A finales de diciembre de 2020 llegaron las primeras vacunas contra la COVID-19. Un año después, Farmaindustria ha recopilado información de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la consultora Airfinity, Unicef, la plataforma Our World in Data de la Universidad de Oxford y la Federación Internacional de la Industria Farmacéutica (Ifpma) con datos que reflejan el cumplimiento de los objetivos de producción por parte de la industria farmacéutica.
De estos se extrae que la industria farmacéutica ha cumplido en este periodo el objetivo de producir el número de dosis suficientes para vacunar a la población adulta de todo el mundo. En concreto, a fecha de 31 de diciembre de 2021, se alcanzó la producción de 11.2000 millones de dosis; esto es fruto de los 340 acuerdos entre desarroladores y empresas con capacidad de fabricación en todo el mundo. Cabe destacar que las sustancias necesarias para la fabricación de las vacunas conta la COVID-19 se producen en al menos 83 plantas situadas en 70 países diferentes a nivel mundial.
Ahora, el reto pasa por realizar una distribución más equitativa de las vacunas. Desde la industria farmacéutica se demanda que se compartan todas las dosis distribuidas, para lo que abogan por renovar compromisos con los diferentes gobiernos para apoyar aquellas medidas que lo hagan posible.
En concreto, la producción alcanzó el 31 de diciembre los 11.200 millones de dosis, gracias a los 340 acuerdos entre desarrolladores y empresas con capacidad de fabricación en todo el mundo. Las sustancias necesarias para la fabricación de las vacunas contra la Covid-19 se están produciendo en al menos 83 plantas de producción situadas en 70 países de todo el mundo, cuatro de ellas en España.

Avances en la producción
Desde que comenzase la fabricación de estas vacunas, el ritmo mensual de producción se ha multiplicado por cuatro. Cuando comenzó, se producían alrededor de 350 millones de dosis al mes, mientras que ahora esta cifra asciende hasta los 1.400.
Este incremento de la producción se ha dado gracias a que las compañías, en paralelo al proceso de investigación, ampliaron sus plantas de producción. También, se han producido vacunas a riesgo antes de que fueran aprobadas por las agencias reguladoras para dar respuesta a la demanda posterior en caso de contar con la autorización. En este sentido, diversas compañías buscaron y firmaron acuerdos de transferencia de tecnología con empresas de cualquier país del mundo con capacidad para participar en la producción de estas vacunas. Ya se contabilizan cerca de 340 acuerdos de colaboración, que implican a casi un centenar de empresas, muchas de ellas competidoras.
Entre los acuerdos suscritos, casi 200 incluyen diversas formas de colaboración voluntaria basadas en la transferencia de tecnología y el intercambio de conocimientos sobre los procesos y tecnologías usadas para fabricar estas vacunas; también, la formación de personal especializado para garantizar que se cumplen los estándares de calidad y seguridad.
Farmaindustria destaca que estos acuerdos son “fundamentales” teniendo en cuenta que el proceso de fabricación de vacunas es muy complejo y requiere conocimientos específicos. También, tecnología puntera, instalaciones adecuadas y equipos preparados. Siguiendo este hilo apuntan que, por estos motivos, son muy pocas las compañias que pueden hacer frente a este desafío.
Papel de las patentes
En todo este proceso, la patronal subraya que todos estos logros han sido posibles gracias al sistema actual de propiedad industrial a través de las patentes. Aquí, añaden que estas generan un marco de protección y confianza a las compañías desarrolladoras para transferir conocimiento y tecnología a otras empresas; esto, indican, está siendo crucial a la hora de multiplicar la producción mundial.
Yendo más allá, aseveran que las dosis producidas son suficientes para satisfacer la demanda mundial. Por ello desde la industria destacan que, más que seguir aumentando la producción, sería necesario realizar una distribución equitativa de las dosis disponibles. Datos de la Federación Internacional de la Industria Farmacéutica (Ifpma), con la distribución de vacunas realizada hasta ahora, los países del G7 tienen reservas suficientes de dosis para vacunar a sus adultos y adolescentes y poner en marcha programas de refuerzo para proteger a los grupos de mayor riesgo, y disponen además de un número de dosis importante para distribuir a los países del tercer mundo. De hecho, según los análisis de Airfinity, los países del G7 y de la UE tendrán a final de marzo de 2022 un excedente de 1.400 millones de vacunas, incluso administrando dosis de refuerzo a su población.
Dosis administradas
Unicef y la Universidad de Oxford publican diariamente datos en la plataforma Our World in Data; estos reflejan que en enero de 2022 se habían distribuido 11.000 millones de dosis. De estas, se han administrado 9.430 millones en 227 países y territorios de todo el mundo. Esto se traduce en que el 59 por ciento de toda la población mundial ha recibido al menos una dosis de esta vacuna. Sin embargo, sólo el nueve por ciento de las personas que viven en países en vías de desarrollo han recibido al menos una dosis de la vacuna.

