Muchas de las variantes de COVID-19 que circulan actualmente por el mundo son resistentes a algunas vacunas basadas en anticuerpos que se desarrollaron a partir del virus original. Además, a medida que la pandemia avance, surgirán más variantes. Por ello, urge la necesidad de encontrar terapias que puedan luchar contra las nuevas cepas emergentes y atajar el problema de la resistencia.

Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis han identificado un anticuerpo altamente protector en dosis bajas contra una amplia gama de variantes: el SARS2-38. Además, el anticuerpo se adhiere a una parte del virus que difiere poco entre las variantes, por lo que es poco probable que surja resistencia en este lugar. 

Estos hallazgos, publicados en la revista Immunity, podrían ser un paso hacia el desarrollo de nuevas terapias basadas en anticuerpos que tienen menos probabilidades de perder su potencia a medida que el virus muta.

Evolución del virus

El autor principal del estudio, Michael S. Diamond, MD, PhD, profesor de medicina Herbert S. Gasser, asegura que los anticuerpos actuales pueden funcionar contra algunas variantes, pero no todas. “Es probable que el virus continúe evolucionando con el tiempo y el espacio. Tener anticuerpos ampliamente neutralizantes y efectivos que actúen individualmente y se puedan emparejar para hacer nuevas combinaciones probablemente evitará la resistencia”, apunta.

Según explica la Universidad de Washington a través de un comunicado, el SARS-CoV-2 utiliza la proteína espiga para adherirse e invadir las células del tracto respiratorio del cuerpo. Los anticuerpos que evitan que la espiga se adhiera a las células neutralizan el virus y previenen la enfermedad. Muchas variantes han adquirido mutaciones en sus genes de pico que les permiten evadir algunos anticuerpos generados contra la cepa original, lo que reduce la eficacia de las terapias basadas en anticuerpos.

Anticuerpos más efectivos

Para encontrar anticuerpos neutralizantes que funcionen contra las variantes, los investigadores comenzaron inmunizando ratones con una parte clave de la proteína del pico conocida como dominio de unión al receptor. Después, extrajeron las células productoras de anticuerpos y obtuvieron 43 anticuerpos de ellas que reconocen el dominio de unión al receptor.

Así, los investigadores examinaron esos 43 anticuerpos para averiguar si podían impedir que la variante original del SARS-CoV-2 infectara las células. Tras ello, se probaron nueve de los anticuerpos neutralizantes más potentes en ratones y ver si protegían de la enfermedad a los animales infectados con el virus original. Varios anticuerpos pasaron ambas pruebas, aunque con distintos grados de potencia.

Finalmente, los investigadores seleccionaron los dos anticuerpos que eran más efectivos para proteger a los ratones de enfermedades y los probaron contra un panel de variantes virales. El panel estaba compuesto por virus con proteínas del pico que representan las cuatro variantes de interés (Alfa, Beta, Gamma y Delta), dos variantes de interés (Kappa e Iota) y varias variantes sin nombre que se están monitoreando como amenazas potenciales. 

SARS2-38: altamente y ampliamente neutralizante

Un anticuerpo, el SARS2-38, neutralizó fácilmente todas las variantes. Además, una versión humanizada de SARS2-38 protegió a los ratones contra la enfermedad causada por dos variantes: Kappa y un virus que contenía la proteína del pico de la variante Beta. Sin embargo, los investigadores observaron que la variante Beta es bastante resistente a los anticuerpos, por lo que su incapacidad para resistir el SARS2-38 es particularmente notable.

“Este anticuerpo es altamente neutralizante (lo que significa que funciona muy bien a bajas concentraciones) y ampliamente neutralizante (lo que significa que funciona contra todas las variantes)”, afirma Diamond. Y es que, apunta el investigador, esta es una combinación inusual y muy deseable para un anticuerpo. 

“Además, se une a un punto único en la proteína del pico que no es el objetivo de otros anticuerpos en desarrollo. Eso es fantástico para la terapia combinada. Podríamos empezar a pensar en combinar este anticuerpo con otro que se una en otro lugar para crear una terapia de combinación que sería muy difícil de resistir para el virus”, concluye.


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