Álvaro Rodríguez-Lescure, presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) reconoce que el Covid-19 ha impactado en el día a día de la asistencia oncológica. Sin embargo, considera que ha llegado el momento de adaptarse a una enfermedad con la que debemos aprender a convivir. Retomar el Plan Nacional de Cáncer o incorporar los biomarcadores a la cartera de servicios del SNS son dos objetivos apremiantes para esta sociedad.

La llegada de la Covid-19 a España ha revolucionado la asistencia sanitaria en muchos aspectos. En oncología ¿Cómo ha afectado esta crisis sanitaria?

Creo que no ha cambiado nada y, a la vez, se ha cambiado todo. Todo sigue pero con un gap, generado por la Covid-19, que nos va a condicionar en un periodo más largo de lo que parece. Si hay algo de una forma más general que se ha visto afectado es el cribado, puesto que algunos programas se han paralizado. Sin embargo, teniendo en cuenta el periodo de confinamiento que estamos teniendo, no tendría que traducirse en un impacto muy negativo. No creo que se prolongue mucho más la suspensión de estos programas, que volverán a funcionar de forma progresiva. No sabemos lo que va a venir, pero presumimos que la enfermedad (Covid-19) se mantendrá durante un periodo prolongado de tiempo. No sabemos aún como se retomarán los programas de cribado, porque dependerá del nivel asistencial o, por ejemplo, de los recursos que se quieran preservar por si se presentasen futuros rebrotes; pero se volverá a retomar.  

Decías que la Covid-19 no ha cambiado nada pero lo ha cambiado todo, ¿Qué ha cambiado en la asistencia oncológica?

Trabajamos de una forma distinta desde el primer momento. Ha cambiado la manera de organizar el hospital; las consultas presenciales, los circuitos de circulación, la presencia de acompañantes en las visitas, etc. Pero el impacto no ha sido igual en todas las comunidades autónomas o en todos los centros. Los recursos de cada hospital se han podido ver comprometidos en función del impacto de la pandemia en su zona. Uno de los recursos que se ha visto más comprometido es la cirugía. La disponibilidad de quirófanos o las plantillas de cirujanos, por ejemplo, han sido un bien a preservar en muchos centros, donde se han desprogramado todas las intervenciones quirúrgicas no urgentes. En algunos casos ha habido alternativa, como la administración de tratamientos sistémicos antes de la cirugía. Eso ha sido posible para algunos tipos de tumores. En algunas situaciones nos hemos visto obligados a tomar decisiones en un escenario distinto, porque todo cambia según los escenarios que se presentan. Ahora tenemos hay que tener en cuenta que el nuevo escenario presenta una nueva patología, como la Covid-19, a la que hemos tenido que adaptarnos. Pero no todos los cambios que se han realizado perdurarán en el tiempo. Por ejemplo, la telemedicina en algunos casos sí que se mantendrá, dependiendo del tipo de paciente. Es cierto que esta atención requiere más esfuerzo y tiempo para los profesionales, pero es un potencial realmente interesante. Esta crisis nos va a hacer valorar las cosas que son realmente imprescindibles de realizar.

Al igual que todas las sociedades científicas, los oncólogos habéis tenido que actualizaros en enfermedades infecciosas. En concreto en el SARS CoV-2, ¿habéis encontrado alguna evidencia sobre el impacto de la Covid-19 en los pacientes oncológicos?

La Covid-19 supone un riesgo de complicación mayor para los pacientes con cáncer y ahora lo hemos confirmado. El problema es que, hoy por hoy, no tenemos marcadores claros, y nos preocupa mucho a todos. Incluso para los pacientes no oncológicos, incluso para los pacientes que no presentan afecciones previas el impacto del virus es muy distinto. Encontramos a pacientes jóvenes sin factores de riesgo o comorbilidades que acaba intubado en la UCI, o personas de avanzada edad que lo han superado sin cuidados intensivos. El factor edad es importantísimo pero hay mucho que no sabemos. En el caso del cáncer hay un factor añadido y es la gran heteregeneidad de patologías que engloba. Estamos hablando de más de 200 enfermedades diferentes en estadios diferentes por lo que necesitaremos muchos datos y datos en vida real. Desde SEOM hemos puesto en marcha un estudio observacional con recogida de datos de forma masiva. El estudio, que se publicará, nos va a dar toda esa información. Han participado la mayoría de servicios que disponen de unidades de oncología y es representativo de todas las comunidades, con todas las patologías tumorales. Los datos corresponden al pico de la pandemia, pero va a ser interesante ver que ocurre en el futuro, cuando la Covid-19 siga presente aunque no en el nivel observado hasta ahora. Porque hay que seguir adelante; hay vida más allá de la Covid-19. Estamos en ese momento en el que hay que rodar y poner en marcha todo lo que se ha parado. Tenemos que adaptarnos a esta nueva situación.

