En 1976, la República del Congo fue testigo del primer brote documentado de ébola, donde se detectaron 3.418 casos y 2.830 muertes con una tasa de letalidad de 83 por ciento. Este brote fue causado por el virus Ébola-Zaire, una de las cepas más epidémicas y mortales de la historia. Por su parte, el brote de 2013-2016 que comenzó en África occidental ha sido mayor brote registrado, con un total de 28.610 casos y 11 308 muertes en todo el mundo.
Este virus pertenece al Grupo de Riesgo 4, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo que implica que requiere la máxima contención, expresada en un Nivel de Bioseguridad 4. La combinación de su notable capacidad de replicación y su alta patogenicidad complica considerablemente el avance en el conocimiento de este patógeno, imponiendo desafíos significativos en los esfuerzos científicos y de salud pública para comprender y combatir sus efectos.
Sin embargo, los proyectos de colaboración a nivel internacional han conseguido abrir diversas líneas de investigación. Así se ha destacado durante la intervención de Rafael Delgado, investigador en el Instituto de Investigación Hospital Universitario 12 de octubre de Madrid (i+12) y profesor del Departamento de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, durante la conferencia ‘Virus Ébola: una emergencia en África con potencial impacto global’, organizada por la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (RAC) y la Sociedad Española de Virología (SEV).
“Persisten incógnitas respecto al reservorio natural del virus en la naturaleza. Todo apunta a que ciertas especies de murciélagos actúan como portadoras del virus, el cual luego se transmite a otras especies de animales y, eventualmente, alcanza a los seres humanos”, indicó el conferencista, Asimismo, el especialista incidió en que “hasta día de hoy” no se ha conseguido cultivar el virus de ningún animal salvaje.
No obstante, el patógeno se transmite por contacto directo con sangre y fluidos de personas infectadas, y no por vía respiratoria como el SARS-CoV-2, por lo que sería “difícil” que se produjese una extensión pandémica similar al coronavirus, aunque sí cadenas de transmisión en áreas densamente pobladas donde las medidas de detección rápida, aislamiento y rastreo de contactos no están bien establecidas.
“Se trata de un virus con una gran capacidad de replicación, pudiendo afectar a cualquier célula del organismo, así como todos los órganos del cuerpo. Dada su peligrosidad, se requiere abordar el estudio y manejo de este virus en instalaciones de alta contención de bioseguridad, con el fin de prevenir cualquier posible propagación accidental.”, continuó el especialista.
En este sentido, algunos países han construido rápidamente nuevos centros de investigación o tratamiento para hacer frente a este virus. “En España, actualmente no existen instalaciones de nivel 4, siendo la más cercana ubicada en Lyon (Francia)”, añadió.
Tratamientos actuales
La dificultad mencionada para abordar este virus también afecta la posibilidad de realizar ensayos clínicos en entornos reales con pacientes infectados. A pesar de estos desafíos, se logró llevar a cabo un ensayo clínico a finales de 2020 en la República del Congo.
El ensayo PALM consiguió reclutar a 681 pacientes para la administración intravenosa del anticuerpo monoclonal triple ZMapp, el agente antiviral remdesivir, el anticuerpo monoclonal único MAb114 o el anticuerpo monoclonal triple REGN-EB3.
“MAb114 y REGN-EB3 fueron los anticuerpos más eficaces. Aun así, la mortalidad fue del 70 por ciento en los pacientes con alta carga viral”, especificó para incidir en que cuando la enfermedad se encuentra en una fase muy avanzada “es muy difícil revertirlo con antivirales”.
Estos dos anticuerpos fueron aprobados por las agencias reguladoras y son los dos únicos anticuerpos monoclonales disponibles. Sin embargo, solo son eficaces frente a la variedad Zaire, al igual que las dos vacunas contra el ébola.
“No tenemos nada para la variedad Sudán, la segunda cepa que más brotes provoca”, subrayó.
Futuras líneas de investigación
Proyectos de colaboración en todo el mundo están inmersos en numerosas líneas de investigación para dar con la tecla frente a este virus:
- Relevancia biológica de la interacción contra el receptor DC-SIGN.
- Antivirales candidatos a fase preclínica
- Eficacia de antivirales en modelos primates no humanos
- Eficacia vacunación oral en modelos animales (ratón).
- Prueba de concepto de vacunas con GP delta-mucina.
- Desarrollo de vacunas de amplio espectro (filovirus).
- Proyecto EDCTP-RC-DRC-UGA. “A través de un proyecto de financiado por la Unión Europea tenemos la posibilidad de colaboración con los grupos que están en contacto con los supervivencias en República del Congo y Uganda para estudiar los biomarcadores inmunológicos en esa población”, concluyó Delgado.