de Seneo
Por su parte, el presidente de la Sociedad Española de Cardiología Pediátrica y Cardiopatías Congénitas, Constancio Medrano, ha señalado que el año pasado “hubo un brote en el mes de junio y julio que llevó a los especialistas a volver a hacer profilaxis. La impresión es que ha habido una mayor circulación del virus. Por esa razón, hemos seguido manteniendo medidas de seguridad, pero estamos preocupados por saber hasta cuándo tenemos que mantener la profilaxis a nivel temporalidad”.
Aunque es difícil estimarlo, los especialistas consideran que esta situación podría perdurar un par de temporadas y no será hasta dentro de dos o tres estaciones cuándo el VRS retorne a sus patrones habituales. “Lo que sí sabemos es que, actualmente, en la temporada 2022-2023 está habiendo un aumento de casos, más graves y de niños más pequeños y vulnerables” ha matizado. Sánchez Luna.
Medidas de prevención más allá del invierno
Las medidas de prevención son determinantes. En niños sanos nacidos a término, la infección puede provocar un cuadro respiratorio y, en algunos casos, el desarrollo de sibilancias donde los bronquios tienden a cerrarse. Según ha Sánchez Luna, “las sibilancias persisten en el tiempo y pueden provocar manifestaciones clínicas muy parecidas al asma. Son cuadros de dificultad respiratoria, pitidos en el pecho, entre otros, que conllevan la necesidad de dejar ir al colegio o a la guardería y estar en casa con tratamientos sintomáticos y, en algunos casos, cuando son más mayores, pueden recibir medicinas para dilatar vía aérea los bronquios”.
se estima que entre el 2 – 6 % de los menores de un año hospitalizados requieren de cuidados intensivos
Por ello, los especialistas apuestan por extender las medidas de prevención más allá del invierno. Por ello, los especialistas distinguen dos grupos de niños que deben protegerse de la infección: niños sanos que han nacido a término y niños de alto riesgo (prematuros o con enfermedades crónicas). No obstante, los niños sanos también pueden desarrollar un cuadro grave de bronquiolitis. Esto puede ocurrir especialmente entre los menores de 3 meses y se estima que entre el 2 y el 6 por ciento de los menores de un año hospitalizados por VRS requieren de cuidados intensivos.
Niños de alto riesgo
En cuanto a los niños de alto riesgo, se recomienda evitar la exposición al tabaco; la exposición a grandes aglomeraciones de personas; a entrar en contacto con adultos que tienen infecciones respiratorias y fomentar la lactancia materna. Sánchez Luna ha recalcado la importancia que estas medidas tienen, ya que, los niños que nacen a término suponen el 2,5 por ciento de las hospitalizaciones, mientras que los niños prematuros pueden suponer hasta el 6 o 7 por ciento de los casos. “El riesgo de hospitalizar a un niño que ha nacido prematuro es tres veces superior. Sobre todo, en los menores de 30 a 32 semanas. Por eso, los padres con niños prematuros deben tomar medidas de protección e higiene e incrementarlas si los primeros meses de vida de su pequeño son durante la temporada del VRS”.
“El riesgo de hospitalizar a un niño que ha nacido prematuro es tres veces superior“
Manuel Sánchez Luna, presidente de Seneo
Asimismo, los menores con cardiopatías pueden desarrollar problemas respiratorios de mayor gravedad que un niño sano, el mayor impacto del VRS en estos niños reside en que puede provocar una desestabilización de la cardiopatía. Ello implica la aparición de arritmias, miocarditis, entre otras muchas alteraciones que son propias de las enfermedades cardiacas.
En definitiva, los pequeños que padecen cardiopatías congénitas al ser más vulnerables al VRS, deben tomar medidas adicionales de prevención durante los meses de circulación del virus. Especialmente durante los dos primeros años de vida. Ello es debido a la necesidad de mantener estabilizada su enfermedad y realizar intervenciones quirúrgicas que son vitales.