En la actualidad, existen pruebas sólidas de que la intervención farmacológica puede ser eficaz para reducir el exceso de peso corporal. Tres agentes basados en incretina han sido aprobados para tratar la obesidad, aprovechando los mecanismos de las hormonas metabólicas que imitan. Entre ellos se encuentran los agonistas del GLP-1 desarrollados por Novo Nordisk: Saxenda (liraglutida), Wegovy (semaglutida inyectable) y Rybelsus (semaglutida oral). Además, la semaglutida también se comercializa como Ozempic para la diabetes tipo 2. Otro agente destacado es Zepbound (tirzepatida) de Eli Lilly, que actúa sobre una segunda diana de la incretina, el GIP, además del GLP-1.
La obesidad no solo representa un área significativa en sí misma, sino que las incretinas ofrecen un potencial más allá de la mera pérdida de peso. Estas moléculas tienen el potencial de abordar múltiples comorbilidades asociadas al exceso de peso, como la apnea del sueño, la enfermedad renal crónica y la osteoartritis. Los ensayos clínicos en curso en estos y otros ámbitos son de los más esperados, ya que podrían ampliar la utilidad de las incretinas y abrir las puertas a su cobertura por parte de los pagadores.
La consultora Evaluate Pharma sugiere que el sector de la obesidad podría alcanzar los 59.729 millones de euros en 2030, y las proyecciones a largo plazo anticipan cifras aún mayores. Otro aspecto crucial es la duración del tratamiento con estos fármacos, lo cual es una preocupación tanto para los pacientes como para las entidades que establecen los precios y reembolsos.
Sin embargo, uno de los principales obstáculos para la adopción generalizada de estos medicamentos es el coste y la duración del tratamiento. Aunque algunos países como el Reino Unido limitan el uso de medicamentos como Wegovy a dos años, se espera que, con el tiempo, los tratamientos se prolonguen debido a los beneficios para la salud demostrados en los estudios clínicos. La aprobación por parte de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) de una declaración de reducción del riesgo cardiovascular para Wegovy ha abierto la puerta para que Medicare, el sistema de salud americano para personas mayores, cubra este medicamento y otros para la obesidad con beneficios adicionales para la salud.
Garantizar la seguridad
Aunque las incretinas son reconocidas por su capacidad para reducir el peso, también son conocidas por sus efectos secundarios, como náuseas, vómitos, diarrea y dolor abdominal, lo que ha llevado a tasas de abandono elevadas, incluso entre los nuevos fármacos diseñados para ser más tolerables. A pesar de estas complicaciones, los estudios a largo plazo han descartado preocupaciones significativas sobre la toxicidad de esta clase de medicamentos, incluyendo el riesgo de cáncer de tiroides, identificado en ensayos preclínicos. Este riesgo, considerado pequeño, se destaca en las etiquetas de prescripción de los medicamentos en Estados Unidos y requiere un seguimiento constante.
El documento señala que la mejora de la seguridad de las incretinas representa una oportunidad de acceso para nuevos competidores en el mercado de la obesidad, especialmente en lo que se refiere a la tolerabilidad gastrointestinal. La pérdida de masa muscular también es una preocupación importante, ya que las personas que recuperan peso después de dejar el tratamiento pueden tener una composición corporal menos favorable que antes. Los inhibidores de la miostatina, que están en desarrollo, podrían ofrecer una solución a este problema.
Eli Lilly ha mostrado un fuerte interés en este campo al adquirir bimagrumab, un agente estimulante muscular en Fase II, por hasta 1.719 millones de euros. Además, Regeneron se prepara para iniciar un ensayo de Fase II para evaluar si la combinación de trevogrumab, un anticuerpo antimiostatina, con semaglutida puede mejorar la calidad de la pérdida de peso. Este ensayo también investiga el uso de garetosmab, un anticuerpo anti-activina A, como posible terapia triple.
Impulsados por el éxito de las incretinas y las optimistas previsiones de crecimiento del sector, los tratamientos contra la obesidad han experimentado un crecimiento espectacular en los últimos dos años. Las compañías buscan introducir al sector nuevas fórmulas orales más cómodas, nuevas incretinas y mecanismos de acción innovadores. Este crecimiento ha generado un aumento en las valoraciones de las compañías involucradas, y ha llevado a Eli Lilly a convertirse en la primera farmacéutica con una capitalización bursátil superior a los 724.038 millones de euros, según matiza Evaluate Pharma.
La carrera por liderar el sector de la obesidad también ha intensificado las operaciones de adquisición. Las compañías más pequeñas se consideran altamente prometedoras y han atraído un interés significativo de los inversores. Por ejemplo, Viking recaudó 570 millones de euros en una oferta secundaria de acciones, seguida de una financiación de 497 millones por parte de Structure.
Las grandes compañías dominan el sector de la obesidad debido a los enormes recursos necesarios para el desarrollo, comercialización y fabricación de estos medicamentos. A pesar de las enormes inversiones en capacidad de fabricación, Novo Nordisk y Lilly aún enfrentan problemas de suministro, lo que resalta la complejidad de satisfacer la creciente demanda. “Aunque los innovadores más pequeños juegan un papel crucial en la investigación inicial, el coste de llevar estos tratamientos a la fase final de desarrollo solo puede ser asumido por las grandes corporaciones”, argumenta el informe.
El futuro del sector de la obesidad parece prometedor, con muchos más datos y resultados esperados en los próximos meses. Se han invertido mucho en esta área, que se ha convertido en uno de los campos farmacéuticos más dinámicos y amplios. Además, las investigaciones se están extendiendo más allá de la pérdida de peso para explorar el potencial de las incretinas en enfermedades neurológicas como el Alzheimer y el Parkinson, debido a su capacidad para reducir la inflamación, lo que podría abrir nuevas fronteras en su uso clínico.