La situación provocada por el consumo excesivo o inadecuado de los antibióticos ha acelerado el desarrollo a la resistencia a estos tratamientos. Esta situación desemboca en complicaciones ante infecciones, aumentando el riesgo de propagación de enfermedades graves y la muerte.

Alrededor de 33.000 personas mueren cada año en Europa como consecuencia de infecciones resistentes, 4.000 de ellas en España, cuatro veces más que las provocadas por accidente de tráfico. En el mundo, este problema supone una mortalidad de 700.000 personas, uno de los motivos por los que la prevalencia de la resistencia a antibióticos se encuentra “en un punto crítico” para Rodrigo Santos Santamarta, miembro del Grupo de Trabajo de Enfermedades Infecciosas de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).

“Si no se revierte esta situación, los antibióticos actualmente disponibles no serán efectivos contra las bacterias multirresistentes, y se producirán muchos fallecimientos por este motivo”

De hecho, Santos indica que en para el año 2050, la Organización Mundial de la Salud advierte que habrá más muertes en el mundo relacionadas con superbacterias resistentes que por cáncer, avisando que la resistencia a antibióticos será la principal causa de muerte del planeta.

Origen de la amenaza

Según el experto, una de las principales razones que llevan a esta crisis es el estancamiento del desarrollo de antibióticos durante los últimos 34 años. Santos explica que “la ultima clase de antibióticos altamente efectivos fue descubierta en 1987, fecha desde la cual no ha salido ningún antibiótico nuevo”. Este fenómeno es conocido entre la comunidad científica como ‘Descubrimiento nulo de antibióticos’.

“Esto se debe en parte a que no existía ningún incentivo financiero para que la industria farmacéutica invirtiera en más investigación y desarrollo: a diferencia de las enfermedades crónicas como la hipertensión y la diabetes, las infecciones bacterianas no suelen requerir un tratamiento continuo y, por lo tanto, tienen un menor retorno de la inversión”, ha explicado.

Situación nacional

En España, el Plan Nacional Frente a la Resistencia de Antibióticos (PRAN), es un plan estratégico y de acción del Ministerio de Sanidad coordinado por la agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) cuyo objetivo es reducir el riesgo de selección y diseminación de resistencia a los antibióticos. Esta estrategia lleva desde el año 2014 luchando contra esta situación. El experto recuerda que, recientemente, el PRAN ha publicado un documento que sienta las bases del nuevo Sistema de Vigilancia Nacional de Resistencia a los Antimicrobianos, cuyo objetivo final es desarrollar un sistema que contribuya a conocer la situación nacional de la resistencia y reduzca el impacto de este problema en España.

Estas medidas se enmarcan en la puesta en marcha de un sistema global unificado, ya que actualmente la vigilancia de resistencias bacterianas se desarrolla a través de la notificación de resistencias de microorganismos específicos como parte de la vigilancia obligatoria de algunas enfermedades ya integradas en la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE), o bien a través de la participación en redes europeas.

En estos momentos, el Ministerio de Sanidad trabaja en el desarrollo de un nuevo Real Decreto que permitirá la creación de la nueva Red Nacional de Vigilancia en Salud Pública, que permitirá recoger datos en el ámbito nacional utilizando indicadores comunes y homogéneos que serán comparables entre Comunidades Autónomas y con el resto de los países de la Unión Europea.

A nivel nacional, según datos del PRAN, entre 2014 y 2020 el consumo nacional de antibióticos bajó un 32,4 por ciento en salud humana y un 56,7 por ciento en sanidad animal o España figura como el 6º país con mayor reducción de consumo de antibióticos en salud humana entre los 25 países con datos reportados.

Concienciación desde todas las perspectivas

Para controlar el desarrollo de bacterias multirresistentes, Santos anima a ser partícipes desde todos los planos sanitarios, es decir, desde los profesionales sanitarios, limitando el uso de antibióticos a las indicaciones, hasta los pacientes, evitando la automedicación y manteniendo al día el calendario vacunal.

El especialista considera que el papel que desempeñan los médicos generales y de familia, concretamente, es el de limitar la prescripción de terapia antibiótico a los casos en los que se sospeche que se trata de una infección bacteriana, y no indicar pautas más del tiempo necesario.

“También está en nuestra mano el colaborar en la educación sanitaria del paciente para que tome conciencia del problema”

Por ello, para utilizar un medicamento correctamente, Santos defiende utilizarlo siempre bajo prescripción e indicación médica, durante el tiempo recomendado. Por otro lado, si sobran dosis o blisters, el experto recuerda la existencia de los Puntos SIGRE para la correcta retirada de medicamentos y anima a preguntar al personal sanitario ante posibles dudas.

Asimismo, el miembro de la SEMG indica que actualmente se dispone de datos que muestran que la duración ampliada de la exposición a antibióticos “no aumenta su eficacia e incrementa significativamente la probabilidad de resistencias bacterianas”. A pesar de ello, considera que cambiar creencias “profundamente arraigadas” es difícil, incluso cuando hay evidencia científica.

En este punto, Santos destaca el papel de los profesionales del sector veterinario, agrícola y ganadero, en el marco de “Una única salud” (‘One Health‘ en inglés). En este sentido, el experto propone vacunar a los animales “para reducir la necesidad de antibióticos, adoptando sistemas sostenibles con niveles mejorados de higiene, bioseguridad y el manejo de animales, y aplicando patrones internacionales para el uso responsable de antibióticos”.

Colaboración entre profesionales

Todos estos motivos impulsan a Santos a defender la colaboración entre científicos y empresas farmacéuticas, con apoyo legislativo y financiero del gobierno correspondiente.

Esta amenaza para los sistemas sanitarios puede provocar enfermedades más prolongadas, con mayor mortalidad y con unos gastos “inasumibles para la gran mayoría de sistemas de salud a nivel mundial”, explica. Por ello, aboga por “remar en la misma dirección”.

“El paradigma es un enfoque holístico y multisectorial, bajo la perspectiva de ‘Una Única Salud’ que reconoce que la salud humana, la salud animal y medio ambiente están interconectadas”

Por su parte, Santos explica que la población también puede tomar otro tipo de medidas preventivas ante esta amenaza, como por ejemplo la adecuada higiene de manos y respiratoria (como toser, estornudar, etc.), dieta saludable, el uso de mascarilla cuando la situación epidemiológica lo requiera, seguir las recomendaciones vacunales, tomar antibióticos solo por prescripción médica y de forma correcta, completando la pauta de tratamiento indicada y evitando la automedicación.

A pesar de ello, el experto insiste en que muchos científicos están de acuerdo que, para abordar la resistencia a los antibióticos, “se requiere más que un uso responsable por parte de las personas”, concluye.


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