La larga lista de nuevos tratamientos refleja la llegada de la inmunoterapia contra el cáncer, así como los continuos avances en la adecuación del tratamiento a la genética. Los nuevos fármacos contra los cánceres de pulmón, mama, piel y sangre han mejorado los tratamientos habituales, mientras que otros han ampliado las opciones para los pacientes. Tecnologías como los conjugados anticuerpo-fármaco, los radiofármacos o las terapias CAR-T se han consolidado en los últimos años en esta área.

Las compañías farmacéuticas y, en su mayor parte, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) sostienen que los medicamentos que llegan ahora a los pacientes son diferentes de las intervenciones más contundentes del pasado. Los nuevos fármacos, dirigidos a mutaciones genéticas, pueden administrarse sólo a los pacientes con más probabilidades de beneficiarse, lo que significa que la eficacia de un compuesto experimental es más evidente.

Casi un tercio de los medicamentos autorizados por la Agencia Europea de Medicamentos (EMA, por sus siglas en inglés) y por la FDA en 2023 pertenecieron al área de Oncología. El organismo regulador europeo recomendó 77 medicamentos para su autorización de comercialización en 2023, de los cuales 25 eran oncológicos. Por su parte, de los 55 fármacos basados en nuevos principios activos aprobados por el Centro de Evaluación e Investigación del Medicamento (CDER, por sus siglas en inglés) de la FDA, 17 eran para tratar el cáncer.

Los nuevos tratamientos contra el cáncer lograron reducir casi un 30 por ciento las muertes por cáncer en España en la última década. Así lo demostró un reciente estudio realizado por Frank R. Lichtenberg, de la Universidad de Columbia. El estudio ‘The Relationship Between Pharmaceutical Innovation and Cancer Mortality in Spain, From 1999 to 2016’ analizó qué impacto había tenido el uso durante ese periodo de los tratamientos oncológicos para un total de 56 tipos de cáncer distintos. Las investigaciones de Lichtenberg mostraron que aquellos tipos de cáncer que habían tenido más innovación farmacéutica en ese periodo son los que tuvieron mayores reducciones en su mortalidad.

Las áreas terapéuticas con mayor previsión de inversión para 2027 serán la oncología y la inmunología. Así se desprendía del informe ‘The Global Use of Medicines’, elaborado por la consultora IQVIA, donde se prevé que el gasto sanitario de ambas áreas terapéuticas alcance los 500 millones de euros. Los medicamentos para tratar la diabetes y aquellos para tratar las enfermedades cardiovasculares serán las siguientes áreas con más volumen de gasto.

ADCs

Los conjugados anticuerpo-fármaco (ADCs- antibody-drug conjugates) son una versión avanzada de los anticuerpos utilizados en la clínica. Esta sofisticación consiste en un anticuerpo básico al que se le une un fármaco altamente tóxico para las células, que constituye el segundo componente. El tercer componente es una estructura química que se emplea para enlazar el anticuerpo con el agente citotóxico. La cartera de ADC está repleta de promesas de nueva generación, además de nuevas indicaciones y combinaciones para terapias ya existentes.

Uno de los ADC con más valor terapéutico es Enhertu (trastuzumab deruxtecan), desarrollado por la alianza Daiichi/AstraZeneca, y que recibió aprobación por parte de la Comisión Europea en agosto de 2022 para el tratamiento de pacientes adultos con cáncer de mama HER2 positivo no resecable y/o metastásico que han recibido uno o más regímenes previos anti-HER2, ampliando así su indicación en la Unión Europea (UE) para un uso más temprano en cáncer de mama metastásico HER2 positivo.

Los resultados de un nuevo estudio presentado el pasado mes de junio durante la Reunión Anual de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO, por sus siglas en inglés) podrían modificar aún más el tratamiento del cáncer de mama. Estos sugieren que Enhertu debería utilizarse antes de la quimioterapia en un tipo frecuente de cáncer de mama avanzado, pero que también podrían dar paso a una nueva clasificación de los tumores de mama: aquellos con niveles ‘ultrabajos’, pero detectables, de proteína HER2.

El ensayo comparó Enhertu con la quimioterapia elegida por el médico en 866 personas con tumores de mama metastásicos con receptores hormonales positivos y expresión baja o ultrabaja de HER2. Los participantes en el estudio ya habían recibido una terapia hormonal y un tipo de fármaco denominado inhibidor de CDK 4/6, o al menos dos terapias hormonales previas. En abril, AstraZeneca y Daiichi Sankyo, afirmaron que el ensayo había tenido éxito, pero no dieron más detalles. Los datos del ensayo revelados en ASCO muestran que Enhertu cumplió su objetivo principal al retrasar la progresión del cáncer o la muerte en una mediana de unos 13 meses, frente a los aproximadamente ocho meses de quienes recibieron quimioterapia. Ese resultado se tradujo en una reducción del 38 por ciento del riesgo de progresión del cáncer para las personas que recibieron Enhertu.

