Ya ha pasado un año desde que Bristol Myers Squibb (BMS) y Celgene anunciaran su fusión. Un año atípico en el que ambas compañías han tenido que trabajar en la transformación de la compañía, pero sin dejar de lado la esencia de cada una de ellas, basadas en la investigación y en acercar nuevas soluciones clínicas a los pacientes.

Roberto Úrbez, vicepresidente y director general de BMS en España y Portugal considera que esta fusión es “ejemplo de una unión integradora entre dos compañías que combinan una misma visión”. Entre las fortalezas que cree que ambas corporaciones aportan están “el talento de las personas y la solidez del pipeline”. Refiriéndose al aspecto financiero, Úrbez destaca que “con el tamaño adquirido, BMS se sitúa en quinta posición a nivel mundial, con el firme propósito de seguir ofreciendo tratamientos a los pacientes en necesidades no cubiertas hasta el momento”.

Avances en I+D

Por su parte, José Cabrera, director médico en España y Portugal de BMS, destaca el fuerte papel investigador del país dentro de la compañía “invirtiendo 50 millones de euros en esta área y participando en más de 200 ensayos clínicos en áreas como oncología, inmunooncología, hematología, inmunología y enfermedades raras”. Esto, sitúa al clúster de España y Portugal como el segundo, sólo por detrás de Estados Unidos, en cuanto a pacientes participando en ensayos clínicos de la compañía. Para Cabrera, esto significa “ofrecer a pacientes españoles unas opciones de mejora que en otros países no se dan”.

En esta línea, Úrbez destaca el afán de la compañía por avanzar en áreas diversas. Por ejemplo, precisa que, además de conseguir aprobaciones de varios fármacos desarrollados por la compañía, “durante este año BMS ha anunciado que seguimos avanzando mediante la adquisición de MyoKardia”. “Esta compañía -explica Úrbez- va a permitir seguir expandiendo las necesidades de BMS en tratamiento de la enfermedad cardiovascular”. Asimismo, ponía en valor que se haya podido alcanzar este logro “en un momento de crisis sanitaria sin precedentes” lo que cree que demuestra “la capacidad de crecimiento y flexibilidad de la compañía, siendo capaz de reinventarse”.

Cabrera también se refirió al centro de investigación CITRE, definiéndolo como el único centro de investigación traslacional fuera de Estados Unidos, el cual además es pionero basándose en pilares “el desarrollo de identificación de nuevas moléculas, liderando diversos ensayos clínicos en Fase I”. De este centro también destacó que cuentan con un amplio sistema de “ingeniería de big data que permite identificar qué pacientes se pueden beneficiar de estas moléculas en investigación en fases mucho más tempranas”.

Con todo esto, desde BMS resaltan que se acelera el desarrollo de nuevos fármacos, así como los procesos para que estos lleguen hasta los pacientes.

Prioridades de la compañía

Respecto al impacto de la COVID-19 en la actividad de la compañía que cuando irrumpió la crisis, el Comité de Dirección marcó dos prioridades. Úrbez apunta que estas fueron “hacer que los fármacos llegaran sin dificultades a los pacientes” y “garantizar la seguridad de nuestros empleados y sus familias, proporcionando las herramientas necesarias que permitiesen conciliar esta situación con la vida familiar y dando apoyo para afrontar este nuevo contexto”.

Dentro de este contexto, para Úrbez, “la digitalización ha sido muy importante”, teniendo en cuenta que este modelo de interrelación, según señala, “ha sido absolutamente crítico para poder mantener este contacto”.

También en el marco de la pandemia, el director general apunta a que una de sus líneas de actuación fue “buscar en las bases de datos de BMS aquellas moléculas con potencial para luchar contra la COVID-19”. De esta manera, se han llevado a cabo nueve investigaciones para evaluar el impacto de los medicamentos frente a este virus.

Aparte del trabajo con el foco en la lucha contra la pandemia, Úrbez pone el foco en que desde la compañía se sigue “avanzando en distintas materias terapéuticas”. “Seguimos avanzando en áreas novedosas como las terapias celulares, por ejemplo las CAR-T, pero sin dejar de lado el seguimiento de terapias más consolidadas que ya están funcionando”.


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