Hasta ahora, el trabajo impulsado para rubricar, antes de final de año, el nuevo Plan Europeo contra el Cáncer, ha venido acompañados de tres grandes cifras. Cada año, 3,5 millones de personas en la UE son diagnosticadas con cáncer y 1,3 millones de personas mueren por esa causa. De hecho, es probable que el 40 por ciento de los ciudadanos europeos enfrenten esta enfermedad en algún momento de su vida. No obstante, ya no son las únicas sobre la mesa.

Para diseñar el Europe´s Beating Cancer Plan se lanzaron dos consultas públicas. Una sobre la hoja de ruta del Plan, que se cerró el 3 de marzo, y otra sobre el propio plan, que finalizó el 21 de mayo. La Comisión ha publicado las aportaciones de la primera: un total de 384 opiniones que han dado voz a ciudadanos, profesionales y organizaciones involucradas en la prevención, diagnóstico, tratamiento, atención e investigación del cáncer.

De entre ellas han salido nuevos datos a tener en cuenta en la hoja de ruta… Los que se han presentado desde el sector farmacéutico no sólo llaman la atención sobre la “estática” inversión europea en atención al cáncer a lo largo de los años. También sobre al escaso presupuesto destinado a prevención y vacunas.

La industria innovadora

En su conjunto, los centenares de aportaciones recibidas tienen cuatro grandes protagonistas: financiación, cooperación, coordinación y medicina de precisión. Muchas de ellas están en el eje de las de la patronal innovadora.

La opinión de Efpia parte de dos cifras. Desde 1995, la mortalidad por cáncer ha aumentado a un ritmo mucho más bajo (20 por ciento) debido al progreso en prevención, diagnóstico y tratamiento. Pero mientras, el gasto en atención del cáncer ha permanecido estático (entre el 4 y el 7 por ciento del gasto total en salud al año) en Europa. “La sociedad aún no está invirtiendo en la lucha contra el cáncer de acuerdo con la carga de la enfermedad o las expectativas de los ciudadanos”, apunta la patronal.

Más allá, existen “diferencias significativas” en toda Europa, según sus datos. Tanto en relación al nivel de gasto específico, así como en la organización, la prestación y la calidad de la atención. Ante ello, la industria innovadora cree que el Plan Europeo contra el cáncer debería complementar las actividades de los Estados miembro. Consideran que el objetivo sería establecer objetivos claros de incidencia, mortalidad, supervivencia a 5 años y calidad de vida y mejorar el intercambio de datos.  

Atendiendo al impacto de la prevención, diagnóstico y tratamiento en la reducción de la mortalidad, Efpia pide que, en este plan integral, se siga estimulando el acceso a la innovación. Ello requerirá, dice, de un enfoque coordinado, de  “prioridades presupuestarias” y de un marco legislativo “estable y predecible a favor de la innovación”. La patronal anima a continuar con el marco de incentivos de la UE para medicamentos huérfanos y pediátricos y con los nuevos esquemas de acceso.

La importancia del autocuidado de la salud

De la misma manera, y atendiendo al carácter transversal del Plan, la patronal del sector del autocuidado de la salud recuerda a la Comisión la importancia de tener en cuenta las herramientas de prevención secundaria y terciaria que pueden minimizar los impactos y las consecuencias del cáncer. La patronal europea de compañías de autocuidado, Aesgp, cree que “la alfabetización en salud” y el “empoderamiento ciudadano” juegan un papel decisivo en los estilos de vida y comportamientos saludables. Pero señalan que están ausentes de la hoja de ruta.

la Aesgp pide que se tengan en cuenta las herramientas de prevención secundaria y terciaria que pueden minimizar los impactos y consecuencias del cáncer

La industria recuerda, además, que existen soluciones innovadoras de autocuidado. Algunas están dirigidas a proporcionar una gama equilibrada de nutrientes, proteger de los factores de riesgo ambientales, modificar comportamientos de riesgo o manejar síntomas asociados con el cáncer o con la terapia oncológica, que pueden ayudar al Plan Europeo contra el Cáncer a conseguir sus objetivos.

La Aesgp considera, por último, que los objetivos de prevención, tratamiento y atención al paciente también deberían considerar una mayor investigación en el área de medicamentos sin receta y suplementos alimenticios por dos razones. En primer lugar, por la evidencia recabada sobre los beneficios anticancerígenos de ciertos principios activos de medicamentos si receta. En segundo lugar, defiende que la prevención y el tratamiento combinado con medicamentos sin receta y suplementos alimenticios podrían lograr “una mayor eficacia, una mejor adherencia y mejores resultados”.

El papel de las vacunas

A diferencia de lo que ocurre con cuestiones importantes del autocuidado, la hoja de ruta de la Comisión para el Plan Europeo contra el Cáncer sí que reconoce el papel fundamental que puede desempeñar la vacunación en la prevención del cáncer en relación con la hepatitis B y el virus del papiloma humano (VPH). Esto lleva a Vaccines Europe a instar a la Comisión Europea a alentar a los Estados miembro a establecer objetivos de vacunación para prevenir los cánceres atribuibles a infecciones según la recomendación de la OMS (90 por ciento de VPH, 95 por ciento de VHB) y establecer un conjunto de medidas que fortalezcan los programas de inmunización para lograr objetivos de cobertura.

Pero de nada serviría apoyar estos objetivos sin aumentar la financiación pública. A juicio de esta patronal, el fortalecimiento de los programas de inmunización y el acceso equitativo a la vacunación “no sería factible con el bajo nivel actual del presupuesto sanitario asignado”. En promedio, el gasto en prevención sanitaria en los Estados miembro es del 3 por ciento del presupuesto sanitario, y los programas de vacunación representan menos del 0.5 por ciento del presupuesto general de salud.

Por este motivo, Vaccines Europe también pide a la Comisión Europea que emita recomendaciones para que los Estados “prioricen la inversión” y doten con fondos “adecuados y sostenibles” sus programas de inmunización.

Los pacientes y el acceso

En sus consultas, la Comisión Europea también ha querido dar voz a los ciudadanos. Muchos han enviado sus contribuciones a título particular. Pero sus preocupaciones también han sido trasladadas por organizaciones como la Alianza Europea por la Salud Pública (EPHA).

En respuesta a la hoja de ruta, EPHA destaca varias consideraciones: además de dotación presupuestaria suficiente (eje transversal de casi todas las aportaciones) pide que el Plan Europeo contra el Cáncer reconozca también la importancia de combatir la resistencia a los antimicrobianos —ya que las bacterias resistentes a los antibióticos podrían amenazar la atención del cáncer y su efectividad—, así como el impacto en la salud mental de los pacientes.

No obstante, las grandes prioridades para la Alianza son tres:

  • Incluir, dentro del pilar de la prevención del plan, una especial atención a los desafíos comunes a todas las enfermedades no transmisibles, especialmente el consumo de tabaco y alcohol, entornos alimentarios poco saludables, actividad física insuficiente y contaminación del aire.
  • Reconocer que los pacientes de grupos socialmente desfavorecidos enfrentan tasas más altas de enfermedades no transmisibles, incluidos los cánceres, y están expuestos a un peor acceso a servicios de salud y preventivos. Como consecuencia, las tasas de supervivencia entre los grupos vulnerables son más bajas en comparación con los grupos de población que tienen un mejor estatus socioeconómico.
  • Priorizar la asequibilidad, accesibilidad y disponibilidad de medicamentos en el campo de la oncología, al tiempo que se evalúa la calidad de la innovación y se garantiza que la innovación se orienta a las necesidades.

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