Terapias CAR-T

La terapia con células CAR-T es un tratamiento oncológico único y personalizado diseñado para funcionar mediante la ingeniería de los propios glóbulos blancos del paciente y el aprovechamiento de su sistema inmunitario para tratar determinados tipos de cáncer de la sangre. Por tanto, aprovecha las células T del paciente para atacar y destruir selectivamente las células cancerosas.

Compañías como Gilead Sciences, Novartis, Johnson & Johnson o Bristol Myers Squibb han logrado que estas nuevas terapias oncológicas alarguen la vida meses o años a pacientes con cánceres agresivos avanzados. Según los expertos, uno de los principales retos reside en reducir en días o semanas el tiempo que transcurre actualmente entre la extracción y la reintroducción de las células en un paciente.

El tiempo hasta el tratamiento, que llegó a ser de 37 días cuando Novartis lanzó la primera terapia CAR-T en 2017, se ha reducido a 14 días con la terapia de Gilead. “Las mejoras en el tiempo de fabricación podrían ser una ventaja competitiva cuando se aprueben terapias para el mismo tipo de tumor o población, y podrían dar a las compañías una ventaja sobre tratamientos disponibles más rápidamente, como anticuerpos o conjugados anticuerpo-fármaco”, explicó Hartaj Singh, analista de Oppenheimer & Co.

Para realizar los tratamientos, se aíslan las células T del paciente, se congelan y se envían a los fabricantes. Una vez recibidas, las células se purifican, modifican y expanden hasta alcanzar un número suficiente para tratar al paciente. A continuación, se someten a procesos de control de calidad antes de volver a congelarlas y enviarlas de nuevo para su infusión. En la actualidad, Gilead está probando una nueva tecnología con la que espera reducir en dos días el proceso de fabricación utilizando células jóvenes más sanas y potentes. Por otro lado, la compañía también quiere automatizar por completo algunas partes de la fabricación que ahora están semiautomatizadas y obtener la aprobación reglamentaria para acortar el tiempo de control de calidad.

Radiofármacos

Los radiofármacos administran radiación dirigida a las células cancerosas, utilizando un ligando dirigido al cáncer, como un anticuerpo, un péptido o una molécula pequeña, para dirigir el isótopo radiactivo al lugar de interés, con un daño mínimo para el tejido sano circundante. Son menos susceptibles a los mecanismos típicos de resistencia a los fármacos, ya que es la radiación, y no el ligando, la que mata el cáncer. Los radiofármacos también ofrecen una ventana a la localización y captación del tumor. Su cualidad de “ver lo que se trata” se debe al uso de isótopos de imagen antes o junto a los citotóxicos. La obtención de imágenes acelera la selección de pacientes y los tiempos de desarrollo y ayuda a optimizar la dosificación.

El beneficio que supone la síntesis de una amplia variedad de radiofármacos (como la metionina, la colina, la timidina, el acetato, la dopa, etc.) se traduce en la posibilidad de determinar el tratamiento más preciso o el manejo terapéutico más adecuado en patologías complejas como los tumores de próstata, cerebrales, hígado, enfermedades degenerativas como el Parkinson o el Alzheimer o demencias en general.

La radiación selectiva existe desde hace décadas. El yodo se utilizó por primera vez para tratar el cáncer de tiroides en la década de 1940. Xofigo, de Bayer, se aprobó en 2013 para el cáncer de próstata que se ha extendido a los huesos. Por su parte, Lutathera y Pluvicto, que Novartis adquirió de Advanced Accelerator Applications en 2017 y Endocyte (2018), respectivamente, representan los primeros de una nueva generación de radiofármacos diseñados con precisión. Sus sólidos datos de ensayo insinúan lo que podría venir a continuación, a medida que los investigadores exploren nuevos isótopos radiactivos, una gama más amplia de ligandos y nuevas dianas.

A principios de 2024, el programa NET de Fase II basado en Pb-212 de Orano Med y RadioMedix se convirtió en la primera terapia alfa dirigida en recibir la designación americana de ‘Terapia Innovadora‘, basándose en prometedores datos de seguridad y eficacia de Fase I y principios de Fase II. La elección entre el actinio-225 y el plomo-212 implica varias ventajas y desventajas: el actinio requiere acuerdos con proveedores especializados (generadores de partículas y reactores nucleares), pero tiene una semivida larga, de 11 días. Esto significa que la radiación perdura, lo que dificulta la eliminación de residuos. El plomo-212 es más fácil de generar, pero su vida media es de sólo 11 horas. 


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