N. S. Madrid | viernes, 08 de noviembre de 2019 h |

La prestación farmacéutica del Sistema Nacional de Salud ha incluido dos nuevos fármacos para el tratamiento de la migraña crónica. Aimovig (erenumab) de Novartis, y Emgality (galcanezumab) de Lilly, son dos nuevos tratamientos preventivos para pacientes de migraña crónica. Ambos fármacos están indicados para pacientes de migraña crónica, en aquellos casos que reportan más de ocho episodios de migraña al mes y que previamente han fracasado en tres tratamientos preventivos.

Estos tratamientos se presentan en una pluma precargada que debe ser prescrita por el neurólogo y que se proporciona en el servicio de farmacia hospitalaria para que sea el propio paciente quien se administre el fármaco.

La migraña es una enfermedad altamente incapacitante, que de manera habitual —y errónea— es considerada como un simple dolor de cabeza, pero que impacta con fuerza sobre la rutina de los pacientes. Esta enfermedad, de origen neurológico, afecta al 12 por ciento de la población, con una incidencia mucho mayor en mujeres.

Aimovig representa una gran novedad terapéutica puesto que su mecanismo de acción se basa en bloquear al receptor del péptido relacionado con el gen de la calcitonina (CGRP-R) en lugar de al péptido en sí mismo, lo que minimiza los efectos adversos en el paciente. Este anticuerpo monoclonal ha demostrado una alta seguridad y eficacia, quedando uno de cada tres pacientes libres de enfermedad a largo plazo tras su aplicación, y uno de cada dos notaron una reducción significativa de las crisis de migraña.

Según Lupe Martínez, directora médica de Novartis en España, Aimovig es el único anticuerpo monoclonal totalmente humano diseñado específicamente para prevenir la migraña, lo que representa una nueva esperanza para los pacientes. El hecho de que sea totalmente humano se traduce en que el fármaco es menos inmunogénico.

Emgality presenta resultados muy similares en pacientes de migraña crónica. La principal diferencia que presenta Emgality es que se trata de un anticuerpo monoclonal humanizado, es decir, que cuenta con un 10 por ciento de proteína de origen animal.

A pesar de que ambos fármacos se presentan como alternativa ante el fracaso de tres tratamientos previos, los expertos esperan que, en un futuro, puedan ser incluidos como tratamientos en primera línea.