La Comisión Europea ha publicado la actualización de la Estrategia Industrial europea. Unos días antes de que la Organización Mundial de la Salud calificase la COVID-19 como pandemia, la CE publicaba este plan, con la pretensión de que la Unión Europea liderase la transición verde y la transición digital. Dentro del mismo también se incluían medidas encaminadas para fortalecer sus empresas y mejorara en competitividad. Para lograrlo, apuntaban a la innovación y un mercado único sólido como bases.

Pero la pandemia cambió todo. Como consecuencia de los confinamientos y las restricciones de movilidad, se produjo un gran retroceso económico que derivó en un impacto muy negativo en las industrias de la UE. En este contexto, la CE y otros organismos europeos se pusieron en marcha rápidamente para abordar los impactos en las empresas europeas y garantizar la circulación de mercancías evitando interrupciones en el suministro; este punto ha sido especialmente relevante para la industria farmacéutica.

A pesar de los esfuerzos, quedaron al descubierto algunas de las vulnerabilidades de la industria europea. Todo ello puso de manifiesto la necesidad de adaptar las medidas incluidas en la Estrategia Industrial hacia un modelo económico más verde, digital y resistente, sobre el que asentar la recuperación de los Estados miembro.

Un año después se atisban indicios de mejora que hacen prever que la economía europea se recupere con fuerza durante lo que resta de 2021 y en 2022. La tesitura mundial también indica que esta mejora puede ser real. Pero para conseguirlo, hay que hacer frente a varios desafíos.

Lecciones aprendidas

Para impulsar medidas eficientes, desde la CE apuestan por analizar las lecciones aprendidas, tanto positivas como negativas. Así, mientras que creen que la industria europea ha mostrado todo su potencial colaborando activamente en la búsqueda de una vacuna contra la COVID-19. También, gracias a las vacunas, se ha certificado la amplia capacidad de producción con la que cuentan las empresas de la UE. Por otra parte, desde la Comisión consideran que esta crisis ha puesto de manifiesto más que nunca la necesidad de reforzar el mercado único, permitiendo el libre movimiento de mercancías y personas en beneficio común.

En la cara más negativa de la moneda, destacan la amplia dependencia de terceros que tenemos en la actualidad. Este problema está estrechamente ligado con la industria farmacéutica, puesto que muchos principios activos y productos farmacéuticos vienen de otros países como Estados Unidos, India o China. En este sentido creen necesario reforzar las industrias de la UE con el fin de reducir la dependencia de otros territorios para que, en caso de futuras emergencias a nivel global, no se produzcan problemas con el suministro.

Para lograr esta mejora de la competitividad, creen fundamental integrar la transición verde y la digitalización en la estrategia de todas las empresas. Con todo esto señalan que la industria europea podría dar un gran paso adelante.

Resiliencia ante adversidades

A pesar de todos los aspectos positivos que la CE cree que ya aporta el establecimiento de un mercado único europeo, plantean que hay puntos que requieren mejora. Por ejemplo, con el fin de que la industria sea más resiliente ante adversidad, abogan por implantar un ‘Instrumento de Emergencia para el Mercado Único’ que garantice una mayor coordinación y solidaridad ante futuras emergencias sanitarias. Esta estará alineada con otros mecanismos y autoridades puestos en marcha en la UE como la Autoridad Europea de Preparación y Respuesta ante Emergencias Sanitarias (HERA, por sus siglas en inglés) o el Plan de Contingencia para el Transporte y la Movilidad.

Algunas de las medidas que proponen para lograr aumentar esta resiliencia son los siguientes. Control de la normativa relativa al mercado único; inversión continua en aquellos campos que ofrezcan mayores oportunidades; adaptación de los enfoques regulatorios en aquellos casos en que esté justificado y creación de nuevas estrategias en función de las necesidades que vayan surgiendo.

Análisis de las dependencias de terceros

Por otra parte, la Comisión apuesta por políticas aperturistas y un aumento de la inversión como motor para el crecimiento. Tanto las importaciones como las exportaciones tienen gran relevancia, pero crisis como la actual corroboran que las adversidades pueden poner en jaque a las cadenas de suministro globales. Por ello, de la misma manera que relataban en puntos anteriores, es necesario reducir la dependencia de terceros; pero también abogan porque otros territorios sigan esta misma senda, revisando la posición que cada uno ocupa en las cadenas de suministro globales.

Y es que, mientras que las dependencias mutuas pueden contribuir a la estabilidad, pueden ser un arma de doble filo. Por ello, la CE insta a monitorizar estas dependencias y las capacidades estratégicas de cada territorio para ver qué fortalezas y debilidades tiene cada uno y analizar qué impacto puede tener el futuro.

En esta línea, la interrupción en el suministro de fármacos puede ser crucial para los países que puedan verse más afectados por dependencias de terceros. Y Europa también tiene que evaluar su situación en esta materia. De los 34 productos identificados por la CE como potencialmente vulnerables en suministro por la dependencia de otros países, 20 están relacionados con la salud. Por este motivo, y teniendo en cuenta la magnitud de la actual crisis sanitaria, la Comisión mantendrá -como ya había anunciado- un diálogo estructurado con los Estados miembro, la industria farmacéutica y el resto de agentes implicados para ver cuáles son las medidas más adecuadas para evitar estos problemas.


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