MARCOS GARCÍA Barcelona | viernes, 25 de noviembre de 2016 h |

El Plan de Adherencia al Tratamiento que ha presentado Farmaindustria es un empeño personal del actual vicepresidente de la patronal, Antoni Esteve, en el que tras más de año y medio de trabajo, se materializa en un documento técnico que sienta las bases para intentar mejorar uno de los puntos negros de la sanidad española.

Inicialmente este plan ha contado con la participación de todos los estamentos que engloban a los profesionales sanitarios (médicos, enfermeros y farmacéuticos), sociedades científicas, pacientes e industria y nace con la sana intención de elevar a las administraciones públicas y autoridades sanitarias una propuesta técnica para combatir la alta tasa de incumplimiento terapéutico y sus efectos en la salud.

Elaborado bajo seis pilares iniciales: optimización del proceso de prescripción, concienciación sobre la importancia de la adherencia, establecimiento de un programa de adherencia, reducción de la complejidad del régimen terapéutico, aumento de la autogestión del paciente e implementación de un sistema de información del cumplimiento terapéutico, este plan interpela a todos los agentes para reducir el que más de “la mitad de los pacientes crónicos españoles no sigue correctamente el tratamiento farmacoterapéutico prescrito”. Este déficit en la adherencia tiene un costo en vidas muy alto y ocasiona y acarrea gastos añadidos a un se significa en la actualidad por gozar de los recursos suficientes.

De los pilares iniciales se derivan 18 iniciativas y 26 acciones que se traducen en propuestas concretas como dedicar el tiempo adecuado en la consulta médica para garantizar una óptima prescripción, afianzar la coordinación entre distintos profesionales y niveles asistenciales para lograr un buen seguimiento farmacoterapéutico, la importancia de la formación a pacientes sobre adherencia o involucrar a todos los actores en el seguimiento farmacológico.

El plan se ha elaborado en un trabajo común de Farmaindustria y la consultora EY, que se ha basado en una mega encuesta sobre adherencia terapéutica elaborado por el Gabinete Sociología y Comunicación y la Fundación Jordi Gol i Gurina – IDIAP. La iniciativa incluye un modelo sobre el impacto económico sanitario de la adherencia que se ha aplicado a cuatro patologías concretas con un alta prevalencia: EPOC, diabetes tipo 2, enfermedad cardiovascular y depresión mayor. El plan concluye que si se aumentase la adherencia en 10 puntos porcentuales se generarían ahorros de 2.377 millones de euros en diabetes tipo 2, más de 80 millones de euros en EPOC (evitaría 8.000 muertes), 74 millones de euros en cardiovascular (evitaría 8.788 muertes y hasta 7.650 eventos cardiovasculares) y más de 15 millones de euros en depresión mayor.

La encuesta antes referida hace un diagnóstico demoledor sobre la adherencia en España, ya que un 71,2 por ciento de los menores de 45 años no cumplen adecuadamente, mientras que entre los mayores de 65 años el 63,9 por ciento lo cumple.

Documento abierto

Humberto Arnés, director general de Farmaindustria, aseguró en la presentación en Barcelona del plan que “es un documento técnico, abierto, integrador y participativo que se exterioriza ante la sociedad y que no tiene referente anterior. Es un planteamiento de abajo a arriba y la industria ha hecho de coordinador. Lo ponemos a disposición de las administraciones y hay acciones que se pueden implementar de manera directa con el paciente”. Arnés se atrevió a cifrar el coste que tendría la implementación del plan, que ascendería a 10 millones de euros. “Incluso algunas acciones son a coste cero”, aseveró.

La decisión de aplicar este plan o no pasa al Consejo Interterritorial y “la simple presentación de este documento es ya de por sí un éxito”, aseguró Arnés. El representante de la patronal innovadora destacó que “parece lógico que se vea en el interterritorial”, aunque no dejó de expresar que la intención de Farmaindustria es que se tenga en cuenta. “No ocultamos que nos gustaría que las administraciones lo hicieran suyo, aunque la labor de la industria termina aquí. Sería una pena que se quedara en una estantería. Estamos convencidos que se va a aplicar”, concluyó.

