Desde Farmaindustria, patronal de la industria farmacéutica en España, coinciden con la Efpia en la urgencia de que este plan contribuya a impulsar la competitividad perdida en Europa. Y es que, poniendo esta situación en datos, en las dos últimas décadas, ha pasado de ser lider mundial de la I+D biomédica, a generar únicamente el 23 por ciento de los medicamentos innovadores; mientras, Estados Unidos es el origen del 47 por ciento de estos fármacos.

Además, la participación de Europa en la inversión mundial está disminuyendo; esto ha supuesto que un gran número de centros de investigación se hayan transferido a otros territorios como Estados Unidos o China. Por todos estos motivos, desde la entidad española llaman a poner en marcha políticas que ayuden a revertir esta situación.

Una de las herramientas que desde Farmaindustria creen que puede ayudar es crear un marco regulatorio más ágil y competitivo; proponen que este esté diseñado de manera colaborativa entre la CE y las compañías farmacéuticas europeas. A este respecto, Icíar Sanz de Madrid, directora del Departamento Internacional de Farmaindustria, señala que “este trabajo conjunto puede ayudar a impulsar una serie de aspectos clave para esta recuperación”. Así, plantea que “además de asegurar un marco regulatorio sólido y estable que permita seguir avanzando en el desarrollo y aprobación de nuevos medicamentos, hay que mejorar las políticas de innovación y protección de los derechos de propiedad industrial; avanzar en el proceso de digitalización en el ámbito biomédico; impulsar la competitividad y el acceso a los nuevos tratamientos, y potenciar las políticas de protección del medio ambiente”.

Dependencia de terceros

La pandemia ha puesto de manifiesto que en Europa hay una excesiva dependencia de terceros. Pero Sanz de Madrid indica que “hay consenso en la necesidad de reindustrializar Europa para reducir esa dependencia”.

El problema, señala, es que “fomentar el crecimiento de un sector industrial del medicamento implica una visión amplia y a largo plazo”. Asimismo indica que hay que entender “la complejidad de un sector que necesita 10-12 años, 2.500 millones de euros y asumir muchos riesgos para desarrollar un medicamento y que precisa de diálogo estrecho con las autoridades y medidas que trasciendan el corto plazo de las políticas de precios”.


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