La pandemia de COVID-19, con el actual y preocupante repunte de contagios en China; la irrupción de las cadenas de suministro; la guerra de Ucrania y los problemas de transporte que conlleva; la crisis inflacionaria… Son muchos los factores que están alimentando una crisis de suministro de medicamentos de todo tipo a nivel mundial.

Entre el 60 y el 80 por ciento de los productos utilizados para los medicamentos se producen en China e India, pero, ante el escenario actual de COVID-19, el país asiático necesita hacer acopio de medicamentos para su propio uso. De hecho, según apuntan medios internacionales, el miedo de los ciudadanos les está llevando a almacenar medicamentos y ya sufren desabastecimiento de aspirinas. Por ello, China ha reducido las exportaciones al resto del mundo.

En este sentido, en Grecia se está produciendo una situación similar. El Gobierno griego ha prohibido la exportación a algunas empresas del país intentando satisfacer su demanda nacional. Y es que, según informa protothema.gr, los medicamentos más “comunes” comienzan a faltar: ya hay escasez de 500 medicamentos, aproximadamente. La previsión de futuro no es esperanzadora y puede que estos desabastecimientos se cronifiquen. Se espera que la falta de medicamentos alcance máximos históricos este 2023.

Las fórmulas contra la escasez en el mundo

En el resto de Europa, Estados Unidos, Canadá y Reino Unido, la escasez de medicamentos también es elevada y cada país tiene sus fórmulas para luchar contra este problema.

En España, tal y como informó EG el pasado mes de diciembre, hay más de 600 medicamentos desabastecidos por diversas causas, según la última relación de medicamentos que publica la Aemps de principios de diciembre. Una situación que se debería abordar, en opinión de la Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles (FEFE), permitiendo a los farmacéuticos dispensar alternativas de sustitución en el caso de problemas de abastecimiento de ciertos medicamentos. Desde FEFE argumentaban que esta posibilidad debería estar recogida en la nueva Ley de Garantías y Uso Racional del Medicamento, más conocida como Ley del Medicamento.

Precisamente, en el Reino Unido se han activado los ‘Protocolos de Escasez Severa de Penicilina’, que permiten a los farmacéuticos dispensar medicamentos alternativos.

Por su parte, el gobierno de Alemania introducirá incentivos para llevar de vuelta a las empresas farmacéuticas al país.

En EE. UU. se están reclutando robots para preparar medicamentos las 24 horas del día y cubrir así la enorme escasez, mientras el gobierno advierte a los ciudadanos del peligro de comprar fármacos en farmacias online ilegales que intentan hacer negocio con productos de dudosa calidad.

Asimismo, las organizaciones que representan a la industria farmacéutica en Italia han advertido que el aumento de los precios de la energía puede provocar escasez de medicamentos, según afirmaron en una declaración conjunta, en la que pidieron al gobierno que garantizase al conjunto de la industria un acceso preferente a la electricidad, el gas y el combustible para el transporte, a fin de mantener las líneas de suministro en funcionamiento. Y es que las empresas de logística, en particular las partes de la red de distribución, requieren electricidad constante para hacer funcionar las cadenas de frío refrigeradas y también se ven afectadas por el aumento de los precios.

También en Países Bajos las autoridades están tomando medidas y los titulares de autorizaciones de comercialización de medicamentos y mayoristas están obligados a mantener un stock de dos meses y medio a partir del 1 de enero de 2023. Los farmacéuticos han defendido continuamente este tipo de existencias mínimas en los últimos años, según Aris Prins, presidente de la Real Asociación Holandesa de Farmacéuticos (KNMP), quien espera que mantener un stock de este tipo reduzca en gran parte la escasez de medicamentos.


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