En Europa, la baja representación de mujeres continúa caracterizando al sistema europeo de ciencia y tecnología, sólo el 21 por ciento de los investigadores en los niveles más altos, son mujeres. Sin embargo, el sector biotecnológico cuenta desde hace más de una década con un alto número de mujeres trabajando en actividades de I+D+i, siempre por encima de la media española. En 2017, según datos de la Asociación Española de Bioempresas (Asebio), las mujeres trabajando en biotecnología representaron casi el 60 por ciento y las investigadoras son casi el 54 por ciento. Ambas cifras sitúan al sector biotecnológico claramente por encima de la media, (en España sólo el 40 por ciento del personal que trabaja en I+D son mujeres, y tan sólo el 38 por ciento son investigadoras).

En el marco del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, la Asociación Española de Bioempresas (AseBio), ha organizado un encuentro con mujeres que trabajan en el sector con proyectos altamente innovadores y de impacto para poner en valor el peso que las mujeres tienen en el campo de la biotecnología. “El sector biotecnológico es especial, entre otras cosas, porque cuenta desde hace más de una década con un alto número de mujeres trabajando en actividades de I+D+I siempre por encima de la media española”, ha asegurado su presidenta, Ana Polanco.

Sin embargo, tal y como se remarcó durante el encuentro, es una realidad el hecho de que las niñas siguen sin ser mayoría en muchas de las carreras STEM. Y es que, aunque es cierto que las mujeres matriculadas en biotecnología representan ya el 61,5 por ciento, en otras carreras el porcentaje es realmente escaso. Por ejemplo representan solo el 25 por ciento en ingenierías o el 15 por ciento en informática, según el “Libro Blanco de las mujeres en el sector Tecnológico” publicado por el Ministerio de Economía y Empresa.

Importancia de la educación

En este sentido, Carmen Vela, ex secretaria de Estado de Ciencia e Innovación y fundadora de la Asociación de Mujeres Investigadores y Tecnólogas, apuntó a la educación. “Tenemos un problema si las niñas no pueden estudiar lo que quieran por sentirse inferiores. Es un problema que nos hace reflexionar sobre cómo formar a los profesores”.

De hecho, tal y como destacó Rocío Arroyo, CEO de Amadix, ganadora del South Summit 2018, “Las niñas pequeñas reciben juguetes que no estimulan la curiosidad, y sería fundamental para crear el interés en la ciencia”. Por eso, Arroyo ha animado a las más jóvenes a “adentrarse en el mundo de la investigación y el emprendimiento porque el mundo necesita ciencia, y la ciencia a las mujeres”.

Por su parte, María Segura, subdirectora general y directora técnica de AlgaEnergy, remarcó la importancia de la corresponsabilidad, pues, dijo, “la conciliación familiar y laboral debe ser un papel fundamental en las empresas”.

Por último, Eva Ortega, directora del Biobanco del Centro Nacional de Investigación Oncológicas y Secretaria General de RAICEX (Asociación de Científicos Españoles en el Exterior) puso sobre la mesa un informe publicado por la Asociación de Científicos Españoles en el Reino Unido, CERU, con encuestras realizadas en varias instituciones españolas y que muestran que “el 46 por ciento de las investigadoras piensa que ser mujer afecta negativamente a su carrera profesional”. Sin embargo, “tan sólo el 10% de sus compañeros percibe que ser mujer supone una desventaja”. Además, el 70 por ciento de las mujeres piensa que las investigadoras no ocupan suficientes puestos de liderazgos en España, frente al 53% de los hombres que opinan lo mismo”, resaltaba Eva Ortega, Directora del Biobanco del Centro Nacional de Investigación Oncológicas y Secretaria General de RAICEX (Asociación de Científicos Españoles en el Exterior).