Alabanzas y rechazos

A nadie se le escapa que el Plan de Adherencia de Farmaindustria ha tenido una acogida desigual entre los distintos actores implicados. De entrada, el presidente del CGCOF, Jesús Aguilar, ha mostrado públicamente su reticencia al plan al asegurar que “no tiene en cuenta a los farmacéuticos”. Del mismo modo que algunas comunidades autónomas han afeado la propuesta de Farmaindustria aludiendo a que una entidad privada no puede impulsar un plan que correspondería liderar a una administración pública. En concreto, Cantabria (donde gobiernan PRC y PSOE), Extremadura, Baleares, Castilla La Mancha (las tres gobernadas por el PSOE) y País Vasco (PNV y PSOE) ya han mostrado su rechazo al plan. A este respecto Humberto Arnés aseguró durante la presentación que “las reticencias no los son respecto al plan, que es un documento incontestable que no está cerrado y lo someteremos a las administraciones públicas y ámbitos profesionales. Las reticencias son a cómo lo interpretan las comunidades autónomas y como incorporar esta iniciativa a los planes de cada territorio”, indicó. En cambio, los apoyos políticos y profesionales al plan también son notables. De entrada, los colectivos de médicos, enfermeros, pacientes y sociedades científicas han alabado el plan, que también goza de relevantes apoyos políticos. El más importante el de José Javier Castrodeza, secretario general de Sanidad y Consumo del Ministerio de Sanidad, quien participó en la presentación en Barcelona y destacó que “el avance que puede suponer el plan de Farmaindustria si logramos consensuarlo en el seno del interterritorial, donde se discutirá y se validará con las comunidades autónomas”. Otro apoyo muy relevante y que además muestra una inusual sintonía con el Ministerio es el de la Generalitat de Cataluña, ya que el conseller de Sanidad, Antoni Comín, también dio un espaldarazo al plan. Comín ejerció de anfitrión y agradeció que el plan “mira al problema de la adherencia de cara”. Comín destacó que tiene “un gran interés y comparto los objetivos para un uso racional del medicamento ante el evidente coste en calidad, seguridad y presupuesto público” que provoca la falta de adherencia.

A nadie se le escapa que el Plan de Adherencia de Farmaindustria ha tenido una acogida desigual entre los distintos actores implicados. De entrada, el presidente del CGCOF, Jesús Aguilar, ha mostrado públicamente su reticencia al plan al asegurar que “no tiene en cuenta a los farmacéuticos”. Del mismo modo que algunas comunidades autónomas han afeado la propuesta de Farmaindustria aludiendo a que una entidad privada no puede impulsar un plan que correspondería liderar a una administración pública. En concreto, Cantabria (donde gobiernan PRC y PSOE), Extremadura, Baleares, Castilla La Mancha (las tres gobernadas por el PSOE) y País Vasco (PNV y PSOE) ya han mostrado su rechazo al plan. A este respecto Humberto Arnés aseguró durante la presentación que “las reticencias no los son respecto al plan, que es un documento incontestable que no está cerrado y lo someteremos a las administraciones públicas y ámbitos profesionales. Las reticencias son a cómo lo interpretan las comunidades autónomas y como incorporar esta iniciativa a los planes de cada territorio”, indicó. En cambio, los apoyos políticos y profesionales al plan también son notables. De entrada, los colectivos de médicos, enfermeros, pacientes y sociedades científicas han alabado el plan, que también goza de relevantes apoyos políticos. El más importante el de José Javier Castrodeza, secretario general de Sanidad y Consumo del Ministerio de Sanidad, quien participó en la presentación en Barcelona y destacó que “el avance que puede suponer el plan de Farmaindustria si logramos consensuarlo en el seno del interterritorial, donde se discutirá y se validará con las comunidades autónomas”. Otro apoyo muy relevante y que además muestra una inusual sintonía con el Ministerio es el de la Generalitat de Cataluña, ya que el conseller de Sanidad, Antoni Comín, también dio un espaldarazo al plan. Comín ejerció de anfitrión y agradeció que el plan “mira al problema de la adherencia de cara”. Comín destacó que tiene “un gran interés y comparto los objetivos para un uso racional del medicamento ante el evidente coste en calidad, seguridad y presupuesto público” que provoca la falta de adherencia.