Alberto Cornejo Madrid | viernes, 26 de enero de 2018 h |

El mensaje no es nuevo. Pero quizá a base de repetirlo cobre una mayor importancia en aquellos interlocutores que deben recibirlo: Ministerio de Sanidad y Consejerías de Sanidad autonómicas. Un mensaje que no es otro sino la insistencia de la industria farmacéutica en apostar por la medición de resultados en salud como principal vía para “una mayor eficiencia y sostenibilidad” del Sistema Nacional de Salud (SNS).

De momento, nadie parece recoger el guante. Solo País Vasco se encuentra en conversaciones con la patronal de la industria innovadora, Farmaindustria, para poner en marcha un piloto de medición de resultados, como en su día se intentó asimismo con Andalucía. Los intentos iniciales de Farmaindustria y Administración vasca pasaban por iniciar esta prueba a principios de este 2018 de cara a contar con unos primeros resultados preliminares a mitad de ejercicio. No obstante, aunque el interés y conversaciones siguen adelante, desde la patronal de la industria innovadora se confirma a EG que no hay todavía fecha concreta para su desarrollo.

Mientras, el sector sigue insistiendo en ello en cuantos foros de debate sacan a la palestra cómo hacer del SNS un sistema más eficaz y, por ende, sostenible. En uno de los más recientes, celebrado el pasado 22 de enero en Madrid por la Asociación Española de Derecho Farmacéutico (Asedef) para conocer la visión de la industria respecto a un todavía inexistente Pacto de Estado por la Sanidad, el director general de Farmaindustria, Humberto Arnés, recordó que “la corrección de ineficiencias (del sistema) debe venir por la medición de resultados en salud y sus costes asociados, de forma que uniendo ambos conceptos podamos conocer el valor real de cada intervención y, por tanto, hacer una correcta asignación de recursos”.

Frente a “cultura del silo”, medir

Si bien el sector es consciente que casi toca partir de cero — “la cultura de medición de resultados no está muy extendida en España”, indica Arnés— sí se cuenta con buenos mimbres en forma de “ventajas comparativas”, como las señala el director general de la patronal Farmaindustria.

“La principal es que en nuestro país existe una gran integración entre la atención primaria y especializada, y eso facilita la medición de todas las intervenciones que se practican en un paciente en una determinada patología”, expuso en el encuentro organizado por Asedef.

La visión de la industria innovadora se comparte por otras aristas del sector farmacéutico nacional. Por ejemplo, otro de los que tomaron la palabra en este foro, como es el caso de Joaquín Rodrigo, presidente de la patronal nacional de la industria de biosimilares (Biosim), también hizo suya esta reivindicación: “Si somos capaces de medir resultados en salud, se optimizarán mejor los recursos”, manifestó este dirigente.

En este objetivo, las nuevas tecnologías se revelan, como en tantos otros retos que afronta el SNS, como un aliado del que no prescindir “puesto que permiten la medición de un gran número de variables y la relación entre ellas”, abogó Arnés. Ahora bien, “ello requiere también introducir cambios en la forma de asignar recursos, evitando la cultura del silo”, avisó el director de Farmaindustria.

Entre Pactos anda el juego

La jornada de Asedef pulsó la visión de la industria del fármaco innovador, genérico y biosimilar sobre un Pacto por la Sanidad que no solo debería ser una realidad, sino “pemanente”, como abogó Joaquín Rodrigo, presidente de Biosim. Mucho menos que, como viene ocurriendo con los infructíferos intentos hasta ahora, “quede a expensas de vaivenes políticos” criticó Ángel Luis Rodríguez de la Cuerda, director general de Aeseg. Precisamente, este foro coincídía en fechas con el aniversario (25 de enero) de la aprobación en el Senado de una moción que instaba a fuerzas políticas, Ministerio y CC.AA a sentar las bases de un Pacto por la Sanidad, lo cual —visto el resultado— dice mucho del nulo recorrido de algunas mociones aprobadas en las Cámaras. No fue éste el único pacto del que se habló. También salieron a relucir los acuerdos para la sostenibilidad del SNS negociados por el Gobierno con Farmaindustria (firmado) y Aeseg (sin firmar). Respecto al primero, Humberto Arnés aludió como “único secreto” de su éxito que “las dos partes teníamos claro que había que establecer un mecanismo que asegurase la sostenibilidad con la accesibilidad y la innovación”. Peor suerte corrió el que se intentó fraguar con Aeseg y que, cuando parecía concretado, el Gobierno dejó motu proprio en nevera. “Ahora hemos vuelto a recibir llamadas para retomarlo”, confirmó De la Cuerda.