La aparición de la variante Delta del coronavirus ha abierto debate sobre la protección que confieren las vacunas frente a la misma. Compañías y autoridades investigan ya si podría ser necesario administrar una dosis de refuerzo con el fin de garantizar una mejor respuesta inmune ante la variante Delta.

Las empresas con vacunas autorizadas trabajan ya de diferentes maneras para determinar la manera de actuar al respecto.

Pfizer

En el caso de la vacuna de Pfizer & BioNTech, ambas compañías han anunciado que están testando la eficacia que tendría una tercera dosis para frenar la variante Delta. En un comunicado, precisan que el ensayo parte de la hipótesis de que, al administrar esta tercera dosis, se podrían lograr unos niveles de eficacia similares a los que esta vacuna ha demostrado alcanzar contra la variante beta -también conocida como sudafricana-.

Al mismo tiempo, Pfizer y BioNTech trasladan que han desarrollado una versión actualizada de la vacuna con la que pretenden potenciar la eficacia ante las variantes que han emergido; esta, tendría como diana la proteína S al completo, lo que se prevé sea útil para abordar la variante Delta. Así, informan de que ya han completado la producción de las primeras dosis que irán destinadas a evaluación en ensayos clínicos. Estos estudios están sujetos ahora a la aprobación de las agencias regulatorias.

Hasta que se consiga contar con datos concluyentes sobre esta nueva versión de la vacuna de Pfizer y BioNtech, la vista a corto plazo está puesta en la tercera dosis. Las compañías tomarán como referencia los datos de los estudios, sumados a los que se extraigan de la administración de la tercera dosis en Israel. Esta decisión sobre la tercera dosis se ha tomado teniendo en cuenta que, en países como Israel la variante delta se está convirtiendo en la predominante; así, aunque la protección frente al desarrollo de enfermedad severa sigue siendo alto, al observar datos de contagios e infección sintomática, sí han aumentado las cifras.

Por ello, los estudios tanto clínicos como en vida real parten de la hipótesis de que la tercera dosis podría otorgar una protección valiosa frente a nuevas variantes.

Moderna

A finales de mayo, el CEO de la biotecnológica estadounidense Moderna, Stéphane Bancel, aludía a la necesidad de una tercera dosis de refuerzo de su vacuna. Al igual que en el caso de Pfizer, la llegada de nuevas variantes del SARS-CoV-2 era la que motivaba esta posibilidad.

Aquí, Bancel declaraba que habían comenzado a testar la vacuna ante nuevas variantes con diferentes estrategias. “Creemos que nuestra vacuna será eficaz durante un periodo de uno a tres años, en función de cada sujeto, salvo que surjan nuevas variantes que acrecenten la amenaza; por eso debemos anticiparnos y vacunar con una tercera dosis a aquellos grupos de riesgo desde final de verano”, indicaba.

Entre los grupos que primero deben recibir el preparado, especificaba que se encuentran “aquellos que se encuentran en residencias de ancianos, que recibieron su primera dosis a principio de año”. Retrasar la administración de esta dosis, dice, “provocaría numerosas hospitalizaciones y muertes”. Por ello apuntaba que llegará un punto en que “todos los adultos, incluso los jóvenes deberán recibir un refuerzo para proteger a las personas frágiles no vacunadas”.

En la actualidad, Moderna está llevando a cabo un estudio en Estados Unidos para determinar la idoneidad de administrar esta tercera dosis en personas que reciban trasplantes de órganos.

Janssen

En la actualidad, la farmacéutica Janssen no ha informado que haya puesto en marcha ningún estudio para evaluar la protección que confiere su vacuna frente a la variante Delta. Al no contar con datos al respecto, existen opiniones enfrentadas sobre la estrategia a seguir.

En un encuentro organizado por la agencia de noticia Reuters, varios facultativos estadounidenses afirmaron que habían recibido la vacuna de Janssen y habían decidido inocularse una segunda dosis de Pfizer o Moderna para reforzar la respuesta inmune, alegando que estas sí que cuentan con estudios que certifican su protección frente a la variante delta.

Sin embargo el CDC, centro de control de enfermedades del país, no está recomendando dosis de refuerzo. Asesores de la agencia manifestaron en un encuentro público celebrado recientemente que tampoco existe evidencia de que esta variante reduzca la eficacia de las vacunas.

AstraZeneca

Desde AstraZeneca comunicaron a finales del mes de junio que una tercera dosis de su vacuna administrada al menos seis meses después de la segunda, aumentó los niveles de antucuerpos seis veces y mantuvo la respuesta de las células T.

Asimismo, añaden que inocular esta tercera dosis de ‘recuerdo’ unos meses después, confirió una mayor actividad neutralizante tanto contra las variantes Alfa, como la Beta o la Delta. Otro de los datos que reportan desde AstraZeneca es que la segunda y tercera dosis provocan menos reacción en aquellas personas a las que se administra que la primera.

En palabras de Mene Pangalos, vicepresidente ejecutivo de I+D de productos biofarmacéuticos, “demostrar que nuestra vacuna genera una respuesta inmune sólida y duradera es importante para brindar confianza en la protección a largo plazo; esperamos seguir colaborando con la Universidad de Oxford y recomendar organismos de todo el mundo para evaluar más a fondo el impacto de estos datos”.


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