Para mejorar la equidad en la distribución, desde Ifpma señalan que las compañías proponen intensificar la distribución responsable de dosis a los países de renta más baja a través del mecanismo Covax. Esta iniciativa, liderada por la Organización Mundial de la Salud, cuenta desde el principio con el apoyo del sector y de más de 190 países. A 31 de diciembre de 2021, Covax había enviado más de 910 millones de dosis a 144 países, y tiene comprometidas donaciones de otros 1.100 millones de dosis, según los datos que maneja Unicef.

Con todo esto como base, la industria farmacéutica internacional asegura que es necesario centrarse en medidas concretas en los países receptores con pocos recursos para apoyar el despliegue y aceptación de vacunas. Entre otras medidas, consideran que es necesaria una extensión de la vida útil de las vacunas. Así, además La industria farmacéutica internacional asegura que es necesario centrarse en medidas concretas en los países receptores con pocos recursos para apoyar el despliegue y la aceptación de las vacunas. Así, entre otras medidas, hace falta una extensión de la vida útil de las vacunas. Para ello, además del aumento del personal sanitario para administrar las vacunas en áreas de difícil acceso es necesario ampliar las capacidades de la cadena de frío desde los aeródromos donde llegan las vacunas hasta los puntos de vacunación. También consideran necesario actualizar la regulación para que la vida útil de las vacunas se prolongue y que éstas no se desperdicien. Así, aconsejan que la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las autoridades nacionales garanticen que las vacunas son aprobadas antes de que las dosis lleguen a los países, de modo que puedan distribuirse inmediatamente.
I+D y vacunas COVID
Hasta el momento existen diez vacunas contra la COVID-19 aprobadas en todo el mundo, cinco de ellas autorizadas en Europa por la Agencia Europea del Medicamento (EMA). Pero la investigación continúa y actualmente hay un total de 137 en diferentes fases de ensayos clínicos; 29 de ellas están ya en las últimas etapas de este proceso.
A esto se suman los ensayos que evalúan tratamientos con potencial para combatir esta enfermedad. Actualmente dos anticuerpos monoclonales han recibido ya luz verde de la UE por su eficacia en las primeras fases de la infección, y otros seis medicamentos están siendo evaluados para su aprobación. Además, según los registros de la OMS, se están llevando a cabo más de 1.600 ensayos clínicos con posibles tratamientos en todo el mundo
En este contexto, España está contribuyendo de forma notable a este propósito. A nivel europeo España ha sido, con 172 ensayos clínicos, el primero de Europa y el cuarto del mundo en número de ensayos clínicos contra este coronavirus. Estos datos están en línea con el papel de referencia internacional en investigación clínica de medicamentos en otras especialidades. En términos de producción, cuatro compañías participan (en colaboración con las empresas desarrolladoras) en la fabricación de vacunas contra la COVID-19.