Hay colegas que piensas que si los sistemas sanitarios hubiesen introducido de manera ágil la secuenciación masiva, las técnicas de diagnóstico… En definitiva el diagnostico molecular, la historia frente al virus podría haber sido diferente…

Lo que es increíble es que con el tejido básico y la red de investigadores que tenemos en el país muchos estén parados en sus casas. Por ejemplo, hay muchos equipos de termocicladores para realizar PCRs que podían haberse utilizado. Desde asociaciones como Aseica, por ejemplo, se lamentan de que precisamente no hayan tirado de ese personal entrenado en España a nivel laboratorio. Hay que ver porque no se han utilizado estos medios, y ver la orientación que se ha realizado de la gestión. La política de test está ahí y podían haber sido útiles de cara a identificar y aislar a los contagiados. En Corea del Sur parece que ha funcionado bastante bien. Organizativamente se han podido hacer las cosas mucho mejor. A nivel de investigación en oncología tendremos que volver al trabajo y aprender a convivir con esta situación.

Organizativamente se han podido hacer las cosas mucho mejor

Hace unos días Pedro Duque informaba en el Senado de su política al frente del Ministerio de Ciencia. Una de las cuestiones prioritarias, según dijo, será sacar adelante la Estrategia de Medicina de Precisión. Es la estrategia que contempla el Plan de Terapias Avanzadas. ¿En qué medida habéis participado las sociedades científicas en este borrador?

Desde hace mucho tiempo SEOM es una sociedad posicionada en la medicina de precisión. Es una forma muy importante de entender el diagnóstico y el tratamiento. De lo que hagamos hoy dependerán muchos éxitos del futuro. Ahora la medicina de precisión beneficia a un porcentaje pequeño  de pacientes, pero en el futuro será mayor. Se trata de un cambio de cultura. Hay que cambiar la red de asistencia, el entorno, y el diagnostico. Hasta ahora se entendía que poder secuenciar o trabajar con biopsia líquida era un lujo o se hacía solo en el ámbito de la investigación. Esto debe estar en el día a día porque no es un problema de coste. No cuesta más que un TAC o una resonancia. Tiene que cambiar la cultura y hay que absorber el concepto y desarrollarlo con normalidad. Ahora mismo la secuenciación masiva de todas las muestra permitirá generar un montón de datos que en el futuro tendrán una implicación directa. Es un cambio en el modelo de trabajar. Nos alegra que esto sea así y, aunque la llegada de la Covid-19 ha establecido otras prioridades,  hay que seguir adelante. Llevamos tiempo trabajando en una cartera de biomarcadores, porque hay que incoporarlos a la cartera de servicios básica. Tiene que ser una cartera dinámica. Tiene que haber igualdad en el acceso al biomarcador.

Precisamente, comentábamos hace unos meses la necesidad del Plan del Cáncer. Ahora, si cabe, se hace más urgente. ¿Qué cuestiones crees que son precisas priorizar?

El plan de cáncer necesita revisión, y no solo por esta punta de lanza que supone la medicina de precisión, sino porque hay que reeditar cosas que son básicas. El plan de cáncer debería vertebrarlo todo. Habrá que ver como se engrana todo esto con un sistema sanitario transferido a cada comunidad. Es necesario volver a ponerlo en marcha porque hay cosas que deberían funcionar y no funcionan. Hay que poner al mismo nivel la estrategia de medicina de precisión en oncología como un plan de cuidados paliativos que funcione. Tendrá un impacto brutal en la calidad de vida  de pacientes con cáncer, pero hace falta inversión.