J.V. Madrid | viernes, 16 de marzo de 2018 h |

Según la American Society of Clinical Oncology (ASCO) entre el 45 por ciento y el 55 por ciento de los pacientes con cáncer de páncreas reciben el diagnóstico en estadio metastásico. Es importante que el tratamiento de esta enfermedad sea administrado hasta la progresión o toxicidad inaceptable para alargar al máximo la vida del paciente.

“El cáncer de páncreas metastásico en los últimos años ha tenido la suerte de disponer de dos nuevos tipos de tratamiento. Por un lado, Folfirinox es una buena opción para los enfermos, pero sí es verdad que provoca al paciente una toxicidad importante”, explica Teresa Macarulla, médica adjunta en la Unidad de Tumores Gastrointestinales del Hospital Vall d’Hebrón de Barcelona e Investigadora Clínica del Programa de Tumores Gastrointestinales del Instituto del Oncología del Vall d´Hebrón.

“Por otro lado, existe otro tratamiento que es nab-paclitaxel-gemcitabina (Abraxane, Celgene-Gemzar, Lilly) que ha demostrado que beneficia a nuestros pacientes respecto a cómo les tratábamos antes, que era solo con la gemcitabina. Este tratamiento se tolera mucho mejor y tiene menos toxicidad, lo cual permite beneficiar a un mayor número de pacientes”, añade. Actualmente nab-paclitaxel-gemcitabina es el tratamiento estándar en cáncer de páncreas metastásico y además, “en las muchas estrategias terapéuticas que se están explorando utilizan esta combinación como base”, resalta Macarulla. Ya sea por protocolo del centro o por la praxis adquirida del manejo de otros tumores, el tratamiento se para tras un determinado número de ciclos administrados y se espera a que el paciente progrese de nuevo para reanudar el tratamiento.

“Es verdad que por el mal pronóstico que tiene la historia del cáncer de páncreas, no se trataba demasiado bien. Después de unos meses de tratamiento, los oncólogos paraban la quimioterapia. Entonces en aquel momento la enfermedad nos ganaba ventaja”, continúa la especialista. “Por suerte, en los últimos años esto está cambiando y hemos aprendido a mantener el tratamiento para evitar que el tumor avance. En el caso de nab-paclitaxel-gemcitabina, un buen manejo de las dosis permite alcanzar este objetivo y con ello aumentar la supervivencia de estos pacientes”.